Japón estudia dotarse de portaaviones para hacer frente a China

Los recelos nipones, mantenidos tras la segunda guerra mundial, de contar con un arma de ataque tan evidente como un portaaviones se rompen. El Gobierno de Japón, encabezado por el primer ministro Shinzo Abe, quiere remodelar sus buques destructores portahelicópteros de la clase Izumo para que puedan operar con aviones. De esta manera pretende hacer frente a China, con la que mantiene una disputa a cuenta de un grupo de islas del mar Pacífico denominadas Senkaku por los japoneses, y Diaoyu por los chinos.

La noticia, recogida por la agencia local Kyodo News, coincide en el tiempo con el anuncio de Pekín sobre la construcción de un tercer portaaviones para China, confirmada por la agencia estatal Xinhua el pasado 25 de noviembre, aunque Infodefensa.com ya lo recogió a principios de este año.

Los planes revelados ahora por Japón incluyen la conversión en portaaviones de dos de sus destructores portahelicópteros, denominados así, aunque de facto se trate directamente de portahelicópteros, por la tradicional prevención japonesa frente a cualquier denominación que remita a militarismo, y que surgió tras su derrota en la segunda guerra mundial.

El primer ministro Abe lleva unos años tratando de establecer una nueva agenda de defensa en el país que contemple un mayor peso de lo militar, incluido en su industria, también reticente a su presencia en el mercado de las armas, sobre todo para la exportación.

Si los dos Izumo con los que cuenta la Fuerza Naval de Autodefensa de Japón (otro eufemismo con el que tratar de ocultar el carácter militar de su Armada) son finalmente adaptados para operar con aviones, el resultado será unos buques de un tamaño similar a la antigua clase Invencible de la Real Armada británica.

Aviones F-35B

Japón ha anunciado este noviembre que tiene la intención de adquirir un centenar más de cazas de quinta generación F-35, para sumar a la compra ya prevista de 42 aparatos de este tipo. De seguir el plan sobre los portaaviones conocido ahora, parte del nuevo encargo se corresponderá con aviones de la variante F-35B, que es la única capaz de las tres de este caza capaz de realizar despegues cortos y aterrizajes verticales (STVOL), algo fundamental para operar desde unos hipotéticos portaaviones nipones.

El coste de la operación, que incluye la adaptación de los dos buques y la adquisición de los F-35 de la versión STVOL, se estima en 4.000 millones de dólares, informa Forecast International. Además de su alto coste, el plan se enfrenta a un escollo legal. Según su constitución, promulgada en 1947, el país no puede emprender una guerra agresiva, por lo que sus fuerzas deben ceñirse siempre a un carácter defensivo, lo que choca con la posesión de un arma eminentemente ofensiva como es un portaaviones.

El Gobierno de Abe aduce, para tratar de superar ese obstáculo, que unos portaaviones, dotados de entre 10 y 12 cazas, permitirán al país mejorar la defensa de las citadas islas Senkaku, que se encuentran a 440 kilómetros de la base aérea de Japón más cercana.

El segundo buque de la clase Izumo, el JDS Kaga, fue asignado en marzo de 2017, justo dos años después de que lo hiciese la primera unidad, el JDS Izumo. Cada uno de estos barcos desplaza 27.000 toneladas a plena carga, similar al LHD Juan Carlos I de la Armada española, y tiene 248 metros de eslora. Son los mayores barcos militares del país.

Tokio dispone de otros dos destructores portahelicópteros, en este caso de la llamada clase Hyüga, con 19.000 toneladas a plena carga y 195 metros de eslora.