Una pequeña flota de la Fuerza Aérea británica (RAF) que se dirigía este fin de semana a Reino Unido desde Portugal ha acabado tomando tierra en Santiago de Compostela. Media docena de aviones de combate de quinta generación F-35B, acompañados por un aparato de suministro de combustible en vuelo y transporte Voyager KC2 (denominación local del A330 MRTT de Airbus), han permanecido en un área militarizada del aeródromo de Lavacolla (actual Aeropuerto Internacional de Santiago-Rosalía de Castro), en una escala no programada por problemas eléctricos en al menos uno de ellos.
Inicialmente trascendió que las dificultades afectaban a dos de los cazas desarrollados por Lockheed Martin, del mismo modelo y variante que quiere la Armada española para sustituir los actuales AV-8B Harrier el buque Juan Carlos I, como recogió el mismo viernes el periódico local La Voz de Galicia. El sábado por la tarde, cinco de los seis aviones de combate y el Voyager KC2 despegaron finalmente para continuar su camino hacia Reino Unido, de modo que uno de los aparatos quedó en el aeropuerto gallego, el que ahora se apunta como causante de esta operación sobrevenida.
De momento no se han conocido más detalles acerca de qué ha afectado concretamente al vuelo previsto de las aeronaves desde Portugal.
Los F-35 Lightning II de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) reciben apoyo de mantenimiento de la compañía BAE Systems, que es además uno de los socios en el desarrollo de este avión liderado por la firma estadounidense Lockheed Martin. Así lo suscribieron ambas empresas el mes pasado con la Oficina del Programa Conjunto de esta aeronave (JPO, por sus siglas en inglés), con el denominado contrato Empresa de Capacidad Nacional del Sistema Aéreo Lightning (rayo en inglés), conocido por las siglas Lance y sucesor de un acuerdo anterior de la misma naturaleza.
Nueva compra de 26 aparatos
De momento, Reino Unido ha encargado 48 F-35, por un precio estimado en 9.100 millones de libras (unos 10.500 millones de euros), y ahora trabaja en la adquisición de otras 26 unidades. De cuajar esta compra prevista, el país contará con una flota de 73 F-35B, después de que en 2021 perdió uno al caer al mal en un despegue fallido desde el portaaviones HMS Queen Elizabeth.
La versión F-35B está diseñada para despegues cortos y aterrizajes verticales (STVOL) y, en caso de necesidad, es capaz de despegar verticalmente (VTO). Esta variante sustituirá a los cazas Harrier, como los que en una versión más antigua que los actuales empleó Gran Bretaña desde portaaeronaves en la Guerra de las Malvinas y todavía utiliza España desplegados desde su buque LHD Juan Carlos I. Este último país es, de hecho, uno de los potenciales clientes de este avión, aunque hasta la fecha el Ministerio de Defensa no se ha pronunciado oficialmente sobre la posible compra.