En esta segunda entrega de la entrevista con el presidente de la Asociación Atlántica Española (AAE), Pedro Argüelles, el ex Sedef habla de la importancia de la OTAN para España y la insistencia del Gobierno en que la Alianza mire al flanco sur.
España cumple este mes 35 años en la OTAN, ¿cómo ven los españoles de hoy la Alianza?
España tuvo una entrada en la Alianza como sabemos accidentada, pero al final, una vez que se tomó la decisión, fue un socio de la alianza con mucha determinación y con una gran responsabilidad y desde ese punto de vista creo que la Alianza está muy satisfecha de lo que España ha hecho por la seguridad dentro del marco occidental y las contribuciones que España hace a la Alianza Atlántica, no solamente en forma de efectivos y de recursos sino también por la enorme importancia que tiene la situación geoestratégica de España. Creo que lo único que todavía no hemos logrado es que la población española entienda que es bueno que España pertenezca a la Alianza Atlántica. Pertenecer a la OTAN es adquirir un paraguas de seguridad para España y adquirirlo con unas capacidades que serían inasumibles para cualquier país de forma aislada. Esto no es un gasto adicional en seguridad y defensa, sino que es la manera más económica y rentable de conseguir un nivel de seguridad que sería inalcanzable para España en solitario.
¿Qué papel juega España?, ¿está bien representada o para eso hay que llegar al 2% de inversión?
El 2% se ha quedado en la memoria de todos como un objetivo, una manera sencilla de representar algo que es muy complicado. Me gustaría quitarle importancia a la cifra del 2% e introducir factores de calidad: no es lo mismo el 2% de España que el 2% de Luxemburgo. España tiene unas responsabilidades y unas capacidades muy importantes al servicio de la Alianza Atlántica que no representan el 2% de su presupuesto, eso es cierto, pero también es verdad que para alcanzar ese 2% hay que dar tiempo. Muy pocos países o casi ninguno lo alcanza y alguno de los que lo alcanzan tampoco son numéricamente tan representativos. Hay que dar tiempo y hay que desmitificar un poco el número del 2%.
La OTAN ha sufrido varias actualizaciones, la última importante fue tras el 11-S, y ahora está inmersa en otro de estos procesos, el denominado plan 2030, ¿en qué consiste?
El 11-S fue un hito muy importante en la historia del atlantismo porque fue la primera vez que se aplicó el Artículo 5 del Tratado. Hoy en día estamos en una situación en la OTAN que se parece muy poco a lo que había en los momentos en los que el Tratado se firmó y, por lo tanto, la Alianza Atlántica tiene que ir evolucionando para responder. Y esa respuesta que tiene que ser diversa, no solamente por la morfología y por la naturaleza de los retos y los desafíos sino también por su dispersión geográfica. Por eso España tiene una seria preocupación porque la Alianza contemple los riesgos fundamentalmente de la zona del Sahel.
La ministra española de Defensa, Margarita Robles, insistió precisamente la semana pasada en el Congreso en que es necesario que la OTAN mire al sur. ¿No hemos sido capaces de convencerles?
Lo que no puede ser es que la Alianza dé un giro y vaya a mirar exclusivamente al flanco sur, pero en los procesos de generación de doctrina y de planeamiento de la OTAN ya existen cosas que no existían hace 20 o 30 años. Y existen porque poco a poco países como España van introduciendo ese tipo de llamadas de atención. La estabilidad del Sahel, la estabilidad de la Cuenca Mediterránea en sí es importante, no solo para los países limítrofes sino para todos. Si algo está claro es que la seguridad, la defensa, la estabilidad… en un mundo tan globalizado se extiende como una mancha de aceite.