El consejero delegado (CEO) de la compañía francesa Dassault Aviation, Eric Trappier, ha pulsado el botón de aviso. Y la alarma ha llegado a sus socios alemanes, liderados por la compañía Airbus, y españoles, encabezados por Indra, que son los otros socios del programa Sistema de Armas de Nueva Generación / Futuro Sistema Aéreo de Combate (NGWS/FCAS). A Trappier, que además es el presidente de la Asociación de Industrias Aeroespaciales de Francia (GIFAS), le inquieta la lentitud con la que está avanzando el proyecto, al que España se ha sumado cuando ya había arrancado, y determinadas exigencias de Airbus.
“Mantengo la calma, pero las cosas están empezando a hervir…”, ha apuntado el ejecutivo sobre este asunto, según recoge el medio francés Aerobuzz. Trappier ha revelado su posición crítica sobre la marcha del programa en dos foros de primer nivel: durante una intervención en la Comisión de Asuntos Exteriores, de la Defensa y de las Fuerzas Armadas del Senado francés y en la presentación, a principios de este mes, de los resultados de 2020 de la compañía.
El CEO de Dassault Aviation ha revelado que cuenta con un “plan B” por si fracasan las negociaciones del programa con Alemania y Francia. "Un gerente comercial siempre tiene un plan en mente. Hace todo para el éxito del plan A, todo. Pero el día que el plan A no funciona, necesita un plan B", ha apuntado durante la rueda de prensa sobre el balance anual de la empresa.
"No creo que el proceso vital [del proyecto FCAS] esté comprometido pero no les diré que el paciente no está en un estado difícil", añadió, según la información recogida por el periódico financiero francés La Tribune.
Con la entrada de España Dassault Aviation acordó reducir su participación en el FCAS al 33%, para mantenerse en igualdad con sus otros dos socios. Hasta ese momento el compromiso alcanzada el 50%, al igual que Alemania. Con la irrupción española en el programa se han reabierto las negociaciones en torno a la implementación de ese reparto, y Berlín ha expuesto sus exigencias en torno a la repartición del trabajo y la propiedad intelectual, con la financiación del demostrador del avión de fondo.
Trappier ha afirmado que “Airbus tiene una participación de dos tercios porque representa tanto a Alemania como a España", y que Dassault lo ha aceptado, pero añadió que esta división no debe aplicarse de la misma manera a todos los aspectos del proyecto.
La Tribune apunta que Francia, consciente de que no podría asumir sola el coste del FCAS, insiste principalmente en mantener el control de la fabricación de los controles de vuelo, y esgrime que la capacidad de Airbus en este ámbito ha sido desarrollada en sus instalaciones de Toulouse (Francia), y no en Alemania.
En todo caso, Trappier se ha mostrado optimista sobre el éxito que tendrán las negociaciones.
También se ha referido a la posible fusión del FCAS con el programa británico Tempest, del que forman parte Italia y Suecia, aunque para decir que no está en la agenda. Distintos expertos han apuntado que estos programas solo podrán ser viables si se unen en uno solo. Si no es así, “no es seguro que Europa pueda permitirse dos futuros sistemas de combate aéreo competidores, con una base de exportación necesariamente más estrecha que si solo hubiera un programa, especialmente cuando las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus se habrán dejado sentir completamente”, según recogió el pasado verano un informe elaborado por senadores franceses en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores, Defensa y Fuerzas Armadas, en el que de hecho se recoge un cierto alejamiento de esta fusión.
El consejero delegado de Airbus, Guillaume Faury, es uno de los líderes del sector que han abogado por la futura unión del FCAS y el Tempest para que Europa pueda contar con “un proyecto fuerte para asegurar su soberanía aérea y espacial”. Antes que Faury, apostó por esta fusión Alessandro Profumo, CEO de Leonardo al referirse en marzo de 2019 al trabajo que entonces ya estaba desarrollando su empresa para entrar en el programa Tempest. Profumo reveló que su deseo pasaba por converger finalmente el proyecto liderado por Reino Unido “con Francia y Alemania”. De este modo se refirió a una potencial fusión con el FCAS, del que entonces aún no formaba oficialmente España, que se unió en junio de 2019.
El compromiso de desarrollo y producción del FCAS supone complementar y posteriormente reemplazar la actual generación de aviones de combate Eurofighter y Rafale, entre los años 2035 y 2040. El Eurofighter es un programa europeo en el que participan Alemania, Italia, España y Reino Unido y del que la francesa Dassault Aviation se salió en su momento para desarrollar su propio avión de combate, el Rafale, que es el mayor competidor del Eurofighter.