El Ejército de Tierra quiere aprovechar los futuros programas de modernización de media vida del carro de combate Leopardo y del vehículo de infantería y caballería Pizarro para incorporar nuevas capacidades en ambas plataformas.
El jefe del Centro de Fuerza Futura 2035 del Ejército de Tierra, coronel José Miguel García, expuso en un reciente seminario sobre el futuro de los vehículos blindados, organizado por IDS Connect y Santa Bárbara Sistemas, que los carros Leopardo y los Pizarro modernizados constituirán, junto con el nuevo VCR 8x8 Dragón, la base de los medios terrestres de la Fuerza 2035. "La velocidad en la ejecución será posible gracias al empleo de plataformas de gran movilidad como el VCR 8x8 Dragón, que se unirá a las ya existentes como los carros de combate Leopardo o Pizarro que serán debidamente modernizados", detalló.
El coronel manifestó que el Ejército de Tierra considera necesarios estos programas de modernización de media vida, si bien no puso fecha a los mismos y dejo claro que las actualizaciones se producirán siempre y cuando existan fondos. "Dentro de la familia de vehículos blindados, el Pizarro y el Leopardo llevan ya una vida en servicio en nuestras unidades y deben estar en fechas próximas a punto de pasar una modernización de media vida, lo que nos va a permitir mejorar las capacidades actuales", añadió.
El Leopardo 2E -versión española- entró en servicio en el Ejército de Tierra entre 2004 y 2008. Es decir, la flota compuesta por 219 unidades lleva operativa alrededor de 15 años de media. Respecto a los Pizarro, las primeras unidades recibidas suman ya dos décadas en activo. Hay que recordar que las entregas de los 144 vehículos de la Fase I finalizaron en 2003. Después, en 2017, el Ejército completó la recepción de otros 83 vehículos de la Fase II, con mejoras respecto a la primera fase.
Ambas plataformas, por tanto, deberían afrontar la modernización en el corto plazo, si se tiene en cuenta que la vida de este tipo de vehículos blindados no es inferior a los 30 años. Los vehículos que ya están inmersos en esta actualización de media vida son los 18 Piraña IIIC de la versión 1 de Infantería de Marina, entregados por Santa Bárbara Sistemas entre 2003 y 2004.
Tanto los Leopardo como los Pizarro están desplegados desde 2017, junto con contingente formado por unos 300 efectivos y otros medios como TOA o Vamtac, en la misión Presencia Avanzada Reforzada de la OTAN en Letonia. En el caso del Leopardo, el jefe del Centro de Fuerza Futura incidió en que "por el tiempo lleva en servicio es posible que tenga una modernización de media vida, siempre y cuando las posibilidades económicas lo permitan". "Estará mucho tiempo con nosotros", pronosticó.
De cara a nuevas plataformas como el VCR 8x8, el coronel resaltó que "estos nuevos vehículos que entren en servicio en las fuerzas armadas deben tener la posibilidad de asumir modernizaciones de media vida e incorporar nuevas tecnologías". En su intervención, hizo hincapié en que los vehículos blindados del futuro deberán estar preparados para incorporar municiones guiadas y de energía dirigida; incrementar los alcances y detección y localización de objetivos; e integrarse en una red de sensores y capacitadores como los medios de guerra electrónica y obtención de inteligencia y la defensa antiaérea. El aumento de la potencia de fuego y la precisión, remarcó, obligará a la mejora de los blindajes y empleo de sistemas de defensa activa en las plataformas.
García también expuso los planes del Ejército de Tierra para otras plataformas que acumulan décadas en servicio, como los Transporte Oruga Acorazados (TOA) y el Blindado Medio sobre Ruedas (BMR). “Estos vehículos llevan una vida muy extensa pero todavía pueden tener un futuro como vehículos logísticos y de acompañamiento. Está en estudio que opciones hay para estos vehículos. Evidentemente, como vehículos de combate de primera línea han perdido su utilidad”, especificó.
El coronel además destacó que al ritmo con el que avanza la tecnología obliga a definir un nuevo procedimiento de adquisición de material para acortar los plazos de entrada en servicio y evitar así que los materiales ya estén desfasados cuando se reciben.
A este respecto, afirmó que "los ejércitos, no solo el español, tienen hoy en día una gran dificultad para poner en servicios sus materiales. El tiempo transcurrido desde que se inicia el proceso de definición de la necesidad operativa hasta que entran en servicio hace que en muchas ocasiones los materiales ya estén desfasados y más hoy en día donde los ciclos tecnológicos se han acortado significativamente". Y agregó: "Esta es una carencia que nos compete a todos solucionar, ejercicios, centros tecnológicos, e industria de defensa, y es necesario para ello definir un nuevo procedimiento de adquisición para reducir los tiempos de entrada de nuevos materiales".