Por primera vez, la Armada ha participado en el proceso de certificación para el combate de un buque de la Marina portuguesa. La fragata Álvares Cabral, la segunda de las tres de la clase Vasco de Gama, ha recalado recientemente en la base de Rota (Cádiz) para la fase final de la calificación operativa.
Este proceso incluye una serie de pruebas que miden el nivel de adiestramiento de la tripulación y el funcionamiento en operaciones de los equipos y sistemas de a bordo. Cada cierto tiempo, los buques deben someterse a la calificación operativa, de la que es responsable en la Armada el Centro de Valoración y Apoyo a la Calificación Operativa para el Combate (Cevaco).
Este centro, dependiente del Almirante de la Flota, básicamente certifica que las unidades están listas para cumplir con las misiones asignadas. Bajo el lema, Nos adiestramos como combatimos para combatir como nos adiestramos, el Cevaco "colabora -explica la Armada- en la calificación para el combate de los buques, mediante la exhaustiva comprobación del rendimiento de los sistemas y de la dotación que los utiliza".
En el caso de la fragata portuguesa, en la calificación operativa ha participado el Cevaco y también el Departamento de Adiestramiento y Evaluación (DTA) de la Marina portuguesa. Desde la Armada destacan que esta calificación es una muestra más "del estrechamiento entre marinas aliadas".
La fragata F331 Álvares Cabral, es un veterano buque en servicio desde 1991 en la Marina portuguesa. Forma parte de una serie de tres fragatas -Vasco de Gama y Corte-Real- de unos 3.000 toneladas de desplazamiento, los mayores buques de superficie lusos. Entre el armamento destaca el cañón principal de 100 mm, el sistema de defensa antimisil Phalanx de 10 mm, los lanzadores de torpedos de 325 mm y los lanzadores de misiles Harpoon y Sea Sparrow.
Calificación operativa de la Méndez Núñez y Navarra
La presencia de la fragata portuguesa coincidió con la calificación operativa de dos buques de la Armada, las fragatas Méndez Núñez y Navarra.
Ambas, explica la Armada, completaron "un intenso calendario de ejercicios de creciente dificultad, enfocados en evaluar sus capacidades ante las potenciales situaciones a las que estos buques pueden enfrentarse durante sus despliegues dentro de sus periodos de alta disponibilidad; escenarios tales como la lucha contra la piratería o el ataque de drones". La participación de la fragata Álvares Cabral dotó de mayor realismo al escenario y favoreció el desarrollo de planes tácticos de mayor entidad durante la evolución de la calificación operativa, "permitiendo de esta manera ampliar la zona de influencia dentro del área de operaciones, aunando sinergias y compartiendo una tensión de combate recíproca".
El buque luso participó en diversos "ejercicios planteados por el Organismo de Evaluación y Certificación de Cádiz para las tres fragatas, compatibilizándolo con su propio calendario".
La Armada destaca que la participación de la fragata Álvares Cabral ha supuesto un gran reto para el desarrollo de la calificación operativa simultánea de las fragatas Méndez Núñez y Navarra. "Para las fragatas españolas ha supuesto una oportunidad al objeto de poder adiestrarse con plataformas diferentes a las que existen en las respectivas marinas de guerra. Hecho que, sin duda, ha sido positivo para el adiestramiento general de las dotaciones de los tres buques".
En las calificaciones operativas de las fragatas participaron también Flotilla de Aeronaves, los Equipos Operativos de Seguridad (EOS) de la Fuerza de Protección de Infantería de Marina, un avión de patrulla marítima del Ejército del Aire portugués, aeronaves del Ejército del Aire y del Espacio, diversos UAV del INTA-Arenosillo, el Racta-4 del Ejército de Tierra, o el ferry Rusadir, de la compañía naviera Balearia.