Desde sus instalaciones en Valga (Pontevedra), a una escasa media hora de Santiago de Compostela, la compañía Urovesa exporta a medio mundo su producto estrella, el Vehículo de Alta Movilidad Táctica (Vamtac). Infodefensa.com ha tenido la oportunidad de conocer este centro de producción de 40.000 metros cuadrados, la mitad dedicados a la línea de montaje de los vehículos, en el que trabajan unos 200 empleados.
La planta está a pleno rendimiento. El ruido y el constante ir y venir de trabajadores son señas inequívocas del intenso ritmo de trabajo. La línea de montaje, de unos 600 metros, acoge en estos momentos hasta cuatro proyectos a la vez. El reciente contrato con Portugal ocupa la mayor parte del espacio. La empresa cerró el año pasado un contrato para el suministro de 139 Vamtac para el Ejército luso en cuatro configuraciones: mando, transportes, operaciones especiales y unidades sanitarias. A mediados del pasado mes de octubre, fueron entregadas las cuatro primeras unidades.
Los vehículos portugueses comparten línea de montaje con los últimos Vamtac del contrato firmado en 2013 con el Ministerio de Defensa español, que finalizó el pasado mes de mayo, y con otros dos programas más para países de Oriente Próximo, una región de gran interés para la empresa gallega.
Las instalaciones acogen todo el proceso. En una primera fase, el personal pinta manualmente cada una de las piezas del vehículo en un innovador taller sin paredes, equipado con barreras de aire que absorben toda la pintura sobrante en suspensión. Tras este proceso, los componentes pasan a unos grandes hornos de secado.
Después, comienza el montaje en paralelo del chasis y de la carrocería que desemboca en el conocido como 'matrimonio', la unión entre estas dos partes, con la ayuda de una grúa puente con capacidad para el manejo de cargas pesadas. A partir de aquí, el proceso de montaje entra en la recta final. Los operarios ensamblan los componentes electrónicos, el conjunto motopropulsor y los accesorios específicos de cada configuración.
La planta también cuenta con un área de verificación técnica y con un almacén automatizado para abastecer de piezas y componentes a toda la cadena de montaje. En un edificio anexos, están las oficinas centrales y los departamentos de ingeniería e I+D que trabajan en los vehículos que estarán dentro de cuatro o cinco años en el mercado.
Urovesa conserva además la sede en Santiago de Compostela, donde está el germen de la firma, que hoy está dedicada al servicio postventa y que funciona como almacén de repuestos. Los inicios de la empresa se remontan a la década de los 80 del siglo pasado. El actual presidente de la compañía, Justo Sierra, recuerda cómo su padre dio los primeros pasos allá por el año 1981 y cómo en 1984 la empresa obtuvo el primer contrato para el suministro de camiones TT a las Fuerzas Armadas españolas.
El sistema Vamtac ST5 cuenta con una masa máxima autorizada (MMA) que va desde las 6,3 hasta las 9,9 toneladas. Sobre la base de un mismo chasis, la empresa instala una carrocería adaptada a la configuración solicitada por el cliente. Este formato, junto con la versatilidad para instalar de equipos de otras empresas, ha permitido el desarrollo de más de 70 versiones, en servicio en una veintena de países, sobre una plataforma común: transporte de personal, ambulancia, portacontenedor, furgón para comunicaciones, sistema de vigilancia, desactivación de explosivos (EOD), porta mortero, misil tierra-aire (Mistral, Tow...), ametralladora o lanzagranadas, u operaciones especiales, son algunos ejemplos.
El Vehículo de Exploración y Reconocimiento Terrestre (VERT) es uno de los últimos desarrollados. Se trata de un proyecto para el Ejército de Tierra español en el que Navantia Sistemas ha instalado sus sistemas de observación a bordo del Vamtac ST5.
Urovesa cuenta con otras dos plataformas. El Vamtac VLT, un poco más ligero, con una MMA de hasta 4,5 toneladas, y el camión TT que puede alcanzar hasta las 18 toneladas. En los últimos años, la firma gallega ha apostado también por el mercado civil con un pequeño camión para servicios en cascos urbanos, como mantenimiento y recogida de basura, capaz de actuar en calles estrechas y sitios donde los camiones tradicionales difícilmente pueden maniobrar.
La compañía aspira a obtener a principios del próximo año un nuevo contrato con el Ministerio de Defensa español para el suministro de entre 600 y 700 vehículos por valor de unos 150 millones de euros. A la espera de la resolución, los esfuerzos están puestos en el mercado de exportación. La empresa pone el foco en el Sudeste Asiático, Oriente Próximo y en Europa. En el viejo continente, el Vamtac ha despertado recientemente el interés de varios países.
Sierra afirma que “ahora mismo uno de los retos es diversificar el producto en cuanto a mercados e incidir en el aspecto de la exportación, partiendo de una base sólida en el mercado nacional”.
De cara al futuro, Urovesa trabaja en sistemas de propulsión alternativos para avanzar hacia vehículos híbridos, que combinen un motor de combustión interna y uno o varios motores eléctricos. En este caso, un primer prototipo de Vamtac híbrido fue presentado el año pasado en París. También dedica una parte su inversión en innovación en la automatización de las plataformas y en la sensorización para avanzar hacia el mantenimiento predictivo. Pensado un poco más en el largo plazo, la otra línea de trabajo es la mejora de la protección con materiales ligeros de altas prestaciones que permitan ganar capacidad de carga.