La Aviación Naval de Chile conmemoró el viernes 16 de marzo su nonagésimo sexto aniversario siendo testigo y protagonista de la evolución del arma aeronaval y contribuyendo con su material de vuelo al desarrollo de las operaciones navales como también a la vigilancia aeromarítima y búsqueda y rescate en las aguas jurisdiccionales nacionales.
La ceremonia principal se realizó en la base aeronaval Concón siendo encabezada por el comandante en jefe de la Armada, almirante Julio Leiva, y contó con la presencia de integrantes del alto mando naval y personal en servicio activo y en retiro de la especialidad de Aviación Naval.
Esta Fuerza Operativa, que fue creada mediante un Decreto Supremo firmado el 16 de marzo de 1923 por el entonces presidente Arturo Alessandri Palma, es responsable de entregar apoyo a las fuerzas navales de superficie, submarinas y de Infantería de Marina de la institución para lo cual dispone de medios aeronavales organizados, equipados y entrenados junto a toda la infraestructura terrestre y de apoyo correspondiente.
La Armada de Chile había mostrado temprano interés en el uso de aeronaves en actividades de apoyo en operaciones marítimas y el Reglamento Administrativo de 1915 consideraba la existencia de un arma aeronaval. Un año después personal de la institución participó en el primer curso de aviadores navales realizado en la Escuela de Aeronáutica Militar de Chile.
La Aviación Naval inició sus actividades en 1919 al recibir la institución material de vuelo entregado por el Reino Unido a modo de compensación por la retención de acorazados y destructores por la Primera Guerra Mundial. Se incorporaron dos Sopwith Babies, seis Short 184, dos Avro 504 y un bote volador biplano F-2A que permitieron el desarrollo de la aeronáutica nacional y lograron hitos como el primer salto en paracaidas sobre el mar en Sudamérica, el primer vuelo de un hidroavión en Chile y raids a lo largo de la costa nacional.
En 1930, en virtud del Decreto Supremo Nº 1.167, la Aviación Naval y la Aviación de Ejército se unieron para dar origen a la Fuerza Aérea Nacional. Por un espacio de 23 años la Armada de Chile careció de un servicio aéreo orgánico hasta que en 1953 el gobierno de la época autoriza la compra de helicópteros y aviones de transporte a la institución.
La Aviación Naval reinició sus operaciones en la década de 1950 con aviones Beechcraft D18S y helicópteros Bell 47. Posteriormente incorporaría aeronaves de ala rotatoria Sikorsky SH-34J, los primeros helicópteros especialistas en guerra antisubmarina de la institución, además de material de transporte Douglas C-47 y aviones de entrenamiento Beechcraft T-34 Mentor.
La Armada de Chile recibió en 1970 la primera partida de cuatro helicópteros Bell UH-57B Jet Ranger para tareas de enlace, rescate, policía marítima y entrenamiento y en junio de 1977 se firma la compra de 10 helicópteros antisubmarinos Aerospatiale Alouette III 319 B (SH-9).
En 1975 adquirió tres aviones de transporte Embraer EMB.110C Bandeirante utilizados en misiones de enlace y entrenamiento en multimotores. Un año después la institución encargó al fabricante aeronáutico de Brasil seis aeronaves de vigilancia marítima EMB.111A(N) que cumplieron un destacado rol ejecutando tareas de exploración aeromarítima y vigilancia de la flota argentina durante la crisis del canal Beagle que enfrentó a ambos países a fines de 1978.
La Aviación Naval compró en 1978 cuatro aviones de transporte táctico ligero Casa C-212-100-A11 y en septiembre de 1979 seleccionó al Pilatus PC-7 Turbo Trainer como nuevo avión de entrenamiento en reemplazo del material T-34 Mentor. Las primeras cuatro unidades, de un total de 10, arribaron en mayo de 1980 y su viaje constituyó un hito ya que fueron los primeros aviones monomotores chilenos en cruzar el océano Atlántico desde Suiza a Chile. Una segunda partida de cuatro aeronaves llegó al país en julio de ese mismo año mientras que los dos aparatos restantes arribaron a Chile por vía marítima en marzo de 1981.
En 1991 el componente de ala rotatoria de la institución incrementa de manera significativa sus capacidades con el arribo del primer helicóptero de ataque y lucha antisubmarina Aerospatiale AS332F1 Cougar de un total de seis adquiridos. Este material de vuelo, que reemplazó a los SH-9, introdujo el misil antibuque MBDA Exocet AM-39 permitiendo realizar misiones de ataque contra unidades de superficie. Además de estas unidades, la Aviación Naval recibió helicópteros de rescate y vigilancia costera UH-05 Bolkow. La institución adquirió en Estados Unidos, a comienzos de la década de 1990, una partida de ocho aeronaves Lockheed Martin Orion para labores de patrullaje marítimo de largo alcance. Dos de las aeronaves pertenecían a la versión antisubmarina P-3A y seis al modelo de transporte UP-3A. Los Orion, que arribaron a contar de 1993, fueron recuperados y refaccionados por la empresa Western International Aviation en Tucson, Arizona. De las ocho aeronaves la institución puso en servicio a la mitad de la flota y el resto se destinó para instrucción técnica del personal de apoyo terrestre y piezas de repuesto.
La Aviación Naval comenzó a incorporar a mediados de la primera década del siglo XXI helicópteros bimotores Airbus AS365 Dauphin para ser empleados en misiones de enlace, policía marítima y búsqueda y salvamento marítimo (SAR). Los primeros cuatro Dauphin usados arribaron entre 2005 y 2006 mientras que otras cuatro unidades se adquirieron en el mercado de segunda mano por 18,7 millones de euros en 2008.
En octubre de 2007 se hizo público el contrato de compra de tres P295 Persuader para potenciar la exploración aeromarítima estratégica y táctica en apoyo a las fuerzas navales, el control de la zona marítima exclusiva y mejorar la capacidad de transporte aéreo militar. El acuerdo firmado con Airbus DS abarcó una aeronave de patrullaje aeromarítimo (avión matrícula Naval 501) y dos del modelo de exploración y lucha aeromarítima (aeronaves numerales Naval 502 y Naval 503). La Aviación Nacional recibió el primer Persuader en abril de 2010 y los restantes en 2011.
La institución adquirió en septiembre de 2015 una flota de siete aeronaves de vigilancia costera Vulcanair Aircraft P68 Observer 2 por un monto estimado de 13,6 millones de dólares. El proyecto, denominado Piquero, permitó reemplazar a los aviones de búsqueda y patrullaje costero Cessna O-2A Skymaster que cumplieron su vida útil tras prestar servicios desde fines de la década de 1990.
En enero de 2017 comenzó el programa Albatros IV que considera trabajos de mantenimiento de depósito, reemplazo de componentes de alas y montaje de nuevo estabilizador horizontal, modernización de aviónica e instalación de nuevos motores en dos aviones de exploración aeromarítima P-3ACH Orion. La modernización es realizada por la empresa canadiense IMP Aerospace en Halifax, Nueva Escocia, y permitirá extender en 15.000 horas de vuelo su vida útil.
En 2019 se espera que la institución seleccione un nuevo helicóptero ligero que reemplazará al material de vuelo Bell UH-57B. El modelo elegido permitirá mantener la capacidad de salvaguardar la vida humana en el mar, ejercer el rol de policía y control de tráfico marítimo, efectuar aeroevacuación médica, brindar apoyo a la señalización marítima y llevar a cabo la instrucción básica de pilotos de la Aviación Naval.
El proyecto de Ley de Presupuesto 2019 asignó a la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar) una partida de 6,7 millones de dólares para financiar la primera etapa del proyecto Gaviota que considera la construcción de un hangar y la compra de cinco helicópteros livianos. Se estima que participarán en este concurso el H125 de Airbus Helicopters, el AW119Kx Koala de Leonardo y el 407GXP de Bell.
La Aviación Naval tiene también en curso el mantenimiento mayor que se debe efectuar cada ocho años a los aviones P295 Persuader. El programa abarca una serie de trabajos de inspección y certificación del estado técnico para garantizar la disponibilidad operativa y asegurar el ciclo de vida del material de vuelo. La primera aeronave, Naval 501, efectuó este proceso en las instalaciones de Aribus en Sevilla y retornó a Chile en marzo de 2018 mientras que la segunda unidad, Naval 502, está en esa planta desde septiembre de 2018.