El 50,14% de los suizos que este domingo han votado en referéndum sobre la posible compra de nuevos aviones de combate ha dicho sí. Es un margen de aprobación muy estrecho, pero suficiente para que siga adelante la operación, cuantificada en 6.000 millones de francos (más de 5.500 millones de euros). Ahora la decisión sobre qué modelo comprar queda en manos del Gobierno. Los aparatos en liza son el avión de factura alemana, británica, italiana y española Eurofighter; el francés Rafale, y los estadounidenses F/A-18 Super Hornet y F-35.
Esta no ha sido la primera vez que se somete a consulta pública la compra de cazas en el país. De hecho, esta convocatoria es consecuencia de la que en mayo de 2014 se saldó con el rechazo de los suizos en otro referéndum de la compra prevista entonces de 22 aeronaves Gripen de la sueca Saab por cerca de 3.000 millones de francos. Como consecuencia, el proceso de elección de un nuevo avión de combate se reinició, y a mediados de 2016 se encargó a un grupo de expertos la evaluación de una nueva solución para la defensa aérea del país a través de un informe de recomendaciones.
El trabajo recogió cuatro opciones, cada una de ellas basada en un distinto grado de desarrollo de los sistemas de protección del espacio aéreo, y describía sus ventajas y desventajas. La segunda opción, que fue la finalmente elegida, planteaba la compra de 40 cazas y la adquisición de una nueva red de defensa aérea por 8.000 millones de francos en total. Posteriormente se dividió el programa en dos, precisamente para facilitar una decisión en un probable referéndum exclusivamente sobre la compra de aviones.
El proyecto de compra de los aviones fue aprobado a primeros este año por el parlamento suizo, y en concreto contempla el suministro de los aviones por alguno de los cuatro candidatos extranjeros actualmente con posibilidades: Airbus (encargada de ofertar el Eurofighter), Boeing (F/A-18 Super Hornet), Dassault (Rafale) y Lockheed Martin (F-35). Saab, que en su momento fue elegida para suministrar los aparatos, antes de ser rechazada en el referéndum de 2014, cayó el año pasado del concurso ante las dificultades para poder presentar a tiempo la última versión de su caza Gripen.
En aquel momento se criticó la operación desde distintos ámbitos como una forma enrevesada y cuestionable de ayuda estatal a industrias particulares. Ya desde unos meses antes se planteó volver a consultar la voluntad de la ciudadanía sobre la compra de los aviones de combate.
Mientras se preparaba el referéndum que ha tenido lugar este domingo, el Ministerio de Defensa suizo estuvo probando los cuatro candidatos a su posible futura flota de 40 aviones de combate (Eurofighter, Rafale, F/A-18 Super Hornet y F-35A). Inicialmente también estaba prevista la participación en el programa del caza Gripen, desarrollado por la sueca Saab, pero finalmente abandonó sus opciones porque no le fue posible participar en esas evaluaciones con su última variante, el Gripen E.