El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quiere impulsar la creación de una defensa continental de “estructuras permanentes” con todas las de la ley. Es decir, con su propia fuerza militar común, con un cuartel general exclusivo y con un fondo que le dote de recursos propios, en este caso para impulsar iniciativas de investigación e innovación en la industria del sector.
El objetivo no es sustituir a la OTAN, sino complementarla, pero con una estructura militar propia capaz de asumir misiones de forma autónoma y diferenciada de las estructuras nacionales de los estados de la Unión Europea. “Tenemos que asumir la responsabilidad de proteger nuestros intereses y el estilo de vida europeo”, apuntó en su tradicional –es el sexto año que lo hace– “discurso de la Unión” ante el Parlamento Europeo. Y puso ejemplos concretos: “Europa ya no puede permitirse ir a caballo del poder militar de otros o dejar que Francia defienda sola su honor en Mali”.
En su intervención Juncker insinuó que la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) no es un mecanismos suficiente. Si bien ya lleva más de una década participando en distintas misiones –en torno a una treintena–, Europa se ha mostrado tan combativa en este tiempo como “una horda de pollastres”, espetó.
“Sin estructura permanente no podemos actuar con eficacia”, resumió, para abogar por la creación de “un cuartel general único en la Unión Europea” y la orientación hacia “recursos militares comunes”. La falta de una firme cooperación militar europea cuesta a sus países “entre 20.000 millones y 100.000 millones de euros cada año”, aseguró el presidente. “Podríamos utilizar ese dinero para hacer mucho más”, explicó. De ahí que se haya marcado “ante de finales de año” como plazo para la creación de “un fondo europeo de defensa”. Con él, concretó, se tratará de “estimular activamente la investigación y la innovación” en el sector.
En todo caso, el plan de Juncker no pasa por la creación de una nueva estructura militar que sustituya a la Alianza Atlántica, de la que 22 de sus 28 miembros perteneces a la UE, sino que el objetivo es complementarla. “Una mayor defensa europea no significa menos solidaridad trasatlántica”, aclaró. De hecho afirmó que las nuevas “bazas militares comunes” deberán lograrse en “total complementariedad con la OTAN”.
Los Estados miembros ya disponen de las necesarias prerrogativas como para poner en común sus capacidades de defensa dentro de una “cooperación permanente estructurada”, en virtud del Tratado de Lisboa. Para Juncker, “ha llegado el momento de hacer uso de esa posibilidad”, en la que incluye la creación de un fondo específico con el que se impulsaría el desarrollo de la industria militar en la UE.
Más del 25 por ciento de todo el volumen de ventas militares de las cien mayores suministradoras mundiales del sector lo generan 27 empresas europeas (en el cuadro). Las cinco principales son, por orden de mayor a menor, la británica BAE Systems –con unos ingresos en defensa de casi 25.300 millones de dólares el año pasado y tercera a nivel mundial–, la franco-germana y en menor medida española Airbus Group –cerca de 13.000 millones en el mismo periodo y séptima global–, la italiana Leonardo-Finmeccanica –octava con más de 9.300 millones–, la francesa Thales –casi 7.900 millones y décima–, y la firma británica de motores aeronáuticos Rolls-Royce –algo menos de 4.800 millones y decimocuarta del ranking mundial–.
Imágenes: Parlamento Europeo
Cuadro: Elaboración propia a partir del ‘Top100’ de la industria militar de ‘Defense News’