Kawasaki y Mitsubishi, que conforman una candidatura conjunta para el futuro submarino australiano, en el que también compiten los astilleros franceses DCNS y alemanes ThyssenKrupp, están dispuestas, según el gobierno japonés, a construir todos los buques del contrato en el país oceánico si acaban ganando el programa. La opción nipona, que concurre con su modelo Soryu, está considerada como la favorita, a pesar de que en ocasiones ha mostrado un aparente desinterés por el concurso, en gran medida debido a la tradición del país de no exportar grandes armas, tal y como ha informado Infodefensa.com.
De la apatía mostrada hasta el momento se extrae la importancia de las declaraciones realizadas por un alto funcionario japonés este martes explicando que están listos para enfrentarse a las empresas europeas y construir la flota de submarinos valorada en 50.000 millones de dólares australianos (más de 35.000 millones de dólares o casi 31.500 millones de euros al cambio actual). Masaaki Ishikawa, director general para la Reforma de las Adquisiciones del Ministerio de Defensa, ha concretado que están dispuestos a formar a centenares de ingenieros australianos en el centro de fabricación de submarinos de Kobe (Japón) como parte de su oferta.
Ishikawa ha concretado que su país presentará tres opciones a Canberra: la construcción completa de todas las unidades en Australia, una fabricación mixta en la que los primeros buques se botarían en Japón y el resto en Australia, y una última posibilidad de ensamblarlos todos fuera.
Sus declaraciones, recogidas por Reuters, son las primeras de un alto funcionario japonés participante directamente en el concurso en las que se revela que el país está dispuesto a construir los entre 8 y 12 submarinos que prevé encargar Canberra íntegramente en Australia.
Hasta el momento, únicamente la francesa DCNS y la alemana ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) habían explicado que sus candidaturas incluyen la construcción completa de las embarcaciones en suelo australiano. La baza de Japón, hasta ahora, se limitaba en buena parte a destacar las capacidades de sus submarinos.
Infodefensa.com ha preguntado sobre esta cuestión a la vicepresidenta ejecutiva de Desarrollo de DCNS, Marie-Pierre de Bailliencourt, que ha destacado el “compromiso con la industria de defensa local” australiana como “verdaderamente una prioridad” para el grupo francés. En esta línea, “DCNS se ha estado reuniendo activamente durante los últimos meses con cientos de potenciales proveedores y socios del país”, ha añadido. Se trata de una actitud que contrasta con la de los licitadores japoneses, que durante este tiempo no han logrado seguir unas pautas similares.
TKMS, en la línea de su competidora europea, también lleva meses cortejando a políticos e industriales de defensa australianos para mejorar su posición ante el futuro contrato, uno de los más importantes que se negocian en el mundo en el sector militar.
Centenares de sumergibles como experiencia
La actitud que ha venido mostrando Japón frente a este programa se explica en buena parte por la complicada relación que su sociedad mantiene con su industria militar desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En este punto tiene mucho peso el que país optase tras la contienda por cerrar las exportaciones de sus desarrollos militares. El actual primer ministro, Shinzo Abe, sin embargo, ha estrenado una nueva agenda de defensa que contempla el impulso de las ventas de desarrollos armamentísticos japoneses en el mercado internacional, tras décadas de prohibición. Pese a la nueva apertura, en el país se sigue viendo a las compañías que puedan comercializar armamento con el exterior como una suerte de “mercaderes de la muerte”, según muchos expertos.
De otro lado, el país cuenta con una gran experiencia en la construcción de submarinos, basada sobre la puesta en el agua de más de medio centenar de estos buques de ocho clases distintas desde mediados del siglo pasado, cuando retomó sus programas de sumergibles tras el parón de once años que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Además, antes de la confrontación bélica y durante la misma, el país ya había fabricado más de dos centenares de embarcaciones de este tipo.
Frente al modelo Soryu japonés (en las imágenes) derivado de su larga trayectoria en el desarrollo de submarinos, Alemania, otro país con una dilatada experiencia en estos buques, compite con el diseño Tipo 214 de ThyssenKrupp. Francia, a través de sus astilleros DCNS, es, con una versión adaptada de su clase Barracuda, el tercer y último contrincante después de quedar descartadas la opciones de la sueca Saab, con su clase A26, y de la española Navantia, que al inicio del proceso llegó a contar con buenas posibilidades de ganar el concurso con su modelo S-80. Entre otros posibles competidores, también se contempló anteriormente un posible desarrollo norteamericano.
El programa australiano de futuros submarinos sustituirá a la actual flota de seis sumergibles de la clase Collins con la que cuenta su armada y cuya retirada está prevista para mediados de la próxima década.
Imágenes: Ministerio de Defensa de Japón