El primer ministro de la India, Narendra Modi, se propone reemplazar la anticuada flota de aviones de combate del país con un nuevo modelo. Su gabinete prepara la apertura de un proceso de licitación para adquirir 114 cazas por un valor superior a los 15.000 millones de dólares, lo que lo convierte en el mayor proceso para la adquisición de este tipo de aparatos del mundo en la actualidad.
La Fuerza Aérea India (IAF) ya lanzó el año pasado una solicitud de información (RFI) a los posibles fabricantes de sus futuros aviones de combate. En ella volvió a abrir las posibilidades a aviones con dos motores, al contrario de lo que insinuó en octubre de 2016, cuando envió un documento oficial a las embajadas de posibles países proveedores que solo contemplaba aparatos de un solo motor, lo que, de facto, únicamente dejaba opciones a los modelos F-16 y Gripen.
Con el nuevo proceso Nueva Delhi busca reeditar el proyecto de adquisición de 126 aviones de combate que anuló en 2015, denominado programa MMRCA (Medium Multi-Role Combat Aircraft) y que en 2012 eligió al modelo Rafale, de la compañía francesa Dassault Aviation, y dejó en segundo lugar al Eurofighter Thyphoon de fabricación europea, por encima de los Gripen D, de la sueca Saab, los F/A-18E/F Super Hornet de la estadounidense Boeing y los también estadounidenses F-16IN Super Viper, de Lockheed Martin. Todos ellos optaron a sustituir a los antiguos Sukhoi Su-30MKI indios.
Tras ganar aquél procedimiento, Dassault se negó a responsabilizarse de los 108 aviones Rafale, que la compañía india HAL debía ensamblar en el país, en virtud del programa, lo que en un primer momento estancó el proceso y finalmente acabó provocando su cancelación. Posteriormente, en 2016 Nueva Delhi firmó la compra de 36 Rafale, pero para que todos ellos fuesen fabricados en Francia.
Para el grueso de la futura flota, la India no ha querido repetir los errores del anterior programa y ha puesto el acento en obligar a los candidatos a adquirir compromisos concretos sobre transferencia de tecnología. En concreto, el país exige ahora que al menos un 85 por ciento de la producción de los nuevos aparatos tenga lugar en la India, de acuerdo con el canal de información financiera Bloomberg. Esta misma fuente cita los movimientos que han realizado tres fabricantes para cumplir con esta premisa. Boeing se está asociando con Hal y Mahindra Defence Systems, para fortalecer su oferta de F/A-18; Lockheed Martin prevé realizar una oferta conjunta con Tata Group para ofertar su F-21, que es una versión mejorada del F-16 pensada específicamente para el mercado indio, y Saab se ha asociado con el grupo local Adani para ofrecer sus cazas Gripen.