El astillero español Navantia ha completado recientemente con éxito en sus instalaciones de Cartagena las pruebas en el sistema AIP (siglas en inglés de Propulsión Independiente del Aire) presentado al programa P75I de India para la construcción en el país asiático de seis submarinos convencionales equipados con un sistema de este tipo.
En este programa, el constructor naval, junto con su socio local Larsen and Toubro (LT), oferta un submarino basado en el S-80 con el mismo sistema AIP que llevarán los cuatro sumergibles encargados por el Ministerio de Defensa español para la Armada.
A las pruebas asistió el Comité Técnico de Evaluación (TEC) del Ministerio de Defensa de India, además de representantes de la empresa Larsen and Toubro. Durante las mismas, se cargaron las baterías del submarino S-81 Isaac Peral ya operativo, demostrando satisfactoriamente la operación del sistema AIP desde el sistema de control de plataforma del submarino, según ha podido confirmar Infodefensa.com.
En las pruebas se probaron diferentes condiciones de funcionamiento y operación, entre las que se incluye la operación del Motor Eléctrico Principal (MEP) del submarino a diferentes velocidades y cotas. Una vez finalizadas las pruebas del AIP, el TEC preparará un informe que recogerá los resultados de las pruebas realizadas por Navantia a finales de junio y las que llevó a cabo la firma alemana TKMS a finales de marzo, el otro competidor en el programa de submarinos indio. El informe del TEC pasará por un proceso de revisión dentro del Ministerio de Defensa del país asiático.
"Los resultados han mostrado que el AIP de tercera generación de Navantia es el más avanzado, compacto y seguro del mercado, además del de mayor capacidad", destacan desde la compañía española. Junto a los elementos técnicos, la oferta de Navantia incluye el compromiso de la compañía con el objetivo ‘Make in India’ a través de la transferencia de tecnología (ToT) y de su asociación con el astillero privado indio Larsen and Toubro.
¿Cómo funciona el sistema de Navantia?
Navantia ha desarrollado para los submarinos de la clase S-80 de la Armada el sistema AIP de tercera generación BEST (Bio Ethanol Stealth Technology), con el objetivo de resolver el problema de la autonomía en los nuevos programas de submarinos.
El AIP BEST de Navantia genera hidrógeno a demanda a partir de un combustible líquido (bioetanol) que se almacena en tanques estructurales convencionales a temperatura y presión ambiente. El resultado es una solución de diseño más eficiente, segura y rentable desde el punto de vista del mantenimiento que el hidrógeno almacenado en cilindros de hidruros metálicos, destaca el constructor naval español.
El sistema, explica la empresa, genera la energía adecuada para cargar las baterías y permite al submarino patrullar manteniendo el máximo sigilo. Además, el uso de bioetanol en lugar de un combustible fósil elimina el riesgo potencial de detección por rastros químicos mediante olfateadores.
La tecnología de pilas de combustible con almacenamiento de hidruros metálicos en los años 90 supuso un salto cualitativo en el desarrollo de los sistemas anaeróbicos, habiéndose instalado en más de 50 submarinos de unas 2.000 toneladas de desplazamiento sumergido. Sin embargo, esta tecnología denominada de segunda seneración, tiene una capacidad de almacenamiento que aporta una autonomía de unos pocos días, y la integración de sus voluminosos y pesados cilindros de hidruro implica una restricción del diseño del submarino, haciéndolos inviables para los SSK oceánicos.
Por esta razón, en los submarinos de más de 3.000 toneladas de desplazamiento sumergido, las ventajas de este sistema se reducen drásticamente en comparación con una solución basada en la integración de cámaras de baterías adicionales con tecnología de iones de litio.
Los nuevos programas de construcción de submarinos oceánicos exigen un nuevo salto cualitativo en tecnología para adquirir plataformas con un mayor orden de autonomía operativa sumergida, lo que disminuye exponencialmente la probabilidad de ser detectado. Esto implica que los requisitos de autonomía y resistencia en inmersión a baja velocidad se medirán ahora en semanas en lugar de días, lo que exige resolver el reto de llevar a bordo una mayor densidad de potencia sin comprometer el diseño ni otras capacidades de la plataforma.