El Consejo de Ministros ha autorizado la adquisición de sistemas lanzacohete 90 milímetros, con sus diferentes cabezas de combate, así como un sistema de entrenamiento para la instrucción y adiestramiento del personal a través de un acuerdo marco dotado con 73.681.960 euros y una duración de dos años ampliable a dos más.
Estos sistemas, según se ha explicado desde el Consejo, "son empleados por las Fuerzas Armadas en la realización de ejercicios tácticos en territorio nacional, y durante la fase de preparación para la proyección de fuerzas, dado que forman parte del material que se traslada a zona de operaciones".
La licitiación fue iniciada por el Ejército de Tierra a primeros de este mismo mes con la publicación del anuncio previo por un importe de 40,5 millones de euros –impuestos incluidos- durante los dos próximos años, 73 con la mencionada prórroga de dos años más. No obstante, todavía no se conocen los detalles de la litación (número de unidades a adquirir, precio fijado por unidad y plazos de entrega).
Salvo sorpresa, el Ejército de Tierra elegirá de nuevo el lanzacohetes C90 de la española Instalaza, en servicio en las unidades en distintas versiones, y el único de este tipo operativo en las Fuerzas Armadas españolas.
El contrato estará gestionado por la Junta de Contratación del Ejército de Tierra mediante procedimiento negociado con publicidad y tramitación ordinaria, y establece la firma de un acuerdo marco que regirá los sucesivos contratos.
Desechable y de fácil manejo
El C90 es un lanzacohetes desechable diseñado para entrenar en escena, actuar y salir rápidamente. Por ejemplo, un soldado podría atacar una columna de blindados, dejar el arma y salir de la zona sin cargar la necesidad de carga con armamento. Al ser desechable, tampoco necesita un mantenimiento o llevar munición extra. Además, evita tener que transportar el arma una vez que ya no hay munición.
Una ventaja del C90 es que su empleo es bastante simple. Prácticamente, solo hay que colocar el tubo en el hombro, mirar por el visor de puntería, quitar el seguro y apretar el botón de disparo. Su uso no requiere un entrenamiento específico. En apenas un minuto, cualquier persona puede aprender a utilizarlo.
Uno de los productos estrellas para Ucrania
Esta facilidad de uso y su efectividad lo ha convertido en una de las armas más utilizadas por los ucranianos contra los rusos. Como curiosidad, destacar que Ucrania enseña a manejar el C90 a sus militares por redes sociales, lo que da una muestra de su sencillez de manejo.
España facilitó a las autoridades de Kiev en un primer envío de armamento a principios de marzo un lote de 1.370 lanzagranadas C90, fabricado por la empresa Instalaza. El C90 está pensado para su empleo por la infantería a pie y puede utilizar diversas municiones (contracarro, doble propósito -antiblindaje más fragmentación-, antibunker o fumígena) integradas en su tubo lanzador desechable.
La contracarro, que están utilizando en Ucrania, tiene una capacidad de penetración en acero de blindaje de 500 mm y de 1.000 mm en hormigón. El peso ronda los cinco kilos -con munición incluida-, lo que permite el transporte relativamente cómodo al hombro, colgado de una cinta o en una mochila. La granada de 90 mm está dentro del tubo dotado con un motor cohete que la impulsa, mientras que el alcance eficaz es de unos 400 metros.