Los sobrecostes y retrasos acechan al programa de fragatas australiano Sea 5000 desde que la firma británica BAE Systems lo ganó en 2018 con un diseño basado las Tipo 26 de la Marina Real de Reino Unido (Royal Navy). Las dudas han llevado a la empresa a salir al paso reafirmando que su filian en el país, BAE Systems Australia “sigue adelante con el mayor programa australiano de construcción de buques de guerra de superficie, el programa de fragatas de la clase Hunter”, como son conocidas estas naves.
La empresa ha publicado un informe con el que trata de contrarrestar el viento de proa que en distintos aspectos afectan al proyecto. Las autoridades australianas están considerando incluso reducir de nueve a seis el número de buques planteados, que ya suman un sobreprecio estimado en 20.000 millones de dólares australianos, y que se enfrenta a serios problemas derivados de su diseño, según un informe presentado este año por la Oficina Nacional de Auditoría de Australia (ANAO), en el que se revela que la Marina del país prefería las opciones de la española Navantia y la italiana Fincantieri por encima de la británica, que resultó finalmente elegida. El programa ha sido llevado incluso a la Comisión Nacional Anticorrupción australiana, donde se dilucida si el proceso público de elección fue correcto.
“El programa de fragatas clase Hunter ha sido objeto de mucho escrutinio público, especialmente en torno a la velocidad y la capacidad, y algunos expertos han calificado el programa de ‘problemático", reconoce del director general de BAE Systems Australia, Craig Lockhart, en un artículo de opinión publicado hace una semana en el portal web de la compañía. Y añade que se trata de una “narrativa de referencia” que proviene “con demasiada frecuencia de aquellos que no han visitado el astillero o no conocen el contexto del programa”, y que “en particular, ha tenido un enorme impacto perjudicial para los más de 1.600 empleados del programa”.
96 celdas de misiles
Lockhart admite, “y con razón, un escrutinio público sobre cualquier programa que suponga un costo para el contribuyente”, al tiempo que considera “que Australia es única en la forma en que debate públicamente sus programas de defensa”. El alto directivo afirma que el personal implicado en el proyecto “trabaja incansablemente” en una iniciativa “que proporcionará a Australia un buque de guerra multimisión líder en el mundo, altamente capaz y versátil”, y echa de menos que se comente con más frecuencia que el “Hunter ha sido diseñado para adaptarse a tecnologías emergentes, o mejorar la efectividad de la guerra en caso de que haya una amenaza mayor para nuestro entorno estratégico”. Como ejemplo apunta que el Hunter puede acomodar más de 96 celdas de misiles de lanzamiento vertical, si así se le solicita.
A su juicio, están logrando “avances sólidos y tangibles. Estamos construyendo el astillero naval más avanzado del mundo que entrega bloques de barcos con una calidad líder en el sector, y estamos operando simulaciones de gemelos digitales que están atrayendo la atención incluso de Estados Unidos”. En dos años, asegura, “construimos un astillero. Transformamos la fuerza laboral de un par de cientos de personas en una oficina de diseño en el Reino Unido a una fuerza laboral de más de 1.500 personas aquí en Australia. Todo esto durante la pandemia de covid”.
1.750 empresas interesadas
También se refiere a la cadena de suministros global que han establecido, y cita las “expresiones de interés de más de 1.750 empresas australianas que desean formar parte del programa”.
“Hemos adaptado el diseño para incluir capacidades de defensa aérea de vanguardia y el resultado final es un barco que aún funciona a la misma velocidad, resistencia y sigilo que se planeó originalmente, manteniendo la misma eslora y entregando más de lo que se requiere durante toda su vida”, afirma. Y añade que acaban de completar la revisión preliminar de diseño, “una evaluación técnica que garantiza que el diseño del barco sea operativamente efectivo”, y el pasado mayo comenzó la construcción del primer bloque de la primera fragata.
Sobre “las sugerencias para pasar a construir un barco diferente en el extranjero”, en lo que parece aludir a la oferta a Australia no solicitada presentada por Navantia para construir una serie de buques, o bien en Australia o en España, lo que en este segundo caso acortaría los plazos, Lockhart asegurar que “no permitirán que Australia tenga capacidad antes”. No existen buques de guerra “listos para usar” disponibles listos para ser comprados por Australia, apunta: “¿Por qué nosotros, como australianos, estaríamos dispuestos a cambiar nuestros empleos por empleos en el extranjero?”, apostilla.
“Falta de comprensión y celebración del trabajo”
“El ‘problema’ con el programa de fragatas clase Hunter no es el programa, sino la falta de comprensión y celebración del trabajo excepcional que realizan los australianos y para los australianos”.
Las fragatas de la clase Hunter se basan en el diseño del buque de combate global Tipo 26 que actualmente se construyen en la ciudad escocesa de Glasgow para la Royal Navy. Recientemente han surgido rumores apuntando la posibilidad de que la producción de las fragatas australianas sea derivada finalmente a Escocia, lo que ha llevado de nuevo a Craig Lockhart a publicar, este viernes, otro artículo en el portal de BAE Systems Australia para desmentirlo. “Nunca le daremos la espalda a nuestros trabajadores en el Astillero Naval de Osborne y a nuestros trabajadores que se encuentran en toda Australia”, afirma en el texto. “Sólo puedo imaginar el daño que estas afirmaciones infundadas podrían causar a las personas que aspiran a una carrera en la construcción naval, o a un papel en la potencial fuerza laboral nuclear futura de Aukus”, añade, citando el programa de submarinos nucleares acordado por Australila con Reino Unido y Estados Unidos, y que hace dos años arrebató el acuerdo previamente suscrito con Francia para la construcción de una docena de submarinos convencionales.