El Gobierno de Estados Unidos retiró la ayuda militar al Triángulo Norte de Centroamérica, formado por Guatemala, Honduras y El Salvador, una de las últimas medidas suscritas por Donald Trump, el último fin de semana de 2020, a tan solo días de ceder la presidencia a Joe Biden, el próximo 20 de enero.
Dentro del proyecto de ley de gastos generales firmado por Trump, estaba una cláusula que prohíbe el acceso de El Salvador, Guatemala y Honduras a un programa del Departamento de Estado que proporciona financiación para la adquisición de equipo estadounidense de defensa. La prohibición forma parte de una iniciativa de los demócratas en la Cámara de Representantes para fortalecer las medidas contra la corrupción en Centroamérica.
Aunque la asistencia para combatir el narcotráfico, que es canalizada a través del Pentágono y por un monto mucho mayor, no resultó afectada, esta decisión no deja de suponer un golpe simbólico para los países centroamericanos afectados. No se ha entrado en detalles al respecto de la restricción, pero es usual que Estados Unidos retire ese beneficio a naciones que no cumplan con garantías democráticas.
Estados Unidos apoyó militarmente al gobierno salvadoreño durante la guerra interna, de 1980 a 1992, con cifras extraoficiales de aquella época que estiman hasta un millón de dólares diarios en cooperación militar estadounidense.
Más recientemente, El Salvador fue uno de los pocos países latinoamericanos en participar en la coalición encabezada por Estados Unidos que invadió Iraq en 2003. Además, desde 2000, el Aeropuerto Internacional El Salvador es uno de solo dos en Latinoamérica empleados por las Fuerzas Armadas estadounidenses para efectuar misiones antinarcóticos en la región, por medio del Centro de Monitoreo ubicado en el ala este de la terminal aérea salvadoreña.
De la misma manera, Honduras mantiene la Base Aérea en Palmerola, Comayagua, desde la década de los 80 del siglo pasado, donde opera en conjunto con la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (JTF-Bravo, en inglés), de los Estados Unidos. En ese sentido, los estadounidenses les facilitaron, también en los 80, la por entonces moderna flota de aviones de combate Northrop F5E/F Tiger II, actualmente en desuso ante la falta de repuestos y su alto costo de operación.
El plan de gastos también incluye una cláusula que amenaza con aplicar sanciones específicas a funcionarios gubernamentales en los países del Triángulo Norte que se considere que haya atacado a las instituciones democráticas. Se requiere que se presente en los próximos 180 días una lista pública de individuos corruptos. Se prevé que eso incluya a los políticos más poderosos de la región, algunos de los cuales se sospecha desde hace años que tienen vínculos con narcotraficantes.
En teoría, esta restricción a la cooperación militar estadounidense para los tres países centroamericanos no afectaría la llegada de los patrulleros construidos por Metal Shark, para sus fuerzas navales y guardacostas, pues es un acuerdo previo de hace un par de años; ya República Dominicana y, más recientemente, Costa Rica recibieron las embarcaciones, un Metal Shark Defiant 85 para los dominicanos y tres patrulleros de menor tamaño para los costarricenses.