Estados Unidos, como fabricante de estos aviones, ya ha dado luz verde al suministro a Ucrania de aviones de cazas F-16. En un movimiento que recuerda al que Alemania dio el pasado enero impulsando el envío de carros de combate Leopard 2, el anuncio de Washington prepara la llegada definitiva de los ansiados aviones para ayudar al país en guerra. La diferencia es que la autorización alemana, como país fabricante de los tanques, fue acompañada del compromiso de un envió inicial de 14 unidades. De momento, el Pentágono no ha revelado ningún suministro concreto de un arma mucho más compleja que un carro de combate.
En todo caso, la medida supone superar una nueva línea roja en la escalada del suministro de armamento a Ucrania desde que Rusia trató de invadirla, en febrero de 2022. Desde entonces, los aliados occidentales han ido superando una tras otra las barreras marcadas por Moscú. El suministro de sistemas de defensa aérea Patriot, comprometido a finales de 2022 por Estados Unidos y seguida a continuación por Alemania y Países Bajos, supuso uno de esos momentos. Días después, Francia incrementó la apuesta de la ayuda a Ucrania anunciando el suministro de cazacarros AMX-20 RC, que actuó de preámbulo al posterior envío de carros de combate occidentales, iniciado por Reino Unido a mediados de enero, y que arrancó definitivamente con el citado compromiso alemán, de finales de ese mes.
Como en el caso de los Leopard 2, los F-16 componen un arma muy demandada por las autoridades ucranianas. Con ella el país podría incrementar su poder militar como no lo ha hecho hasta ahora con ninguno de los equipos que ha recibido, ya que le podría permitir incluso obtener una superioridad aérea para arrancar una contraofensiva decisiva, aunque para eso tendría que contar con un número de aeronaves que tampoco es factible que alcance.
Otra diferencia respecto a las anteriores líneas rojas superadas es que esta fue expresamente marcada por el Kremlin desde el inicio del conflicto. El Ministerio de Defensa ruso advirtió entonces, expresamente, que el uso por parte de las fuerzas ucranianas de aeródromos de otros países (desde donde tendrían que llegar los nuevos aviones) para combatir a sus fuerzas “puede considerarse como la participación de esos países en el conflicto armado”. El temor a una expansión del conflicto, que obligaría a la OTAN a intervenir si se viese afectado alguno de sus socios en la zona, alimentó la prudencia en torno a este tipo de envíos que, singularmente, fue uno de los primeros que se señaló como posible para ayudar al país. El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, fue ,en concreto, el primero, apenas unos días tras el inicio de la guerra, la posibilidad de enviar aviones de combate provenientes de Estados miembros que “tienen este tipo de aviones”, atendiendo a una petición previa del ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba.
MiG 29 de Polonia y Eslovaquia
Polonia y Eslovaquia anunciaron el pasado marzo el suministro de cazas MiG 29 a Kiev, lo que se interpretó como un nuevo paso en la ayuda militar al país. Si bien en los meses precedentes ya habían llegado algunos aviones desde el exterior para ayudar a Ucrania, este anuncio evidenció la superación de los temores que en los primeros momentos de la guerra había supuesto este escenario. A principios de marzo de 2022 Estados Unidos ya comenzó a presionar para que algunos socios de la OTAN que cuentan con estos aparatos de origen soviético los hiciesen llegar a Ucrania. En las siguientes jornadas se produjeron unos singulares movimientos diplomáticos. Polonia acabó accediendo a suministrar sus aviones, pero a través de Estados Unidos. El propio Ministerio de Asuntos Exteriores polaco anunció el 8 de marzo en una nota oficial que enviaría todos sus cazas MiG-29 a la base que el Pentágono tiene en Ramstein, Alemania, lo que dejaba en manos de Washington, y con implicación de Berlín, el envío final de los aviones a Ucrania.
La medida no gustó a los estadounidenses, ni tampoco a los alemanes, que la rechazaron. “La perspectiva de que los aviones de combate [puestos por Polonia] a disposición del Gobierno de EEUU partan a una base de EEUU y la OTAN en Alemania para volar al espacio aéreo sobre Ucrania, disputado con Rusia, plantea serias inquietudes para toda la alianza”, replicó entonces el secretario de prensa del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby.
Pilotos ucranianos en EEUU desde hace meses
La luz verde ahora de Washington para que lleguen finalmente los ansiados F-16 a Ucrania incluye su respaldo a la formación de militares ucranianos para publicarlos. Sin embargo, atendiendo a las declaraciones que realizó a principios de año Yurii Ihnat, portavoz de las Fuerzas Aéreas ucranianas, ya hay pilotos de su país que han visitado Estados Unidos desde hace meses y se ha asignado fondos para su formación, lo que se puede interpretar como una preparación para el posible uso de aviones occidentales en la guerra.
También el pasado enero Países Bajos ya se mostró dispuesta a considerar el envío de F-16 a Ucrania.
Ahora, ese tipo de anuncios crece como la espuma. Reino Unido, Bélgica y Dinamarca, además de Países Bajos, ya han mostrado su satisfacción por la decisión norteamericana. Londres, además, ha anunciado que formará a pilotos ucranianos desde el próximo verano, y Francia, por su parte, también ha revelado su disposición a formar pilotos ucranianos en el manejo de cazas occidentales. Portugal es otro de los países que ha anunciado su participación en la denominada coalición de aviones de combate, que se ha creado para facilitar a este esfuerzo, en una fórmula similar a la que se configuró para el suministro de carros Leopard 2, y de la que forma parte España, entre otros. El compromiso de Lisboa pasa igualmente por la formación de pilotos y personal en tierra que ayude al despliegue de los F-16.
Según el anuncio realizado por un portavoz estadounidense, tras el encuentro de los líderes del G7 hace unos días en Japón, "a medida que se desarrolle el entrenamiento en los próximos meses [de pilotos ucranianos en el manejo de cazas de cuarta generación, incluidos F-16], nuestra coalición de países que participan en este esfuerzo decidirán cuándo se envían los cazas, cuántos serán y quién los suministrará”. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, ha apuntado que el anuncio estadounidense supone una “decisión histórica”.