Los países miembros del programa A400M y la multinacional europea Airbus continúan con las conversaciones para alcanzar un acuerdo económico tras los retrasos en el calendario previsto de entregas y los problemas en el desarrollo de las capacidades del avión. El secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, anunció este martes durante su visita a la feria internacional París Air Show que la próxima reunión interministerial será "probablemente en septiembre en el Reino Unido" con la previsión de cerrar un compromiso definitivo.
Conde explicó que en este encuentro los gobiernos y la industria examinarán un principio de acuerdo y "lo razonable" es que en la misma reunión las partes implicadas suscriban un acuerdo.
Encima de la mesa está la posibilidad de que los socios del programa realicen nuevas aportaciones económicas, aunque países como Alemania piden lo contrario, indemnizaciones ante los recientes retrasos. Sobre este asunto, Conde subrayó que "a lo mejor tendría que ser Airbus el que pagará penalizaciones a los países que hemos comprado el avión".
El primer paso para alcanzar un acuerdo tuvo lugar el pasado 30 de marzo en Madrid, en una reunión entre los países del programa A400M -España, Alemania, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Reino Unido y Turquía-, junto a representantes de Airbus Defence & Space y del consorcio constructor del motor, Europrop International (EPI).
Pese a los problemas detectados el año pasado en las cajas reductoras (PGB) de los motores y los retrasos en el desarrollo de capacidades como el salto de paracaidistas por las puertas laterales o el repostaje de helicópteros, Conde destacó que el A400M "es un avión de transporte táctico puntero en el mundo con unas capacidades envidiables que ocupa un segmento que no cubre otro avión". El secretario apuntó que "todo sistema de armas tiene problemas" durante su desarrollo y recordó que en el caso del A400M tanto el fuselaje como los motores son de nuevo diseño.
Airbus por su parte explicó el pasado mes en un encuentro con periodistas en Sevilla que la compañía no pide dinero a los países, sino "comprensión" ante la dificultad de cumplir con los requirimientos técnicos de la aeronave. La compañía durante las últimas semanas han señalado que las negociaciones siguen su curso.