Las fuentes del comportamiento de Putin
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Las fuentes del comportamiento de Putin

Vladimir Putin. Foto: Kremlin
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(Infodefensa.com) Por Jordi Marsal - En el año 1947, en los albores de la Guerra Fría, el diplomático norteamericano George Kennan, bajo el seudónimo de X, escribió un largo informe sobre “las fuentes del comportamiento soviético”, en el cual se intentaba explicar las diferencias de planteamiento estratégico entre la URSS y EEUU. Fue la biblia de la estrategia de contención frente al poder ruso.

Hoy, 67 años después, la situación de Ukrania nos obliga a repensar algunos escenarios. Hoy también estamos asistiendo a un renacimiento del pensamiento geopolítico tras un largo período de descredito de la geopolítica motivado básicamente por el uso que los nazis hicieron de ella y de algunos de sus teóricos.

Podríamos pensar que la actuación del presidente ruso debe explicarse por la propia personalidad y los orígenes de Putin o tal vez por la situación política concreta de Rusia en estos momentos. Y es cierto que son elementos a tener en cuenta a la hora de analizar el conflicto y su posible evolución.

Pero podemos buscar en razones más profundas que la geopolítica nos pone en evidencia. No debemos olvidar el papel que la geografía, el clima, el paisaje juegan en la creación de un cierto carácter ruso unido a una historia en que se une la propia permanente expansión territorial (desde el Rus de Kiev al imperio soviético pasando por el imperio de los zares) con una sucesión de invasiones tanto desde el oeste (teutones, Napoleón, Hitler) como desde el este (mongoles). Así como afirma Kaplan “la inseguridad es el sentimiento nacional ruso por excelencia”.

Este sentimiento ha propiciado una concepción estratégica basada en la necesidad de expandir las fronteras para estar más segura alejando a los potenciales enemigos. Hacia las fronteras escandinavas, hacia Centro Europa, hacia el Mar Negro, hacia Asia Central y Oriental. Y buscando salidas hacia mares cálidos, con puertos abiertos todo el año: hacia el Mar Negro y el Mediterráneo, hacia el Pacífico y hacia el Índico; lo que dio pie a confrontaciones históricas con el Imperio Turco, con Japón y con el Imperio Británico. La dinámica de la Unión Soviética y de la guerra fría también siguió estos ejes conflictivos.

Históricamente podemos ver la historia de Rusia como una sucesión de expansiones truncadas por un fuerte contrincante: el Rus de Kiev fue casi destruido por los mongoles, la Moscovia medieval fue detenida por los suecos, los polacos, los lituanos y los cosacos, el imperio de los Romanov acabó con la primera Guerra Mundial, la Unión Soviética sucumbió ante EEUU, la UE y la OTAN. Puede verse que es una sucesión de caídas y de recuperaciones. También como dice Kaplan “la geografía y la historia nos demuestran que nunca podemos subestimar un país como Rusia”.

Putin encabeza un movimiento para el renacimiento del poder ruso. Para ello necesita un colchón de influencia ante la Unión Europea (el espacio geopolítico que algunos han llamado el Intermarium, el espacio que va del Báltico al Mar Negro, o recuperar ideas como la Nueva Rusia en el espacio ukraniano alrededor del Mar Negro) y rehacer estructuras políticas, económicas y militares a través de proyectos como la Unión Euroasiática, en un marco de tradición histórica de confrontación entre un alma europea (como la del proyecto de Pedro el Grande) y un alma asiática. Almas que no sólo han tenido expresiones políticas sino también culturales.

Para ello cuenta con apoyos ideológicos como los encabezados por Alexander Dugin, líder del Movimiento Eurasia y autor del libro “Fundamentos de Geopolítica” utilizado en las academias militares rusas.

Sin embargo tampoco debemos olvidar los factores relacionados con la geoeconomía, que el presidente ruso parece tener muy presentes. La utilización limitada del instrumento energético y las relaciones con Alemania, como interlocutor occidental privilegiado. Las relaciones entre ambos países, de atracción y enfrentamiento, son un fenómeno histórico digno de un mayor estudio.

Los movimientos occidentales, especialmente europeos, sobre Ukrania parecen haber olvidado los aspectos geopolíticos, han minusvalorado las fuentes (las razones que no la razón) del comportamiento de Putin (o mejor del comportamiento histórico de Rusia) y, sobre todo, han sobrevalorado las capacidades reales de todo tipo que (no) tiene la Unión Europea.

Es un buen momento para releer algunos textos clásicos de la geopolítica.

Así , H. J. Mackinder: The Geographical Pivot of History de 1904; Nicholas J. Spykman: America’s Strategy in World Politics. The United States and the Balance of Power, 1942;Hans J. Morgenthau: Politics Among Nations. The Struggle for Power and Peace, 1948; James H. Billington: The Icon and the Axe. An Interpretative History of Russian Culture, 1966; Phillip Longworth: Russia. The Once and Future Empire from Pre-History to Putin, 2005; Robert D. Kaplan: The Revenge of Geography, 2011.

Cuándo no se tiene una bola de cristal para predecir el futuro es necesario consultar con la historia y con la geografía.

Jordi Marsal es licenciado en Filosofía y Letras (sección Filosofía) por la Universidad de Barcelona y diplomado en Altos Estudios Militares por el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN). Actualmente ocupa el cargo de Adjunto Civil al Director de este centro.



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