El rompehielos 'Almirante Irízar' comienza las pruebas de mar
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El rompehielos 'Almirante Irízar' comienza las pruebas de mar

El rompehielos en alta mar. Foto: Armada Argentina
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Aunque todavía hay veces que sigue pareciendo un poco irreal, la persistencia de los trabajadores del Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), dependiente del Ministerio de Defensa, permite continuar avanzando en el proceso de reconstrucción del ARA Almirante Irízar (Q-5). El emblemático rompehielos de la Armada Argentina zarpó este martes desde el complejo, de propiedad estatal (90%) y de sus trabajadores (10%), para comenzar las pruebas de mar y verificación de sus sistemas y equipos.

Durante esta fase, se examinará el funcionamiento de la unidad, se exigirá el máximo rendimiento de cada uno de los sistemas y se realizará el ajuste de las diferentes herramientas necesarias para operar durante la navegación. El objetivo es que el Irízar pase navegando un mes y, posteriormente, se dirija a la ciudad austral de Ushuaia, donde incorporará más gente. Desde ahí, comenzará los ensayos en zona de hielo con los que se culminará este proceso de reconstrucción que atraviesa el rompehielos y que, tal y como publicó Infodefensa, permitió que el pasado abril volviese a navegar tras permanecer diez años inactivo por un devastador incendio.

“Todo este tiempo sin navegar fue un tiempo que perdió Argentina, sumado a los costos altísimos que significó abastecer la Antártida por otros medios. Así que ver al Irízar partir hoy hacia su prueba final es una gran satisfacción porque este barco ha sido reconstruido y puesto en condiciones en un astillero propiedad del Estado Nacional y con trabajadores argentinos, "todo un orgullo”, apuntó el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al despedir el buque junto al presidente de Cinar, Jorge Arosa, a quien entrevistó Infodefensa el pasado julio.

“Es un barco mejor, pero perdimos mucho tiempo. Esperamos que estas pruebas salgan muy bien, que regrese dentro de un mes y que a fin de año esté partiendo a la Antártida y surcando los mares del sur de nuestro continente”, agregó el ministro.

Varios meses de pruebas previas

El Irízar regresa al mar después de haber pasado un mes en Cinar -empresa conformada por Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor) y el astillero Almirante Storni-, donde han realizado los trabajos y exámenes necesarios para poder iniciar estas pruebas.

A comienzos de julio, tras realizar algunas navegaciones de ajuste en los alrededores del puerto porteño, el emblemático rompehielos regresó a aguas profundas por primera vez en una década para dirigirse a la Base Naval Puerto Belgrano -considerada la principal de la Armada y ubicada en el sur de la provincia de Buenos Aires-, donde permaneció 30 días para someterse a tareas de revestimiento externo o carenado. Según revelaron a Infodefensa desde Cinar, estos arreglos debieron realizarse en Puerto Belgrano porque tienen que ser en seco y el syncrolift de Tandanor no puede elevar más de 11.800 toneladas de peso, mientras que el Irízar supera las 14.000.

Al mando del capitán de fragata Maximiliano Mangiaterra, el buque cuenta con una capacidad de alojamiento para 313 tripulantes, de los cuales 111 son miembros de la dotación y el resto son científicos y personal en tránsito o pertenecen al Grupo Aeronaval Embarcado y al Estado Mayor del Comando Naval Antártico.

Siete años y medio de reconstrucción

Desde principios de 2010, el equipo de Cinar asumió el “compromiso” de devolverle el rompehielos al Estado argentino, a quien pertenece desde finales de 1978, tres años después de que el Gobierno firmara un contrato con el astillero finlandés OY Wärtsilä, que se encargó de construirlo

Con ese objetivo, el buque atravesó en los últimos años un extenso proceso de reconstrucción y modernización, a través del cual incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte gas oil antártico y aumentó la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica en un 600 %.

Todo ello ha costado 153 millones de dólares, a los que deben sumarse los otros 137 millones que ha supuesto el alquiler de buques de reemplazo en las campañas antárticas de la última década.

La tragedia que casi consume al Almirante Irízar tuvo lugar el 22 de abril de 2007, cuando una cañería que transportaba gasoil tuvo una fuga y causó un incendio en la sala de generadores, desatando un feroz incendio que destruyó el 75% de su estructura.



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