La Armada Nacional de Uruguay dio a conocer ayer las tres ofertas recibidas, una cantidad muy inferior a las presentadas en el proceso original hace ocho años, para la provisión de dos patrulleros oceánicos. Las referidas ofertas provinieron de CSTC de China, Damen de Paises Bajos y el consorcio Kership, conformado por los astilleros franceses Naval Group y Piriou. No hubo ofertas de buques de segunda mano.
Existieron dos ofertas más, una proveniente de la firma italiana Fincantieri, que fue presentada fuera de hora, y otra de CMN de Francia, que fue presentada incompleta por, según el astillero, carecer de suficiente tiempo para su traducción al idioma español.
Tanto CTSC como Kership -a través de Naval Group- son dos de los cuatro astilleros que habían quedado preseleccionados en instancias anteriores, CTSC con una versión de sus corbetas Tipo 056, denominada P18N, actualmente en uso por la Armada de Nigeria y presentada con modificaciones especificas según requerimientos de la Armada de Uruguay. Por su parte, Kership presentaba su OPV 90, modelo del que Argentina adquirió cuatro unidades y que visitó Uruguay durante el proceso anterior de precalificación de propuestas.
Es viable que haya habido cambios en los buques que se presentaron en 2014 versus los de este nuevo llamado debido a variaciones tanto en los requermientos de la Armada como del tiempo pasado desde entonces.
En el caso de Damen, si bien sus modelos no estaban en consideración anteriormente, se especula que podría haber presentado una versión de la clase Tun Fatimah, construidos en Malasia para la Armada de ese país y basados en su OPV 1800.
Período de análisis
A partir de ahora, el Gobierno de Uruguay y su Armada comienzan un periodo de análisis de las propuestas para decidir con cuál se quedan y, después de adjudicado, cuentan con 30 días para la firma del contrato de construcción.
La realidad indica que para buena parte de los astilleros internacionales este nuevo proceso no fue tentador, tanto por el mecanismo utilizado para realizar el llamado como así también que se haya deslizado por parte del ministro de Defensa el presupuesto asignado que contrastaba con los requerimientos técnicos de la compra a lo que se sumaban los altos costos de adquisición de pliegos y garantías requeridas.
Es así que, de un estimado de unos 50 astilleros originales que habían mostrado interés en competir para la construcción de los buques en 2014, apenas cinco decidieron competir en el llamado actual abierto por este gobierno y de esos, únicamente tres lo hicieron en tiempo y forma.