El Ejército de Tierra estudia cómo serán en la Fuerza 2035 los sistemas de armas de los fuegos que deberán actuar en los conflictos futuros, caracterizados por la presencia de amenazas híbridas y asimétricas.
Los conocidos como fuegos reúnen un conjunto de actividades encaminadas a destruir, neutralizar o influir al adversario. En estas acciones, se encuadran tanto el fuego indirecto, aquel en que no existe una línea de visión directa entre el origen del fuego y el objetivo, como el directo, donde el objetivo se encuentra en la línea de visión del artillero.
La Fuerza Terrestre presentó en una reciente jornada en la sede de la Brigada Paracaidista (Bripac) las necesidades identificadas en esta área a una amplia representación de la industria de defensa española que, a su vez, mostró las soluciones en las que trabaja para apoyar a la futura brigada en este apartado.
El jefe del Mando de Artillería de Campaña (MACA), general de brigada Luis Carlos Torcal, ofreció algunas claves sobre los fuegos de la Fuerza 2035. El Ejército plantea la necesidad de contar con una artillería autopropulsada basada en un cañón de 155 mm y una longitud de 52 calibres mínimo. El sistema deberá disponer de una adecuada protección y movilidad, en este último punto, a través de la entrada en servicio de sistemas de artillería sobre ruedas.
La pieza del futuro además tendrá que contar con una mayor automatización de los procesos de carga y operación que permitan reducir el personal militar destinado a estas tareas. En el sistema de mando y control, los tres requisitos fundamentales serán: integración con el sistema C2 del Ejército; integración de las estructuras artilleras de los diferentes niveles de mando, desde cuerpo de ejército a grupo táctico; y la interoperabilidad con las naciones aliadas (Asca).
El general asimismo subrayó que resulta prioritaria la capacidad cohete. Desde la retirada en 2011 del sistema Teruel, el Ejército ha insistido en la adquisición de una nueva solución. El plan inicial recogía la llegada de un Sistema Lanzador de Alta Movilidad (Silam), diseñado sobre la base tecnológica del Himars (High Mobility Artillery Rocket System) estadounidense. En los últimos meses, Tierra ha explorado las opciones que ofrece el mercado con especial interés en el Astros 2020 de Avibras en dos visitas públicas a Brasil.
También jugarán un papel decisivo en las acciones los sistemas remotamente tripulados. Torcal destacó que "necesitamos RPAS que desde el aire faciliten la información, (...) es imprescindible". El proceso de modernización de los fuegos se completará con la entrada en servicio de munición guiada y de altas prestaciones y con la sustitución y evolución de los radares operativos.
El calendario dibujado establece mejoras en los alcances y la precisión; incremento de sensores, modularidad y autonomía; y modernización del mando y control en la conocida como Fuerza Posible de 2024, mientras que el uso de lanzacohetes, las municiones guiadas y las plataformas multipropósito serían una realidad en la Fuerza Avanzada de 2030.
El Ejército de Tierra expone que la futura brigada, unidad de referencia, tendrá capacidad de integración de fuegos conjuntos, contará con equipos de controlador de ataque terminal conjunto (JTAC, por sus siglas en inglés) y dispondrá de tres unidades de fuego con alcances de entre 40 y 50 kilómetros y una unidad de cohete con alcances de entre 120 y 140 kilómetros. Eficacia, eficiencia y sostenibilidad marcarán la diferencia.