Las fuerzas aéreas de Centroamérica mantienen un déficit en sus flotas de transporte, al igual que en otros rubros de su arsenal aéreo. Los países que manejan los aviones de mayor tamaño, capacidad y modelos más recientes son Nicaragua con sus cuatro Antonov An-26 y Honduras con su único Let L-400 UVP E20, pues disponía de dos de estas aeronaves, pero hace un par de años se accidentó el otro equipo, el FAH 322.
En el caso de Honduras también sería importante mencionar el mejor avión presidencial de la región, un Embraer Legacy 600, el cual fue donado a la administración presidencial anterior, de Juan Orlando Hernández, por el Gobierno de Taiwán, pero que la actual presidenta, Xiomara Castro, ha dicho que buscará venderlo por su política de austeridad.
Además, para el caso de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) se anunció hace dos o tres años que se buscaba intercambiar dos de sus cuatro Cessna 208B Grand Caravan EX Cargo Master por un Lockheed Martin C-130 Hércules y cinco Bell UH-1H de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). Sin embargo, aunque el Congreso de Honduras ya había aprobado dicho intercambio, desde Brasil no ha habido confirmación del mismo hasta la fecha, por parte de legislativo brasileño.
República Dominicana, El Salvador y Guatemala
Después, vale la pena mencionar a las naciones centroamericanas que operan aeronaves de tamaño medio, pero con abultado acumulado de horas de vuelos, en el mejor de los casos equipos de los años 70 del siglo pasado, como es el caso de Fuerza Aérea Dominicana (FAD) que aún vuela tres CASA C-212 Aviocar.
Por su parte, desde mitad del siglo XX, Guatemala y El Salvador aún operan Basler BT-67, dos y uno, respectivamente; aunque en el caso salvadoreño se repotenció con motores turboprop desde la guerra de los 80, del siglo anterior, y Guatemala se encuentra en ese proceso de repotenciar al menos uno.