En pleno proceso de inversión en material de las Fuerzas Armadas españolas por parte del Ministerio de Defensa, la Armada ha vuelto a insistir en la necesidad de sustituir los vetustos Harrier por el F-35B, una aeronave que en los pasillos del Ministerio ni se menciona. Aún así, la Armada lo tiene claro y en una entrevista publicada por el Boletín informativo para personal de la Armada (BIP) el comandante de la Flotilla de Aeronaves de la Armada (Floan), capitán de navío José Emilio Regodón Gómez, al ser preguntado por la sustitución de los Harrier insiste en que, “en la actualidad, no hay más que un modelo posible: el F-35B”. Y añade al ser interrogado por las fechas más adecuadas: “Cuanto antes mejor”.
El comandante de la Floan explicó que “con la Marina Militare italiana y los Marines de la Marina estadounidense transicionando al F-35B, pronto nos quedaremos como últimos y únicos utilizadores del Harrier”. Y encima hay que tener en cuenta los tiempos: “No es posible obviar que, si el Ministerio de Defensa decidiese esa compra, habrá unos tiempos de espera en función de la demanda y la capacidad de producción de las líneas de montaje”.
Lo que hay que tener en cuenta según el capitán de navío Regodón es que los Harrier AV-8B “están aún en condiciones de seguir portando sus capacidades y no dejamos de mejorarlos en lo posible”. Lo cierto es que esas actualizaciones no dejaron de hacerse desde su llegada. Los aviones, recuerda Regodón, llevan cuarenta años en España, llegaron en la versión Day Attack, luego pasaron al standard SNUG (Spanish Navy Upgrade), después a la actual versión B+ entre 1996 y 2003, ahora mismo están en actualización al modo 5 de IFF y hay previstas mejoras de aviónica, sistemas y armas. Aún así, “las 11 aeronaves en servicio en la 9ª Escuadrilla se encuentran en su último tercio de vida y su baja está programada hacia el año 2030 puesto que, además de la obsolescencia propia de la plataforma, en el año 2028 se producirá el final del programa cooperativo que ha garantizado su sostenimiento y actualización durante todo su ciclo de vida”.
Respecto a lo que puede suponer perder esta capacidad si finalmente no se sustituyen los Harrier, el comandante de la Floan aseguró que “perder el ala fija embarcada supondría un paso atrás en nuestro nivel de ambición”. El capitán de navío puso como ejemplo el despliegue más reciente del LHD Juan Carlos I (Dédalo-23) y la capacidades que le aporta el ala fija ya sea como apoyo de la Infantería, a la fuerza naval, ataques coordinados, entrar tierra adentro… Una flexibilidad que, según Regodón, “sólo la aporta un ala aérea embarcada de reactores de ala fija”.