El Ministerio de Defensa apuesta por un avión turbohélice para reemplazar a los C-101, cuyas primeras seis unidades deberán llegar en marzo del próximo año, según recoge la licitación abierta por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) para el suministro de un sistema de entrenamiento integrado para la Academia General del Aire (AGA).
El contrato incluye 24 aviones; dos simuladores de vuelo 3D de clase D (Full Flight Simulator-FFS), interconectados y diseñados de acuerdo a la normativa Jar-Fstd A; dos simuladores de cabina para entrenamiento de procedimientos; un entrenador de salida de emergencia en tierra; y un sistema de enseñanza asistido por ordenador (Computer Based Training-CBT), adaptado a pilotos, mecánicos e instructores. El plazo de duración será de tres años, comenzando el 1 de enero y finalizando el 31 de diciembre de 2022.
En marzo del próximo año, el contratista proveerá, además de media docena de entrenadores, un simulador de cabina y un simulador de vuelo, junto con un paquete inicial de repuestos para cubrir 22.600 horas de vuelo que corresponden a los dos primeros años de operación de cada avión. El calendario recoge también la formación de seis pilotos y 20 mecánicos entre diciembre de 2020 y junio de 2021.
El final de esta etapa de adiestramiento coincidirá con la entrega de otros tres simuladores (cabina, vuelo y enseñanza asistido por ordenador) y el entrenador de salida de emergencia en tierra. Un segundo lote de ocho aviones llegará en septiembre de 2021, mientras que los diez restantes serán recibidos por parejas en noviembre de 2021 y enero, febrero, marzo y abril de 2022.
Los requisitos también establecen que "todas las instalaciones de enseñanza, incluyendo simuladores, estarán interconectados por una red de banda ancha (WAN) para el intercambio de información en tiempo real cubriendo los aspectos de formación, administrativos y logísticos. La implantación de esta red es responsabilidad de la Administración". El avión integrado como parte del Integrated Training System (ITS) deberá ser biplaza, operable por un único piloto, y será entregado pintado y rotulado.
El contratista elaborará un plan de pruebas de aceptación que deberá entregarse tres meses después de la firma del contrato, prevista para enero de 2020, para su revisión y validación.
Todas las pruebas serán llevadas a cabo por personal cualificado del contratista, con la excepción de los vuelos de aceptación. Este plan cubre las pruebas en fábrica y con el cliente para la verificación del correcto funcionamiento del sistema de acuerdo a las especificaciones técnicas y los requisitos establecidos. En esta fase se incluyen pruebas en tierra y vuelo por los pilotos de ensayos designados por el Ejército del Aire.
La Subdirección General de Adquisiciones de Armamento y Material DGAM es el órgano responsable de la adjudicación del contrato mediante procedimiento negociado con publicidad y tramitación ordinaria. Las empresas interesadas tienen hasta el 16 de septiembre para obtener los pliegos y presentar sus ofertas.
Desde el Ejército del Aire han mostrado su preferencia por dos modelos el estadounidense Beechcraft T-6 de Textron y el PC-21 de la empresa suiza Pilatus. En el mercado también existen otras opciones como el Super Tucano de la brasileña Embraer o el KT1 de la surcoreana KAI Aerospace. La apuesta por un avión turbohélice deja al margen otras soluciones basadas en un motor turborreactor como el Aermacchi M-345 de Leonardo, del que Italia acaba de comprar un segundo lote, o el T-50 también surcoreano.