El auditor revela que la Marina Australiana prefería fragatas españolas o italianas y que la elección británica va a peor
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El auditor revela que la Marina Australiana prefería fragatas españolas o italianas y que la elección británica va a peor

El programa ya ha incrementado 6.200 millones de euros sus costes, lleva año y medio de retraso y se plantea una reducción de los buques previstos
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Aspecto de una futura fragata Type 26. Imagen BAE Systems
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El programa de nueve futuras fragatas de la clase Hunter para la Marina Real Australiana (RAN) continúa dando disgustos al país. Ahora es la Oficina Nacional de Auditoría de Australia (Anao) la que ha echado un importante jarro de agua fría al concluir que el proyecto está “experimentando un retraso de 18 meses y costes adicionales debido en gran parte a la inmadurez del diseño”. El informe ha sido presentado al parlamento de australiano esta semana y también apunta a una posible reducción del número de buques previstos.

La victoria de la firma británica BAE Systems en este proyecto a mediados de 2018, frente a la española Navantia y la italiana Fincantieri, no se correspondió con las preferencias de la propia RAN, que se mostró más inclinada por los otros dos competidores, y ahora además está disparando sus costes y los atrasos. La Anao recoge registros del ministerio de Defensa que revelan que la evaluación inicial de ese departamento concluyó también que las fragatas del modelo Fremm italiano y del modelo F-100 español eran mejores opciones para Australia que el diseño británico Tipo 26 finalmente elegido.

El programa, denominado Sea 5000 y que se basa en el diseño del buque británico Type 26, ha superado con creces su coste previsto de 35.000 millones de dólares australianos (casi 21.600 millones de euros al cambio actual), y ahora se le estiman 10.000 millones más (casi 6.200 millones de euros adicionales), además de que acumula también un retraso de año y medio.

El documento que la Anao ha publicado compone un informe largamente esperado sobre este programa, que está resultando muy controvertido en el país. De hecho ya se estimaba que su coste se había disparado hasta al menos 44.000 millones de dólares australianos (la auditoría conocida publicada esta semana lo sitúa en 45.000 millones). Un equipo de ingenieros implicados en este proyecto elaboró un informe en 2021 planteando importantes dudas sobre la buena marcha de los trabajos.

Lejos de ser coherente

El analista Marcys Hellyer, del Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI), recogió entonces que el documento de los ingenieros, fechado en noviembre de 2021, “indica que el diseño [del buque británico] está lejos de ser coherente”. El experto lo consideró un diseño inmaduro que plantea dificultades tan serias como la necesidad de incrementar su tamaño, de las 8.000 toneladas a las 10.000, lo que supone una importante reducción de su rendimiento, entre otras dificultades. La búsqueda de una solución podría dilatar la recepción de los barcos notablemente.

La auditoría de la Anao critica al ministerio de Defensa además por no conservar documentos clave “y no considerar si los contribuyentes estaban obteniendo valor por su dinero durante el proceso de licitación”, informa la cadena propiedad del Gobierno australiano ABC (Australian Broadcasting Corporation). El informe recoge que en enero de 2023 ya “se pronosticaba que el proyecto superaría la totalidad del presupuesto del proyecto aprobado por el Gobierno en una cantidad significativa”. Además, la entrega de la primera fragata, programada para principios de 2031, se retrasará probablemente hasta, al menos, mediados de 2032, estima el auditor.

Las Fremm y F-100 eran más viables

Llama especialmente la atención la parte en la que se recoge que los registros de Defensa indican que inicialmente “el Fremm italiano (Fincantieri) y el F-100 modificado (Navantia) fueron considerados los dos diseños más viables y que el Tipo 26 o el Fremm francés deberían progresar como una tercera opción". Y añade: “Los funcionarios no evaluaron la relación calidad-precio de los tres diseños en competencia, ya que el Plan de evaluación de licitaciones (TEP) propuso que el Gobierno lo hiciera”.

Estas revelaciones, apunta ABC, están aumentando las especulaciones sobre la posibilidad de que finalmente se reduzca el número previsto de nueve fragatas Hunter, como parte de una revisión rápida de la flota de superficie anunciada en la Revisión Estratégica de Eefensa.

Oferta de Navantia para cubrir el hueco

Con las críticas al programa de las nuevas fragatas que ya estaban de fondo, Navantia anunció el pasado febrero una oferta no solicitada para Australia de nueve buques (tres destructores adicionales de la clase HobartAWD–, ya en servicio, más seis corbetas del modelo Avante 3000) para que el país pueda cubrir el hueco de capacidades que previsiblemente se la va a abrir en los próximos años.

La empresa propuso, en concreto, dos fórmulas para el suministro de las seis corbetas Avante 3000 que propone. Una pasa por la construcción en España de los barcos, que serían similares a las que ahora fabrica el astillero de San Fernando (Cádiz) para Arabia Saudí, y que se entregarían en 2029 por un coste estimado de 600 millones de euros cada uno. La segunda opción se centra en la construcción de los buques en Australia, lo que elevaría el coste hasta los 800 millones por barco y dilataría las entregas hasta 2032. Junto a los tres Hobart adicionales, el lote completo de nueve buques alcanzaría los 7.000 millones de euros (11.350 millones de dólares australianos al cambio actual).

110.000 toneladas de origen español

Navantia ya acumula en los últimos ocho años más de 110.000 toneladas en grandes buques militares entregados a la RAN. Se trata en concreto de dos buques de asalto anfibio (el HMAS Adelaide y el HMAS Canberra, de 231 metros de eslora y 27.000 toneladas cada uno), tres destructores AWD de la clase Hobart (el HMAS Hobart, el HMAS Brisbane y el HMAS Sydney, de 147 metros de eslora y 6.250 toneladas cada uno) y dos buques de suministro (el HMAS Stalwart y el HMAS Supply, de 174 metros de eslora y 19.500 toneladas de desplazamiento cada uno). Además ha entregado 12 embarcaciones de desembarco LLC, basadas en el modelo español LCM-1E, de 23 metros de eslora y 110 toneladas a plena carga cada una.



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