La presidenta de Navantia, Belén Gualda, ha destacado que la futura fragata F-110, cuya construcción comenzará a mediados del próximo año, será el primer buque de superficie de la flota 4.0 de la Armada. Este proyecto, ha añadido, constituye la punta de la lanza de la transformación digital de la compañía, un proceso que ya está en marcha y que implica la incorporación de avances tecnológicos en todas las áreas y un cambio de mentalidad.
Gualda explicó además en un desayuno informativo del Club Diálogos para la Democracia que la compañía pública está actualmente inmersa en un proceso de transformación a través de la innovación tecnológica y la digitalización como pilares. Este proceso, añadió, afectará no solo a los productos, sino también a los procesos internos, a las personas y al estilo de gestión y conllevará un cambio cultural, además de iniciativas orientadas a la captación de talento.
La presidente de Navantia, en una de sus primeras intervenciones en foros sectoriales desde su nombramiento en octubre del año pasado, destacó que la empresa cuenta con algo más de 4.000 trabajadores, sin embargo, sostiene a cerca de 70.000 empleos dentro de su cadena de valor.
“Esta política de transformación afecta a los astilleros, buques, sistemas, mantenimiento, la cadena de suministros, las personas y todos los procesos”, insistió. Dentro del proceso de transformación de la industria de defensa, apostó por una estrecha colaboración entre las empresas españolas del sector y los centros tecnológicos y por forjar alianzas para “ir juntos al exterior”.
Gualda también habló sobre los dos grandes proyectos de Navantia: la fragata F-110 y el submarino S-80. Respecto al primero dijo que el diseño de esta nueva clase de fragata contará con avances tecnológicos y operativos como el gemelo digital que incorporará datos, modelos e información del buque para optimizar los procesos de operación, mantenimiento y formación de la fragata real. “Este será uno de las principales novedades”, destacó. Además, declaró que el objetivo de la compañía es replicar este programa en el exterior “a través de proyectos de transferencia de tecnología”.
En cuanto al segundo, apuntó que “el S-80 convertirá a España en uno de los pocos países en el mundo capaz de diseñar y fabricar submarinos”. Y agregó: “Estos dos programas permitirán a España disponer de capacidades a la vanguardia de Europa y a Navantia liderar el mercado con nuestros buques inteligentes”.
En el encuentro también participaron el presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell, el presidente de Tecnobit-Grupo Oesía, Luis Furnells, y el presidente del consejo de administración de Hisdesat, Santiago Bolibar. En él además la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, presentó la nueva estrategia de tecnología e innovación del Ministerio de Defensa.
Furnells, por su parte, resaltó los desafíos de la seguridad en un momento complejo. “Nuestra seguridad está en la vigilancia de las fronteras y el espacio aéreo, nadie lo duda, pero cada vez más, reside en otras fronteras difíciles de identificar, como es el ciberespacio, en la seguridad de nuestras comunicaciones y de nuestros datos, entorno en el que los ataques son cada vez más numerosos y sofisticados”, remarcó.
Y añadió: “La clave está en el desarrollo tecnológico, es decir, que, a través de la colaboración público-privada, seamos capaces de desarrollar tecnologías estratégicas, mediante inversiones sostenibles y proyectos tractores, que impulsen la innovación y, además, generen empleo de calidad”.
El presidente de Tecnobit incidió en la importancia de la colaboración público-privada. “Es necesario continuar evolucionando en el desarrollo de dicha colaboración público-privada, multi ministerial, desde lo público y tractora, integradora, generosa y comprometida desde lo privado para juntos, ser capaces de responder a las necesidades de las Fuerzas Armadas a la hora de abordar su valiosísima labor”.
Bolibar señaló que en tiempos de crisis “la industria es motor fundamental de recuperación, y su investigación y desarrollo el combustible futuro de ese motor. Dentro de esa industria, la de Defensa, que precisa una gran inversión en I+D+i, conlleva un fuerte desarrollo industrial”.
Mientras, Abril-Martorell subrayó que la industria de defensa "puede y debe tener un papel central en la evolución de la economía nacional hacia un modelo de más valor y productividad". Este modelo, añadió, debe estar basado "en los pilares de la digitalización y reindustrialización".