Antonio Rodríguez cumplió el 11 de noviembre 80 años, y todavía está en activo. Esto ya, por sí solo, debería ser una gran noticia en un país donde no es fácil mantener una vida profesional continuada durante 55 años y, además, plagada de éxitos profesionales.
Antonio ha sido pieza clave en la creación de la industria española de defensa de los últimos 40 años. Después de haber hecho carrera en Standard Eléctrica, que sería comprada por los americanos, su llegada a la presidencia de la división de electrónica e informática del INI coincidió con el lanzamiento del plan industrial de carro AMX 30 y con un fuerte desarrollo de capacidades en los campos de la electrónica que fueron el germen de lo que, con el paso de los años, sería Indra. Cuando eran pocos los que hablaban de internacionalización, ya Antonio le había vendido centrales telefónicas a Sadam Hussein y había estado en la China de la banda de los cuatro.
La llegada como gerente del programa de compensaciones del avión EF-18 fue sin duda un gran acierto de Eduardo Serra, cuando el Ministerio de Defensa era apenas un pasillo del Cuartel General del Aire. Crear un grupo empresarial de perfil profesional y técnico dentro de la estructura del Ministerio nunca fue bien entendida, pero los resultados son la prueba evidente del éxito de la decisión, que fue mantenida por seis ministros de defensa y casi nueve secretarios de estado, lo que solo hubiera sido posible con resultados palpables y con una conducta intachable, lo que en unos tiempos donde parece que todo está dañado por la corrupción es un brillante ejemplo del buen hacer de muchos servidores del estado, como es el caso de Antonio.
Ahora que legítimamente se impulsan iniciativas en el Ministerio no hace falta más que mirar hacia atrás, porque casi todo ya estaba inventado. Cuando se habla de crear el FMS español para las exportaciones de gobierno a gobierno, la Gerencia de Compensaciones ya había hecho un primer contrato FMS de exportación al Pentágono a finales de los ochenta y también se firmaron los contratos de venta de carros y obuses a Colombia en 2003. Cuando se habla de impulsar las exportaciones desde el ministerio, la gerencia por sí sola puede apuntarse más de 750 millones de dólares de exportaciones de la industria española en el periodo 1990-2003. Cuando se trata de centralizar las compras para hacerlas más eficientes, ya la gerencia negociaba las condiciones de compras de gran valor recibiendo casi siempre el apoyo de los Cuarteles Generales, que por algo le darían tres grandes cruces militares.
Entre los grandes logros podemos señalar el programa de refabricación de los AV8B, en cuyo grupo de gestión fue representante español desde sus comienzos y que sirvió entre otras cosas para que los simuladores AV8B del Cuerpo de Marines o de Italia fueran fabricados por Indra, y que, además, fue el lanzamiento de su aventura en Estados Unidos.
Podemos hablar también del programa EF-18, con un 100% de compensaciones industriales; con más de 50 áreas tecnológicas desarrolladas y con un empleo directo e indirecto de más de 25.000 personas. Sin el EF-18 y su programa de compensaciones la industria de defensa sería muy diferente.
Podríamos hablar de la renegociación del alquiler de los carros Leopard 2 A4, del grupo de exportación de Eurofighter y de cientos de acuerdos industriales. Incluso podía haber sido almirante, ya que bajo su estructura se creó un grupo de marinos para la formación de las tripulaciones de los Scorpene chilenos y posteriormente malasios.
Pero cuando el gobierno de turno, con una evidente ceguera a mi juicio, decidió prescindir de sus servicios, cuando otros hubieran pensado en descansar, él no cesó ni un solo día y, desde el día siguiente, volvió al trabajo y hoy, como asesor de la presidencia de General Dynamics ELS, sigue siendo un ejemplo y una voz que se escucha, y mal harían quienes no lo hicieran. La experiencia y la inteligencia le permiten contribuir a su verdadera vocación de servidor público, y siempre está dispuesto para una reunión en la que haya una oportunidad para su empresa.
Decía que alguien importante no puede vivir sin enemigos, y seguro que muchos acumuló, algunos son conocidos, pero la mayoría porque seguramente sus intereses no fueron satisfechos. Pero son mucho más los amigos, inmensamente muchos más, y creo que al final éste es el principal activo que acumula.
Todos, y yo entre ellos, hemos aprendido y seguimos aprendiendo de él. Todos los secretarios de estado siempre han hablado bien y lo escucharon. Cuando llegaba uno nuevo con la primaria idea de echar a Antonio, bastaban unas pocas semanas para percatarse de que era demasiado valioso para prescindir de él. Nunca buscó el protagonismo, condición necesaria para sobrevivir en la jungla política y administrativa, pero los hechos, al final, ponen a cada uno en su sitio, él siempre supo manejar bien la situación y todos sabían que por su despacho pasaban grandes decisiones industriales.
Cuando decimos que el planeamiento a largo plazo, la continuidad de políticas industriales, la memoria histórica son esenciales, Antonio representaba todo eso que la industria necesitaba: seguridad y continuidad. Supo ganarse a todos los ministros con independencia de su signo político y todos tuvieron en él a un gran valedor, ya fuera para ir a Venezuela, Colombia, Noruega o el Pentágono.
Lo bueno de llegar a los 80 años en activo es que te pueden hacer homenajes en vida; pero esto es un solo hito en su devenir profesional. Todavía vendrán años de más éxito y tiene mucho que enseñarnos. Para los que echan de menos aquellos tiempos y para los que piensan en el futuro con esperanzas de cambios y mejoras, podemos decir que, aunque nunca se fue, “he is back”.
Feliz cumpleaños.