La caótica salida de las tropas occidentales de Afganistán el pasado agosto ha impulsado la vieja aspiración europea de crear su propio ejército. De momento se trata de una fuerza de intervención rápida, formada por 5.000 militares con capacidad para desplegarse en situaciones de emergencia. El máximo representante de la diplomacia y la seguridad europea, Josep Borrell, ha presentado a los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Unión Europea (UE), reunidos el lunes en Bruselas, su Brújula Estratégica. Se trata de un documento elaborado en los últimos meses que aspira a marcar una línea geopolítica común para enfrentarse a las nuevas amenazas. Como primera medida, el plan contempla la creación de este ejército de emergencia.
Borrell se ha apresurado a aclarar que no se trata de una especie de OTAN europea. De hecho ha incidido en que, a día de hoy, “la defensa territorial colectiva de Europa es la OTAN y no hay alternativa para ello”. La futura fuerza de acción rápida, que deberá estar lista antes de 2025, de acuerdo con los planes plasmados por Borrell, pretende dotar al viejo continente de mayor autonomía para actuar “cuando y donde sea necesario”, según explicó el mandatario el pasado verano, cuando se anunció que llevaría la propuesta a los 27 este noviembre. El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad fue entonces muy gráfico al explicar: “Necesitamos aumentar nuestra capacidad de actuar de manera autónoma, cuando y donde sea necesario. ¿Fuimos capaces de asegurar el perímetro del aeropuerto de Kabul? No. Los americanos fueron capaces, nosotros no”.
La agresión que estos días está sufriendo Polonia por parte de Bielorrusia, que está utilizando, con el apoyo de Moscú, la desesperación de migrantes para presionar sobre las fronteras en lo que Europa ha calificado de ataque híbrido, da igualmente un cierto impulso a la propuesta del también vicepresidente de la Comisión Europea Josep Borrell.
Tras presentar su Brújula Estratégica a los 27 este lunes, el documento debe ser consensuado durante los próximos meses, hasta alcanzar su versión final, lo que previsiblemente ocurrirá el próximo mes de marzo. El propósito del proyecto, en palabras que el propio Borrell ha plasmado en el documento, es conseguir “actuar con mayor rapidez y decisión ante las crisis; proteger a nuestros ciudadanos contra las amenazas que cambian rápidamente; invertir en las capacidades y tecnologías que necesitamos, y asociaciones con terceros para lograr objetivos comunes”.
Base industrial
Distintos altos cargos europeos están redoblando esfuerzos estos días para convencer a los socios de la necesidad de consolidar sus lazos militares. En este marco, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, declaró recientemente que 2022 será “el año de la defensa europea”. La nueva “capacidad para la acción autónoma” militar europea, ha apuntado también el director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa (organismo dependiente de la UE conocido por sus siglas en inglés EDA), Jiri Sedivy, debe sustentarse además sobre “una base industrial de defensa consolidada en la UE”.
“Europa está en peligro: tenemos que operar en un entorno estratégico cada vez más competitivo”, sentencia el jefe de la diplomacia europea en el documento que ahora deben discutir los miembros de la UE. En él se recogen, entre otros puntos, la propuesta de organizar a partir de 2023 las primeras maniobras militares conjuntas de la historia de la Unión Europea, según ha recogido el periódico El País.
Antes los esfuerzos europeos por mejorar sus capacidades militares, el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, ha aclarado este martes que la organización atlántica “seguirá siendo la piedra angular” de la defensa del viejo continente, en línea con la señalada postura mostrada por Borrell.
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