Viene de: 'El Ejército del futuro: Leopard 2E Plus, Pizarro fase III y Dragón 8x8 (1)'
El Ejército de Tierra es consciente de que la brigada, como unidad de referencia en el nivel táctico, deberá disponer de unos materiales acordes a las misiones que desempeñará en los escenarios en el horizonte de 2035. Esto obliga a analizar los materiales disponibles hoy en día para poder satisfacer las necesidades de ese futuro próximo, así como acometer medidas de actualización o modernización en los mismos por encontrarse, en algunos casos, en un estado muy avanzado de su ciclo de vida.
La modernización, explica el Ejército, permitirá alcanzar el horizonte de 2024 con garantías, aunque -advierte- para llegar a 2035 con la fuerza de ventaja prevista son imprescindibles nuevas adquisiciones. En la segunda parte de un reportaje sobre los futuros medios tácticos del Ejército de Tierra, Infodefensa.com analiza cómo evolucionarán los vehículos blindados, la artillería y los helicópteros.
Plataformas terrestres
Los estudios realizados ponen de manifiesto que las futuras plataformas terrestres serán cada vez más autónomas. Por ejemplo, un soldado en el modo de control remoto podrá operar el vehículo a distancia desde un maletín portátil, lo que le permitirá desenvolverse en zonas de peligro sin exponer vidas humanas.
De esta manera, el Ejército señala que los vehículos serán utilizados para misiones de vigilancia y seguridad, pudiendo actuar como punta de lanza de una pequeña unidad, reconociendo e incluso levantando IED o minas. Otra posible tarea sería efectuar labores de vigilancia perimetral en bases o campamentos en zonas de alto riesgo.
En el ámbito mecánico, la investigación y desarrollo avanza hacia suspensiones activas y semiactivas, tecnologías avanzadas de tracción (cadenas de goma, ruedas avanzadas, motores en cubo de rueda), propulsión híbrida eléctrica, almacenamiento de energía eléctrica para propulsión, etc. Tras el final de la vida operativa de los vehículos Lince y Rg-31, el Ejército dibuja un futuro en el que el vehículo de referencia será un Vamtac 4.0 con las citadas capacidades y tecnologías.
La Artillería de Campaña contará con plataformas de ruedas o cadenas que montarán sistemas de artillería clásica de 155 mm o cohetes para conseguir una mayor comunidad logística y mayor alcance y precisión. En este punto, el Ejército insiste en que resulta prioritario recuperar la capacidad cohete, perdida después de la retirada del sistema Teruel. En un poster recientemente publicado Tierra propone para el año 2035 un vehículo Pizarro MLRS (Multiple Launch Rocket System), a falta, eso si, de la financiación y del lanzamiento de un programa de adquisición.
Los escenarios requerirán un aumento del rango de actuación a través de municiones de alcance extendido y el empleo de municiones más precisas guiadas por GPS e inteligentes. Por su parte, los avances tecnológicos harán posible armas de energía dirigida y cañones electromagnéticos-hipervelocidad. Las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial podrán reducir los tiempos de reacción y asignación de blancos de manera eficiente.
Por su parte, los vehículos de la Artillería Antiaérea tendrán una alta movilidad, así como la posibilidad de utilizar armas complementarias (misil, cañón y C-RPAS). El futuro de estos medios también pasa por el empleo de la inteligencia artificial con unos tiempos de reacción muy reducidos en los futuros escenarios, de dos a seis segundos. La utilización de la robótica en lanzadores, con sensores y vectores de lanzamiento, será un factor decisivo. También será determinante disponer de vehículos versátiles y adaptables.
En las Fuerzas Aeromóviles del Ejército (Famet), los últimos programas dejan claro que el futuro pasa por una flota compuesta por tres modelos: el helicóptero de ataque Tigre, modernizado a la versión MK III; el helicóptero de transporte Chinook CH47 actualizado a la versión F; y el helicóptero polivalente NH90.
En líneas generales, estas aeronaves incorporarán sistemas de aviónica y sistemas de misión (AMPS) digitales, mejoras en el armamento (misiles de mayor alcance) y en la protección (contramedidas láser), y tendrán una reducción de la huella logística, lo que repercutirá en menos horas de mantenimiento.