El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) espera tener una nueva aeronave para tareas de investigación a finales del año 2020. Con este objetivo, el organismo dependiente del Ministerio de Defensa ha puesto en marcha el programa Fenyx con un presupuesto de 35 millones de euros. La previsión es lanzar el concurso público a finales de este verano.
El proyecto recibió un importante impulso el pasado mes de noviembre con la firma del convenio de colaboración entre el Ministerio de Economía y el INTA que autorizaba la inversión en la aeronave.
Hay que destacar que en el mercado existen en la actualidad diferentes modelos de aeronaves de medio y largo alcance que se ajustan a los requisitos de este programa como el C-295 de Airbus o el C27J de Alenia, no obstante habrá que esperar a la adjudicación formal para conocer el sistema seleccionado.
La responsable del programa en el INTA, Ana Corrales, explica a Infodefensa.com que, tras las fases del concurso público, la adquisición de la aeronave y las posteriores modificaciones necesarias para la introducción de la instrumentación científica y proceso de certificación, se espera que la nueva aeronave entre en vuelo a finales de 2020.
Corrales destaca que al final el propósito del programa es garantizar el futuro de la investigación desde la atmósfera en España, a la vez que se incrementan las capacidades de las actuales aeronaves. El INTA dispone en estos momentos de tres Plataformas Aéreas de Investigación (PAI): dos C212-200, adquiridos en 1994, y un motovelero Stemme S15. Uno de los principales motivos para la adquisición de la aeronave de investigación integrada en el Proyecyo Fenyx es la problemática de obsolescencia que presentan los C212.
La aeronave se utilizará para tareas de investigación científica, en las ramas en las que se precisan datos tomados desde la atmósfera: teledetección, investigación microbiológica y atmosférica (contaminación, cambio climático, formación de nubes, formación de hielo, estudio de cenizas de volcanes activos...), desarrollo y ensayos de nuevos equipos e instrumentos, así como vuelos de formación de ingenieros y pilotos de ensayos en vuelo.
"El conocimiento de los fenómenos atmosféricos y el clima es de importancia estratégica, no solo para defensa, si no para la población en general", subraya Corrales. Además de la investigación en los fenómenos meteorológicos, estas aeronaves han demostrado su utilidad a la hora de medir el riesgo tras desastres naturales como, por ejemplo, la erupción de volcanes.