A 130 años de la fundación de Puerto Toro en la isla Navarino
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A 130 años de la fundación de Puerto Toro en la isla Navarino

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Puerto Toro, poblado de la actual comuna de Cabo de Hornos en la Provincia Antártica Chilena y perteneciente a la Región de Magallanes y Antártica Chilena, cumplió 130 años de su fundación en noviembre recién pasado.

El primero en proponer la creación de un poblado en las islas australes y particularmente en Navarino, en octubre de 1891, fue el gobernador subrogante del Territorio de Magallanes e importante vecino de Punta Arenas, Rómulo Correa, y meses después por el gobernador titular Daniel Briceño.

Correa, por esa fecha, llamaba la atención del gobierno en Santiago que, la zona ubicada al sur del canal Beagle, luego del tratado chileno-argentino de 1881 y de la confirmación soberana de aquellos extensos territorios, precisaba una mayor integración y atención administrativa. En parte importante, por la llegada y rotación de numerosos buscadores de oro en los lavaderos descubiertos en 1890 en las islas australes requería la presencia de autoridades que pudieran hacer frente a un sinnúmero de situaciones surgidas entre esos ocasionales habitantes y para hacer cumplir la ley chilena; estos motivos habrían conducido a que Correa sugiriera la instalación de un asentamiento en algún punto de la isla de Navarino.

En abril de 1892, en la memoria dirigida por Briceño al ministro de relaciones exteriores y colonización, este presentaba un completo análisis de la situación socioeconómica por la que atravesaba el Territorio de Magallanes y entre los numerosos aspectos tratados, sostuvo la urgencia de instalar un poblado y una autoridad marítima en la isla Navarino para en la ‘zona austral de la República’ – así llamada por él – proteger el interés nacional; asimismo, la medida permitiría tener un control sobre el creciente movimiento de embarcaciones chilenas que estaban visitando esos parajes. En esa misma dirección, Briceño creía que, desde ese futuro poblado era posible realizar vigilancias en el espacio austral, prestar auxilio a los náufragos y colaborar en la distribución de la correspondencia de los habitantes que vivían en esos alejados puntos del territorio de Magallanes. Todos estos objetivos, sin embargo, no era posible cumplirlos sin que la gobernación dispusiera de un vapor de bajos costos de operación, similares al de la escampavía Toro de 150 toneladas de desplazamiento, capaz de navegar a vela e incluso, llegar a usar leña.

Por estas razones y, especialmente, porque en 1889 la ensenada ya había sido bautizada con el nombre de la escampavía Toro de la Armada de Chile, éste quedó inmortalizado en el nuevo poblado al sur del canal Beagle.

Manuel Señoret y su rol fundamental

El capitán de navío Manuel Señoret Astaburuaga, sucesor de Briceño en la gobernación del Territorio de Magallanes fue quien materializó las propuestas de Correa y Briceño, respectivamente. Apenas asumió su cargo en la Gobernación y se puso al tanto de lo informado al gobierno por su antecesor, hizo suyas de inmediato, muchas de sus observaciones, puntos de vista y conclusiones. De todas estas, consideró y asignó la mayor importancia a la instalación de un poblado en las ‘islas australes y adyacentes’ una subdelegación marítima para el ‘cumplimiento de nuestras leyes y nuestro derecho de dominio’ y para tratar de evitar la intromisión u ocupación de otras naciones interesadas en aquellos territorios al sur del canal Beagle.

El 27 de septiembre de 1892 Señoret solicitó al gobierno autorización para dirigirse ‘a las Islas del Sur, llevando los elementos necesarios para construir las habitaciones y asentar los fundamentos de una futura población’. Calculaba el proyecto fundacional en una suma cercana a los 2.000 pesos y mientras esperaba la tramitación de esos recursos y preparaba el viaje, designó interinamente en el carácter de subdelegado al capitán de Ejército Ramiro Silva y, a su vez, nombró un cuerpo de policía integrado por un sargento y cuatro soldados. Sabemos que el gobierno con fecha 7 de octubre autorizó lo propuesto por Señoret y en el respectivo decreto se nombró subdelegado al ex militar Juan de Dios Olivares – quién tomó posesión de su cargo en fecha posterior -, especificándose que dependería del gobernador de Magallanes y que éste debía poner a su disposición la fuerza de policía y todos los elementos que se requerirían para el desempeño de sus funciones en el lugar que se estableciera el poblado.

Para trasladar al personal militar, a los futuros colonos y las cargas de animales vacunos y caballares, Señoret preveía utilizar la corbeta Magallanes por ser la nave de estación en Punta Arenas y presentar técnicamente todas la condiciones y capacidades para cumplir esa comisión.

Rumores contra la expedición e instrucciones decisivas para llevarla a cabo

Mientras Señoret se aprontaba a partir a la fundación del poblado en octubre de 1892, circuló en la prensa de Valparaíso y Santiago un conjunto de noticias mal intencionadas e infundadas sobre la explotación de oro en las islas australes. Señoret, con evidente molestia reaccionó ante las falsedades que envolvían esas noticias, aclarando y subrayando que hacia esa fecha sólo se habían extraído entre 1.000 y 1.200 kilos de oro y que en la isla Navarino y en la isla Lennox trabajaban cerca de 700 hombres, los cuales vivían en un ambiente inhóspito a causa de las inclemencias del tiempo y de insuficiente agua y provisiones.

Al acusar recibo de las instrucciones recibidas a fines de octubre de 1892, Señoret aprovechó de informar al gobierno que estaba a la espera de las novedades que traería el vapor Amadeo de las islas australes para zarpar con la cañonera Magallanes, el lunes 31 de octubre.

El zarpe de la Magallanes y un momento clave en nuestra historia austral

Finalmente, el zarpe de la Magallanes al mando del capitán de fragata Alejandro Silva Varela y con destino a las islas australes, se realizó el 1 de noviembre. Acompañaban a Señoret el capitán Ramiro Silva y ocho policías, un cabo y un sargento, Eustaquio Provoste, quien tenía a su cargo los trabajos que demandaba el establecimiento de un nuevo poblado y todos los materiales necesarios para la construcción, medicamentos y animales bovinos para comenzar la actividad ganadera en ese distrito.

Señoret es quien habría elegido el lugar de emplazamiento del nuevo poblado. A su entender esta fundación debía establecerse en algún punto de la costa nororiental de la isla de Navarino y entre todos estos, seleccionó a puerto Toro por estar más protegido de los vientos dominantes en la zona y por considerar que ese lugar - llamado en lengua yagán Afluruwaia – cumplía con el objetivo esperado por el plan del gobierno: a modo de ejemplo y en términos de distancias, el nuevo poblado se hallaba a cuatro millas de la isla Picton, a 10 de la isla Lennox, a 16 de la isla Nueva, a 35 de las islas Wollaston, a 55 del Cabo de Hornos y a 290 millas de Punta Arenas, la sede administrativa y política del territorio de Magallanes.

Más allá de la demora en las labores de desembarco de los materiales y pertrechos desde la Magallanes ‘a tierra’ - a partir del 3 de noviembre -, del despeje de terreno y edificación de la casa de la subdelegación en Puerto Toro, Señoret logró cumplir con los objetivos que se había comprometido y planteado al salir de Punta Arenas. Durante el tiempo de permanencia de la Magallanes en esa ensenada, los tenientes de esa nave, Baldomero Pacheco y Salustio Valdés, desarrollaron el primer levantamiento hidrográfico de ese puerto en las islas australes.

Puerto Toro y su rol estratégico

Por lo que se sabe, el 26 de noviembre de 1892 se fundó Puerto Toro, al sur del canal Beagle, frente a la isla Picton y como resultado de una nueva política de reorganización del espacio magallánico (Correa, Briceño y Señoret) post tratado chileno-argentino de 1881, la atención gubernamental prestada a las problemáticas y consecuencias surgidas por el descubrimiento de oro en las islas australes en 1890 y al inicio de la intensificación de la presencia nacional al sur del canal Beagle durante el período del gobernador Manuel Señoret.

Definitivamente, Puerto Toro desde esa fecha ha sido el poblado más austral de Chile y del mundo y, por su localización geográfica y estratégica, constituye el punto de intermediación y simbiosis natural entre el Chile austral americano y el antártico. 



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