*Por una cuestión de extensión Infodefensa presentará el contenido de este reportaje dividido en tres partes.
La adquisición de aparatos y componentes de segunda mano es en muchos casos una buena opción para países que no cuentan con altos presupuestos en Defensa
La compra de usados, que a priori puede resultar atractiva —o la única opción posible— por sus ventajas comparativas en términos económicos, puede terminar siendo un dolor de cabeza para las Fuerzas y un problema mediato más que una adquisición pertinente.
Las naciones latinoamericanas han transitado este dilema en la segunda mitad del siglo XX —y también entrados los 2000— con resultados diferentes. Lo que en primera instancia puede significar una erogación económica conveniente, a veces implica altos costos operativos a mediano o largo plazo, la dificultad para conseguir repuestos (o la inexistencia) o en el peor de los casos, la obsolescencia inminente del equipamiento en cuestión.
Chile
Quizás uno de los ejemplos más portentosos de adquisiciones de material militar usado es el de Chile. En las últimas dos décadas, sus Fuerzas Armadas han incorporado un importante número de sistemas de armas de segunda mano llegados principalmente a Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Países Bajos y Australia.
Tanque Leopard 2A4 y carro Marder 1A3. Firma Ejército de Chile
Consultado por Infodefensa para este reportaje, el corresponsal de este periódico en Chile, Nicolás García, indica que “la fuerza acorazada del Ejército de Chile está constituida casi en su totalidad por plataformas usadas”. Es el caso de los tanques Leopard 1V y Leopard 2A4, la familia de carros M113 y AIFV/YPR-765, los obuses autopropulsados M109 y los vehículos de mando y control M108. Asimismo, tiene una flota de camiones Mercedes-Benz 1017 A y Unimog 1300 de segunda mano que está siendo reemplazada por nuevas unidades.
“La Escuadra Nacional de la Armada de Chile está integrada en un 100 % por buques usados”, afirma. La institución incorporó en la primera década del siglo XXI una fragata antisubmarina Type 22, dos fragatas multitpropósito clase M, tres fragatas antisubmarinas Type 23 y dos fragatas antiaéreas clase L, estas últimas reemplazadas en 2020 por dos fragatas antiaéreas clase Adelaide.
Petrolero de flota AO-52 Almirante Montt y fragata antisubmarina Type 23 FF-07 Almirante Lynch de la Escuadra Nacional de la Armada de Chile. Firma Nicolás García
Estos buques son apoyados por los petroleros AO-52 Almirante Montt y AO-53 Araucano, unidades que operaron la Armada de Estados Unidos y la empresa Ultragas, respectivamente. De segunda mano también son el buque multipropósito LSDH-91 Sargento Aldea, el remolcador ATF-60 Lientur, los nueve helicópteros Airbus AS365 Dauphin y dos AS332L Super Puma de la Aviación Naval y los 22 carros NZLAV 8x8 de procedencia neozelandesa adquiridos en 2022 para la Infantería de Marina.
García también aporta que la flota de combate de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) está integrada por 36 aviones Lockheed Martin F-16 A/B Block 15/20 MLU comprados de segunda mano a Países Bajos y que arribaron al país entre el 2005 y 2011. Este material de vuelo es apoyado por dos veteranos aviones de reabastecimiento Boeing KC-135E Stratotanker de un total de tres adquiridos a Estados Unidos en 2009.
Cazas Lockheed Martin F-16 AM Block 15 MLU. Firma Fuerza Aérea de Chile
Pero eso no es todo, la institución también opera tres KC-130R y dos C-130H Hercules comprados usados a Estados Unidos y recibidos entre el 2015 y 2021, un avión de transporte estratégico 767-300ER comprado de segunda mano en 2008, un B737-330QC exLufthansa adquirido en 2001, cuatro aviones ejecutivos Gulfstream G-IV usados recibidos entre el 2000 y 2021 y dos aviones de alerta temprana y control aerotransportado E-3D Sentry AEW.Mk.1 ex RAF incorporados en 2022.
“El sostenimiento de este material es efectuado por Fábricas y Maestranzas del Ejército (Famae), Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) y la Empresa Nacional de Aeronáutica (Enaer), y sus filiales Servicios y Soluciones Tecnológicas (S2T), Compañía de Ingeniería de Sistemas y Desarrollos Funcionales Limitada (Sisdef) y Desarrollo de Tecnologías y Sistemas (DTS), respectivamente”, destaca el corresponsal chileno.
Argentina y Uruguay
La compra de equipo usado debe tomarse con cautela y ser evaluada cuidadosamente; es esencial analizar cada situación individualmente y en muchos casos solo el tiempo dirá si fue una buena compra o no.
En el caso de Argentina, según reseña nuestro corresponsal Gonzalo Mary, la compra de aviones Dagger y A-4B es digna de mención como una adquisición exitosa. No obstante,“desde la década de los ‘90, las compras de material usado no han sido tan acertadas, y se ha optado por comprar equipos en declive o en etapas avanzadas de su vida útil”, indica.
Dagger utilizado en Malvinas. Firma: Gonzalo Mary
En otros casos, el poder político negocia de forma independiente y sin tener en cuenta las necesidades reales por parte de las fuerzas. Según Gabriel Porfilio, también colaborador de esta página, Uruguay es una muestra de ello. “La escasez de presupuesto y una desidia generalizada por parte del poder político han generado que buena parte del material militar uruguayo se componga de equipo de segunda o hasta de tercera mano”, afirma. Se obtienen cosas a precios muy accesibles o incluso donaciones, pero que no es el material que las Fuerzas necesiten para cumplir su misión.
“Se han recibido blindados y tanques obsoletos, sin ningún valor bélico y costosos de mantener, aeronaves de uso civil con modificaciones mínimas para prestar servicios de búsqueda marítima sin ningún tipo de sensores o buques de guerra con nula capacidad de combate, adquiridos con la falsa pretensión de ser una medida stop-gap que termina siendo definitiva”, asegura Porfilio sobre las decisiones tomadas por los sucesivos Gobiernos uruguayos.
Además, el corresponsal entiende que durante la presente gestión se han exacerbado las políticas de adquisición a través de donaciones o las compras de material de oportunidad. “Se recibieron donaciones de Brasil, que incluyeron blindados y obuses totalmente obsoletos; la donación de una lancha de rescate desde una organización civil alemana; la compra/donación de tres lanchas de patrulla desde Estados Unidos y otra lancha desde Corea del Sur; y la donación de un helicóptero por parte de Estados Unidos. A esto se le suma la compra de dos KC-130H Hercules usados a España para la Fuerza Aérea y la potencial compra/donación de algunos vehículos blindados desde Estados Unidos para el Ejército”, señala. Como excepción se espera la compra de dos OPV nuevos a un astillero español y un buque científico civil en el mercado privado en Estados Unidos.
Centroamérica
La falta de presupuesto en Defensa también se hace sentir en Centroamérica, uno de los más bajos de la región, dependiente de los programas de cooperación y terreno fértil para los equipos de segunda mano.
Para ilustrar esto, Alberto López, pluma de Infodefensa en la zona, cuenta que en 2014 la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS) compró una flota de 10 aviones Cessna A37B Dragonfly a Chile por un monto de inversión de casi 9.000.000 de dólares. “Esta compra se llevó a cabo debido a que el Congreso salvadoreño no se decidió por la compra de material nuevo y de mejor opción como el Embraer EMB 314 Super Tucano”, comenta.
Por su parte, ya conocido es el caso de Nicaragua, que en 2015 se hizo al menos de 50 tanques rusos M72B1. “Nunca quedó claro si esta capitalización se trató de una donación o cooperación con facilidades en el pago de los equipos por parte de Rusia”, señala López. Además —en 2019— la Fuerza Naval nicaragüense recibió dos patrulleros tipo Damen Stan Patrol 4207 procedentes de la flota de Jamaica. En esta ocasión tampoco se reveló si hubo inversión o algún tipo de cooperación.
Dentro del mismo radio, se puede mencionar el caso de Costa Rica, que a pesar de no contar con Ejército desde el año 1948, también recurre a material de segunda para reforzar a sus fuerzas policiales. “Costa Rica —por la vía de la cooperación estadounidense— se ha nutrido de aviones patrulleros repotenciados para el Servicio de Vigilancia Aérea (SVA) del Ministerio de Seguridad Pública. Además, en los últimos años, también recibió al menos tres patrulleros clase Island, provenientes de las flotas excedentes de la Guardia Costera de los Estados Unidos”, indica el corresponsal de Infodefensa.