Tal día como hoy, 25 de noviembre, pero de 1491, se firman las Capitulaciones de Granada, también conocidas como el Tratado de Granada, entre los Reyes Católicos y el sultán de Granada, Boabdil.
En este acuerdo, Boabdil renunciaba a la soberanía del reino a favor de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. A cambio, los monarcas cristianos garantizaban la tolerancia religiosa, lo que significaba que los granadinos no serían obligados a convertirse al cristianismo ni serían reprendidos por sus costumbres, tampoco podrían ser obligados a alistarse en el ejército en contra de su voluntad. Por otra parte, los que así lo requiriesen, serían juzgados conforme a las leyes granadinas y con jueces locales.
Aparte de eso, los Reyes Católicos exigían a Boabdil que entregasen la Alhambra, entre otras fortalezas y torres de la ciudad, en cuarenta días. A cambio, le serían devueltos su hijo, sus mujeres y sus criados, "excepto los que se hubieren vuelto cristianos". Isabel y Fernando también concedieron una amnistía y un indulto general a todos los prisioneros de Granada que fueran cristianos.
Solo ocho años después, en 1499, el cardenal Cisneros dinamitó el tratado -a petición de los monarcas de Castilla y Aragón- y se pusieron en marcha una serie de medidas represivas contra la población local que terminaron por provocar la rebelión del barrio del Albaicín.
Estas medidas incluían, entre otras, quemar todos los libros escritos en árabe (menos los que trataban sobre medicina) y la conversión forzosa de los granadinos al cristianismo. En este contexto, las mezquitas fueron trasformadas en iglesias y se prohibieron las festividades islámicas.