Después de la Guerra Fría, al menos desde 1992, Estados Unidos comenzó a disminuir su cooperación militar con Centroamérica y, como consecuencia, los presupuestos de defensa de los países de la región no fueron capaces de emprender la renovación de las flotas de sus respectivas Fuerzas Aéreas.Guatemala
Guatemala es el que ha llegado más cerca (pero sin éxito) de tener aviones de ataque ligero más adecuados para las necesidades y amenazas del crimen organizado y narcotráfico.
En 2013, el entonces presidente de Guatemala, general retirado Otto Pérez, declinó la compra de una pequeña flota de aviones Embraer EMB 314/A-29 Super Tucano por considerar que el fabricante había inflado el precio del contrato de las aeronaves, por lo que el Gobierno de Guatemala incluso tuvo que pagar una multa millonaria por el préstamo ya adquirido con un banco brasileño.
El Super Tucano es, por mucho, más rentable que los vetustos Cessna A-37B Dragonfly que han estado al servicio por muchas décadas con las Fuerzas Aéreas centroamericanas y latinoamericanas, pues a pesar de que la inversión inicial de la aeronave brasileña es considerable en comparación con los A-37, por ejemplo, su hora de operación es de aproximadamente 400 dólares y su vida útil puede superar los 20 años, mientras que los Dragonfly ya no son rentables con un costo de operación de hasta 1.000 dólares y sin stock de repuestos suficiente para mantenerlos volando.
En ese sentido, el vocero del Ejército de Guatemala, coronel Rubén Téllez, confirmó a Infodefensa.com que “de momento no se cuenta con aviones caza de ningún tipo en operación”.
Téllez indicó que pese a esta debilidad en la rama aérea de las Fuerzas Armadas guatemaltecas, en los ámbitos terrestre y marítimo, se cuenta con la organización, entrenamiento y equipamiento adecuados hasta cierta medida, para desarrollar las capacidades requeridas para hacer frente a las amenazas del crimen organizado y el narcotráfico.
Aclaró que “en el ámbito aéreo, se cuenta con un sistema de radares primarios que permiten la detección y rastreo de vuelos que ingresan de manera ilegal al espacio aéreo nacional y un ligero componente de helicópteros que permiten acceso rápido a los puntos donde se detectan estas aeronaves en tierra, acortando tiempos y evitando retrasos que las unidades de superficie sufren como consecuencia de la geografía del país y de obstáculos que en repetidas ocasiones han sido preparados con antelación”.
Sin embargo, reconoció que “se carece del componente aéreo adecuado para interceptar estas aeronaves en vuelo, a manera de escoltarlos y obligarlos a salir del territorio nacional, o bien a que aterricen en un espacio controlado por autoridades guatemaltecas, que permita la captura de las personas involucradas en actividades ilícitas y la incautación de los mismos”.
Precisamente, durante la administración del presidente Jimmy Morales, hace más de un año se intentó la adquisición de dos aviones de la fábrica argentina Fadea, del modelo IA-63 Pampa III, con una inversión de alrededor de 28 millones de dólares, pero por un proceso inadecuado de compra se frustró y Téllez confirmó que “se dio por suspendido el contrato”.
Además, el vocero militar guatemalteco agregó que “sí se tiene contemplado adquirir el equipo para desarrollar esta capacidad de intercepción; sin embargo, estas inversiones están siempre sujetas al presupuesto asignado al Ministerio de la Defensa. Por otra parte, la Ley de Contrataciones del Estado, vigente en Guatemala y que regula los procesos de adquisiciones por entidades estatales, no permite revelar los detalles requeridos sobre preferencias (sobre el tipo de aeronaves), pues debe favorecerse siempre la transparencia y la calidad del gasto”.
Honduras
Por su parte, Honduras aún mantiene el impasse para remozar, sobre todo, sus cazas Northrop F5E/F Tiger, una flota de 10 aviones donada en la década de los &39;80 por Estados Unidos, de ahí que por requerimientos de inteligencia estadounidense ese tipo de tecnología militar solo puede ser reparada por el fabricante original o bajo la supervisión norteamericana.
Lo último que trascendió, hace más de un año, es que por medio de una cooperación israelí por más de 200 millones de dólares, una delegación de técnicos israelita visitó Honduras para evaluar el trabajo necesario para rehabilitar una parte de la flota F5, así como también los A-37, pero no ha habido más noticias recientes al respecto. Por la cercanía de Israel con Estados Unidos, se supone que sería la opción más viable para poner a punto de nuevo una parte de las aeronaves que dominaron los cielos centroamericanos.
En lo que respecta al refuerzo a la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), entre otras áreas militares que han recibido apoyo, la millonaria cooperación de Israel ya ha rehabilitado algunos helicópteros y ha proporcionado una pequeña flota de pequeños vehículos aéreos no tripulados Skylark 3 de Elbit Systems.
Honduras también sopesó, hace más de cinco años, adquirir al menos un par de unidades de Super Tucano, pero el proyecto no avanzó.
El Salvador
En el caso salvadoreño, la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS), frustrada entre 2009 y 2010 de no recibir el apoyo legislativo de un préstamo para comprar una flota de al menos media docena de Super Tucano, tuvo que optar, en 2014, por adquirir una flota usada de 10 aviones A-37 al Gobierno de Chile, una inversión de alrededor de nueve millones de dólares.
Se desconoce, por razones de seguridad nacional como argumenta siempre el Ministerio de Defensa Nacional de El Salvador para no ofrecer la información precisa a medios especializados, cuántos de los 12 A-37 (10 usados de Chile y dos que Estados Unidos remozó para la FAS, antes del arribo de los chilenos) siguen operativos, pero no suele observarse la flota completa ya en celebraciones especiales como la Independencia de Centroamérica, cada 15 de septiembre.
Por otra parte, el Gobierno de El Salvador también busca adquirir UAS para labores de seguridad y defensa nacional, por medio de un préstamo por más de 100 millones dólares, con lo que también se está destinando partidas para otros equipos militares y policiales.
Resto de América Central
En lo que respecta a Costa Rica y Panamá, que no poseen Fuerzas Armadas pero sí disponen de ramas aéreas en sus policías, en los últimos años se ha invertido (también con donaciones estadounidenses y chinas) solo en helicópteros y aviones de transporte y vigilancia.
Nicaragua, por su parte, solo ha enfocado sus prioridades en unidades de ala rotativa y de transporte, sobre todo, auspiciadas por Rusia, durante la Guerra Fría y en la actualidad.
República Dominicana, participante del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), aunque se encuentre en el Caribe, es el único de la región que sí invirtió en una flota Embraer Super Tucano, hace más de una década, y aunque ha tenido buenos resultados, su adquisición fue empañada por sobornos, por lo que Embraer tuvo que pagar en 2018 hasta siete millones de dólares en concepto de multa.