Como cada año, se ha celebrado la reunión del Foro en Davos. Allí se reúnen centenares de altos responsables políticos y económicos de las administraciones públicas y de las empresas de casi todos los países del mundo. Es lugar de encuentro de intereses compartidos y de intereses opuestos. Sirve para ver y escuchar en directo lo que dicen los amigos y los no tan amigos. Permite una cierta evaluación del estado del mundo, su economía y sus relaciones internacionales. Cada año, según las circunstancias, hay los temas de mayor interés y que vemos en los titulares y las crónicas periodísticas de tal evento.
Este año los temas estrella han sido: la concreción de los planes de Draghi, la posición rusa sobre Ukrania, la evolución del precio del petróleo o las elecciones griegas.
Todo ello tiene un interés indudable, pero es menos conocido que también cada año unas semanas antes, el WorldEconomicForum, entidad que organiza la reunión, publica un interesante y significativo estudio: el “Global RisksPerceptionSurvey”. Estudio ya tradicional que culmina otros múltiplos estudios que a lo largo del año elabora y publica con acceso abierto a quien le interese.
Este estudio es el resultado de una amplia encuesta a casi un millar de líderes y responsables empresariales, económicos y políticos de todo el mundo. En esta encuesta se les pregunta sobre posibles riesgos en aquel momento, cuales consideran que tienen más probabilidad de realizarse y cuales tendrían mayor impacto en caso de suceder, así como las correlaciones entre ambas medidas. Es interesante ver los resultados, que reflejan no necesariamente la realidad objetiva sino la percepción que de ella tienen estos responsables, y es sabido que en el mundo de la geoestrategia tienen más importancia las percepciones que las realidades; pero también es interesante ver la evolución que siguen estas percepciones.
Así en los últimos años los riesgos que ocupaban los puestos más elevados acostumbraban a relacionarse con la crisis económica, el cambio climático y sus consecuencias, el acceso a los recursos naturales, materias primas y energía, y en los dos últimos años aparecía en forma significativa separación económica entre las minorías cada vez más ricas y el conjunto de la población incluidas las clases medias ( que no entre países donde se está produciendo un acercamiento entre ellos). Podríamos decir que nos movíamos en el campo de la llamada Seguridad Humana.
Este año han sido señalados como los diez riesgos más probables más probables de forma ordenada: un conflicto entre estados, catástrofes climáticas, caída de la gobernanza nacional, el colapso o crisis de algunos estados, el desempleo y el subempleo, catástrofes naturales, el fracaso de la adaptación al cambio climático, crisis relacionadas con el agua, los fraudes y los ciberataques. Por su parte los diez con mayor impacto han sido: crisis relacionadas con el agua, la velocidad de propagación de enfermedades infecciosas, las armas de destrucción masiva, un conflicto entre estados, el fracaso de la adaptación al cambio climático, el choque de los precios de la energía, la destrucción de infraestructuras, la crisis fiscal, el desempleo y el subempleo, y el colapso de los ecosistemas y de la biodiversidad.
Pueden realizarse diversos y múltiples análisis de estos resultados. Pero en mi opinión lo más significativo y que supone un cambio radical en relación con muchos años anteriores es la aparición del riesgo de un conflicto entre estados como el riesgo con mayor posibilidad de acaecer. También puede resultar sorprendente ya que en los análisis y suposiciones de todas las estrategias de seguridad y defensa el riesgo de un conflicto interestatal, al menos significativo, ha desaparecido casi totalmente. Podemos y debemos preguntarnos el porqué de este cambio.
Parece evidente que la crisis de Ukrania, la actitud y las actividades rusas en Crimea y en la parte (secesionista) oriental de este país y en la frontera con los países de la OTAN y de la UE, y la dinámica de empeoramiento (tal vez incluso confrontación) entre Rusia y el mundo occidental, especialmente la UE incluidos países, como Alemania, tradicionalmente más abiertos a las relaciones con Rusia. Esta situación radicalmente nueva desde la caída del muro de Berlín produce un importante cambio de percepciones sobre el futuro de las relaciones, al menos políticas aunque también económicas, con este país. Los importantes movimientos de tropas rusas y las nuevas decisiones de capacidades de respuesta rápida tomadas en la última cumbre de la OTAN en Cardiff, indican la aparición de nubarrones y tormentas en el firmamento de las relaciones internacionales, cuyas consecuencias es difícil predecir en este momento, a pesar de las precauciones que todos los actores puedan tomar para evitar una escalada del conflicto. También nos hace reflexionar esta situación en la importancia que siguen teniendo las relaciones entre estados y su protagonismo en los escenarios internacionales por mucho que hablemos sobre el papel de los diversos tipos de actores no estatales que inciden en tales escenarios y en la evolución de las relaciones internacionales.
La importancia que se sigue dando al estado como actor internacional (las demandas secesionistas para crear estados propios en diversas zonas del mundo son un ejemplo que no es ajeno a las reacciones identitarias frente a los procesos de globalización) la podemos observar también en el mundo de este actor no estatal que es el terrorismo yihadista. Desde hace un tiempo hemos visto que el llamado Estado Islámico ha dado un paso de lo nominal a lo factual. El control sobre significativos territorios de Irak y de Siria le han llevado a la proclamación del Califato. Esto supone un salto cualitativo importante. Si al Qaeda había tenido una presencia territorial en Sudán y en Afganistán no tenía un territorio propio autónomo o independiente por lo cual nunca se había atrevido a proclamar el Califato más allá de un deseo u objetivo final.
La idea del Califato forma parte del imaginario del Islam y especialmente de los movimientos yihadistas. Erróneamente nos fijamos sólo en su actividad terrorista, y confundimos lo que es un adjetivo, un instrumento de su lucha, en algo sustantivo. Olvidamos que el objetivo de estos movimientos es controlar un territorio donde instaurar un estado, el Califato, con sus estructuras e instrumentos de control político, económico e ideológico. Por ello nuestra lucha contra sus métodos y contra sus objetivos también requiere esta aproximación integral (que ellos si realizan) que combine los instrumentos policiales y judiciales en el interior de nuestros países (donde los militares juegan un papel auxiliar y de refuerzo), los militares básicos en la lucha territorial en los escenarios de asentamiento yihadista y el combate ideológico contra estas ideologías radicales y violentas, combate que demasiadas veces olvidamos y ellos nunca olvidan. Ellos sí que han entendido lo que es la comunicación estratégica que no debemos confundir con las estrategias de comunicación.
Las ideologías se alimentan de imaginarios que tienen sus bases históricas, aunque estas hayan desaparecido hace tiempo. Los paraísos terrenales y celestiales forman parte de los imaginarios. En el caso del Islam la idea del Califato (y su desaparición como consecuencia de la colonización occidental, aunque quien lo disolvió fue un mundo islámico, aunque si occidentalizante, en Turquía) es fundamental como paraíso perdido pero también para la ideología yihadista como realidad a recuperar, como objetivo a conseguir.
BokoHaram, que controla un territorio, ha proclamado también el Califato. No es la primera yihad ni el primer califato en el norte de Nigeria en el siglo XIX . En 1804 Usman dan Fodio, profesor y escritor sobre el islam, proclamó en el norte de Nigeria la yihad para extender el islam y en 1809 proclamó el Califato, conocido como el Califato de Sokoto (Al Khilafa al BidadAssudan), que se extendió sobre 30 emires tras la guerra Fulani. Este califato duró hasta 1903 cuando fue ocupado y disuelto por los británicos.
El imaginario del Califato apareció también durante las recientes revueltas árabes. El trece de noviembre en Túnez HamadiJebali secretario general del partido islamista al-Nahda, ganador de las elecciones del 23 de octubre, en una reunión de su partido afirmó que Túnez estaba entrando en el sexto Califato. La filtración de la afirmación produjo tal revuelo que la idea quedó rápidamente en el congelador. Sin embargo quedaba claro el papel que sigue jugando en el imaginario incluso de grupos islamistas no yihadistasla idea del Califato.
Podríamos seguir citando ejemplos de este imaginario, sin embargo con lo visto hasta aquí vemos el papel central que sigue jugando el estado en el ideario político actual, y que puede tomar distintas formas según la historia y el contexto cultural de cada caso.
La colocación por parte de los participantes en el informe de un posible choque entre estados, por primera vez desde hace muchos informes, responde no sólo a unos eventos concretos del momento sino que tiene unas raíces y corrientes más permanentes. Debemos tenerlo en cuenta al realizar análisis geoestratégicos de cada problema. En cualquier caso bienvenidos los informes anuales del WEF asi como la celebración del Foro de Davos aunque tal vez ya no tenga los mismos atractivos que tuvo en otros tiempos.
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