El astillero de San Fernando-Puerto Real de Navantia ha puesto a flote la última de las 12 lanchas de desembarco LLC construidas para la Marina Australiana y cuyo diseño está basado en las construidas para la Armada Española.
El contrato, que fue firmado en diciembre de 2011, contemplaba la construcción íntegra en Navantia de las 12 unidades, lo que ha supuesto una carga de trabajo para la Bahía de Cádiz de unas 350.000 horas de trabajo.
Todas las lanchas se están entregando al cliente cumpliendo los requerimientos de calidad, presupuesto en horas de fabricación y con una mejora de tres meses sobre el plazo de entrega contractual. Se prevé que la entrega de las cuatro últimas lanchas se produzca en verano.
La maniobra de puesta a flote se ha realizado con la ayuda de un pórtico. Previamente se había realizado el traslado de la lancha, mediante una plataforma autopropulsada, desde el taller donde ha sido construida hasta la zona de la dársena donde se han realizado diversas comprobaciones previas a la puesta a flote.
Las lanchas tienen una eslora total de 23,30 metros, una manga de trazado de 6,40 metros y un puntal de construcción de 2,80 metros. Su propulsión es con dos motores diesel de 809 kW, que accionan dos propulsores de chorro de agua (waterjets) a través de cajas reductoras. Alcanzan una velocidad en condición de lastre de más de 20 nudos y tienen una autonomía de 190 millas a plena carga. Pueden transportar desde un carro de combate Abrams hasta varias combinaciones de vehículos, una compañía de fusileros o un camión con contenedor de 20 pies.
Las lanchas están destinadas a operar con los LHD Canberra y Adelaide, buques de proyección estratégica similares al Juan Carlos I español y también construidos por la compañía española.
“Australia es para Navantia un país estratégico, en cuanto a la cantidad de programas navales en curso”, indican desde la compañía, que cuenta con una filial en el país.
Recientemente se han firmado varios contratos para la adaptación de los buques de Navantia a los requisitos de la Marina Australiana, lo que le posiciona como “opción sólida y sin riesgos”.