02/12/2008 (Infodefensa.com) - La ministra de Defensa, Carme Chacón, anunció que "en julio de 2009" se habrán "erradicado" todas las municiones de racimo con que cuentan las Fuerzas Armadas españolas y sólo quedarán "las estrictamente necesarias" para que los especialistas militares -zapadores e ingenieros- aprendan a desactivarlas.
Chacón realizó estas declaraciones durante una visita a las instalaciones de la compañía Fabricaciones Extremeñas (FAEX S.A.), empresa del grupo EXPAL, en El Gordo (Cáceres), lugar en el que se está trabajando en su destrucción, desmontaje, limpieza y reciclado.
El Ministerio de Defensa ha suscrito con FAEX un para el proceso de desmontaje y destrucción de estas municiones. Esta previsto que FAEX destruya más de 5.500 municiones de racimo, de las que unas 4.600 son granadas de mortero de fabricación española, 600 son bombas de racimo estadounidenses y las 400 restantes son bombas antipistas fabricadas también en España.
De esta manera, se pretende que en el primer semestre de 2009 esté finalizado por completo el proceso de destrucción de toda la munición de racimo. El presupuesto estimado para ello ronda los 5 millones de euros.
El director técnico de Desmilitarización de FAEX, Gregorio López, explicó que "casi el 80%" de los metales presentes en las diferentes bombas y municiones podrán ser reciclados, siendo "el 14%" en el caso del explosivo destinado a acciones "civiles como la minería o las obras de infraestructuras", informó la Agencia Europa Press.
Gregorio López destacó que toda las acciones sobre el armamento que se realizan se basan "en la seguridad para las personas y el respeto por el medio ambiente".
Proceso de desarme
El proceso para el desarme de estas bombas y municiones comienza con el traslado de las armas de los polvorines de las Fuerzas Armadas (FFAA) hasta la empresa FAEX controlado por los servicios de municionamiento de las FFAA y las intervenciones de armas y explosivos de la Guardia Civil, cumpliendo en todo momento la legislación sobre mercancías peligrosas.
Tras la recepción del armamento, la primera acción es la de "desembalaje" de la munición y este embalaje es "clasificado y separado para su correcta gestión medioambiental" según Gregorio López, ya que son múltiples los embalajes, desde cajas de metal a madera, plástico o cartones.
Cada una de las bombas es tratada individualmente y lo que se realiza es la separación de "todos los elementos posibles de la munición" un procedimiento caracterizado de "riesgo" por parte del director Técnico de Desmilitarización de FAEX.
Del desarmado de las bombas se obtienen componentes plásticos y metálicos que serán reciclados, mientras que la espoleta, los detonantes y las cargas de pólvora y las submuniciones son tratadas de nuevo, si bien alguna de las cargas de pólvora se pueden reutilizar para "cartuchos deportivos" y sino es así "se incineran".
Reclicado y destrucción
Las submuniciones que lleva cada bomba, 248 unidades por cada una, son desarmadas individualmente, separando la espoleta de la carga explosiva principal. Una actuación "de riesgo" que se hace en compartimentos separados y mediante técnicas mecánicas.
Las espoletas de las submuniciones "pasan directamente a la planta de incineración" ya que contiene explosivos "muy sensibles" que son "difícilmente recuperables" y que de tratar de hacerlo sería corriendo "riesgos" por lo que se decide su incineración inmediata, afirmó Gregorio López.
El tratamiento de los explosivos que contiene cada una de las cargas de las submunición es de recuperación, si bien hay dos técnicas dependiendo del tipo de explosivo, la primera mediante la fundición del explosivo "a temperatura de vapor" separando de esta manera el explosivo y la carcasa. O mediante la congelación con "nitrógeno líquido" que permite partir la carcasa y extraer el explosivo que ante las bajas temperaturas queda inactivo.
Dependiendo del tipo de explosivo podrá ser empleado "para minería o en obras públicas" de manera civil, mientras que las carcasas que cubrían los explosivos son reciclados.
La incineración de los elementos explosivos no recuperables se desarrolla en un horno especialmente preparado para ello que cuenta con blindaje y cuyos gases por 4 fases de limpieza, mediante la separación molecular de los diversos gases que podrían resultar dañinos al medioambiente.
España pionera
Desde que se inició el proceso de Oslo, en febrero de 2007, hasta que se firmó el Tratado de Dublín el pasado 30 de mayo, el Gobierno español ha sido favorable a una prohibición tan amplia como resultase necesaria para garantizar el objetivo último del Tratado, que no es otro que el de evitar un daño humanitario inaceptable.
Por esta razón, al igual que otro centenar de naciones, España acordó prohibir el empleo, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento, conservación y transferencia de municiones de racimo que causen daños inaceptables a los civiles.
Desde que hace veinte años iniciaron su participación en misiones internacionales de paz, las Fuerzas Armadas españolas han desactivado más de 100.000 artefactos en países como Líbano, Afganistán, Bosnia-Herzegovina o la antigua Yugoslavia. Así mismo, es importante señalar que las Fuerzas Armadas españolas nunca han utilizado este tipo de munición.