El Ministerio del Poder Popular para la Defensa, mediante un comunicado, dio a conocer los resultados de la investigación sobre el accidente del avión de combate Sukhoi Su-30MK2 de la Aviación Militar de Venezuela, ocurrido el pasado 17 de septiembre en el que fallecieron sus dos tripulantes.
El documento indica que ese día a las 20:40 horas despegaron de la base aérea 'Capitán Manuel Ríos', en El Sombrero, estado de Guárico, dos aviones Su-30MK2 pertenecientes al Grupo Aéreo de Caza Nº 11. Momentos después recibieron la instrucción del operador de guardia del Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI), a interceptar una aeronave incursora no identificada, que sobrevolaba al sur del estado Apure, en los llanos suroccidentales.
El texto determina que " el avión líder" (siglas AMB-0460) observó luces en el terreno, descendió para verificar, realizó tres disparos al objetivo y lanzó dos bengalas para iluminar el área. Al cabo de unos segundos, el "avión gregario" (AMB-9959), notificó posible impacto del "avión líder" contra el terreno, informó sobre las coordenadas geográficas y recibió la orden de retornar a la base de origen.
Conclusiones
La investigación del accidente incluyó el envío de la caja registradora de datos de vuelo a la empresa rusa Novosibirsk, para realizar el análisis técnico correspondiente, así como la evaluación de los demás factores determinantes, de lo cual, en resumen, se desprenden los siguientes resultados.
Por un lado, el mayor Ronald Enrique Ramírez Sánchez (piloto) tenía un registro de 995,3 horas de vuelo, estaba calificado como piloto de combate, líder de escuadrilla e instructor del sistema (Su-30MK2), con capacidad para cumplir misiones nocturnas. Por su parte, el mayor Jackson Adrían García Betancourt, registraba 338,5 horas de vuelo, estaba calificado como piloto de escuadrilla y durante la misión ejercía funciones como operador de armamento, navegación y guerra electrónica desde la cabina trasera. Ambos oficiales habían cumplido con el descanso reglamentario de ocho horas la noche anterior.
Además, el avión Su-30MK2 (AMB-0460) “se encontraba en condiciones óptimas de aeronavegabilidad, cumplía con las inspecciones programadas y no presentaba elementos que pudieran afectar su normal respuesta a las exigencias de este tipo de misión”.
Las condiciones meteorológicas presentes en el momento del accidente eran adversas, tanto en la base de operación, durante la ruta, así como en el lugar del accidente. El cielo presentaba nubosidad parcial a 1.300 pies y de parcial a nublado a 1.000 pies en el estado Apure con la fase lunar en cuarto creciente y un porcentaje de iluminación de 17,54 %.
El análisis de la caja registradora de datos de vuelo indica que, después del despegue, el avión ascendió a una altitud de 26.000 pies (7.924,8 m), tomó rumbo a la zona indicada y, una vez allí, efectuó progresivamente descensos hasta alcanzar aproximadamente 5.000 pies (1.524 m). Actos seguido, realizó tres disparos al objetivo y lanzó dos bengalas para iluminar el área y se dio a los motores para efectuar la recuperación segura de la aeronave, pero, durante la maniobra de la recuperación, impactó contra el terreno debido a las limitaciones del factor medio (falta de profundidad y nula percepción de proximidad hacia el terreno).
Por lo tanto, la conclusión final determinó que el factor medioambiental fue el causal principal del accidente, debido a la escasa o casi nula iluminación lunar, junto con las degradadas condiciones meteorológicas durante la fase de ejecución de la maniobra de recuperación segura.
Foto: Aviación Militar de Venezuela