La Armada afrontará en los próximos años un profundo proceso de transformación para responder a los nuevos escenarios y sacar el máximo partido a las nuevas tecnologías. Dos programas marcan ya el camino a seguir, la fragata F-110 y el submarino S-80.
Infodefensa.com ha tenido la oportunidad de charlar con el vicealmirante Enrique Núñez de Prado Aparicio que dirige la División de Planes para conocer los objetivos de la Armada a corto plazo en un entorno geopolítico incierto y el estado de los principales programas en marcha. En la primera parte de una extensa entrevista, Núñez de Prado profundiza en los desafíos y la irrupción de tecnologías como el big data y la IA. También avanza el calendario de entregas del S-80 y los planes para modernización los cazaminas y los buques anfibios.
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¿Hacia dónde navega la Armada? ¿Qué objetivos tiene para los próximos años?
La Armada navega en un entorno muy cambiante, de incertidumbre en el nivel estratégico y de grandes retos tecnológicos. Es fundamental adaptarse con rapidez a los cambios y tender hacia un modelo de organización más automatizado, basado en la gestión por procesos y el conocimiento. Estamos realizando un gran esfuerzo para mejorar la capacidad de incorporar con agilidad los desarrollos tecnológicos a las unidades operativas, por lo que estamos impulsando la innovación y la experimentación de nuevas tecnologías. Queremos ser ambiciosos a la vez que realistas, diseñar una Armada equilibrada, decisiva, relevante, cuna de valores y tradiciones, ejemplar en el compromiso con el personal, vanguardista en tecnología y muy eficiente en la gestión de los recursos que se pongan a su disposición, tanto humanos como de material o financieros. Una Armada preparada para contribuir a la seguridad y defensa de España, a la defensa colectiva de socios y aliados, y al mantenimiento de un orden internacional basado en reglas que asegure el libre uso de los mares.
¿Qué tres desafíos o retos destacaría?
Tenemos varios retos por la proa. Si tuviera que destacar sólo tres, daría prioridad a conseguir una mayor orientación hacia el combate, dar más protagonismo a las personas y contribuir al desarrollo de la base industrial y tecnológica de defensa española para ganar en autonomía estratégica. Trabajamos para mejorar la preparación de la Armada para escenarios de alta intensidad, con un incremento de la actividad operativa. Perseguimos que cualquier actividad contribuya eficazmente a la generación de efectos estratégicos y operacionales de Disuasión y Defensa, tanto a nivel nacional como en las Organizaciones Internacionales de Seguridad y Defensa (OISD) de las que España forma parte. La Flota debe consolidar su integración en el concepto global de multidominio. Debe ofrecer también una mayor permanencia en zona de operaciones, una mayor disponibilidad de las unidades de la Flota, y una mejor conexión con el sistema de indicadores y alertas conjunto. En cuanto a personal, queremos obtener el máximo rendimiento de las habilidades, competencias y capacidades del personal, para lo que vamos a trabajar para alcanzar la excelencia en la formación académica, impulsar un modelo eficaz de atracción de personal, desarrollar un nuevo concepto de liderazgo, acercar las nuevas tecnologías a las rutinas diarias de formación y adiestramiento (en especial la simulación y la autoformación), y mantener la motivación y los valores, tradiciones, usos y costumbres de nuestra Institución.
Para finalizar, como tercer reto destacaría la potenciación y el desarrollo tecnológico de la base industrial y tecnológica española de defensa, priorizando las inversiones que sean atractivas para los intereses nacionales, de forma que proporcionen los correspondientes retornos económicos, mejoren el tejido industrial y tecnológico para las empresas españolas y repercutan en la generación de empleo. Esto redundará en una progresiva reducción de la dependencia de terceros y confirmará que la Armada puede ejercer un importante efecto tractor para las economías locales y regionales.
¿Hasta qué punto marcarán la diferencia las nuevas tecnologías como la robótica, big data, IA...?
Las nuevas tecnologías, al mismo tiempo que suponen un reto, se convierten en una necesidad para mantener superioridad en el enfrentamiento. La Armada está avanzando en la implementación de tecnologías como la nube de combate, el gemelo digital, big data, comunicaciones 5G, los satélites de baja órbita (LEO), capacidades autónomas, sensores mejorados, computación, encriptación, comunicaciones cuánticas, etc. Tecnologías donde la Inteligencia Artificial (IA), Machine Learning y Deep Learning serán elementos tractores fundamentales. Uno de los aspectos en los que esta tecnología debe marcar una gran diferencia es en la reducción del tiempo de decisión. El tiempo desde que se detecta una amenaza hasta que se reacciona deberá reducirse en el combate, por lo que habrá que disponer de las capacidades necesarias para que ese tiempo sea el mínimo posible. Otros frentes de mejora se encuentran en aumentar la autoprotección de nuestras unidades y en reducir la vulnerabilidad ante estas nuevas tecnologías, por lo que se trabaja para incluir el concepto Confianza Cero (Zero Trust), de reciente aprobación en la OTAN y en el Ministerio de Defensa. Cabe recordar que, aunque las nuevas tecnologías puedan ofrecer grandes ventajas y haya que explotar estas al máximo, la Armada es consciente de la necesidad de mantener un equilibrio con los medios tradicionales, para que en entornos electromagnéticos saturados se pueda asegurar la operatividad en todo momento.
Buena parte del futuro de la Armada pasa por los programas F110 y S80. ¿Cómo marchan estos programas? ¿Avanza todo lo rápido que querría la Armada?
Efectivamente, los submarinos S80 y las fragatas F110 son protagonistas del futuro más inmediato de la Armada. Ambos proyectos están avanzando a buen ritmo, lo que garantiza que podremos disponer de estas unidades en servicio en el corto plazo. El programa del submarino S80 es uno de los proyectos más complejos en los que España ha estado y está involucrada, tanto por la ampliación de las capacidades de la Armada como por la posición estratégica que ha conseguido la industria de defensa española a nivel internacional. El primer submarino de la serie, el S-81 Isaac Peral, está camino de alcanzar su máximo nivel de operatividad. El segundo submarino, el S-82 Narciso Monturiol, tiene programada su puesta a flote en 2025 y su entrega a la Armada en 2026. Los dos submarinos restantes, el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes, serán entregados en 2028 y 2030, respectivamente. Por su parte, las fragatas F110 son escoltas polivalentes para operar en entornos de alta intensidad con capacidades avanzadas en guerra antiaérea y de superficie, pero con mayores capacidades en guerra antisubmarina. Incorporan innovaciones tecnológicas como el Gemelo Digital, un mástil integrado y sistemas de armas remotas. Dispondrá de capacidad de operar con drones y de un área modular para añadir o reforzar aquellas capacidades que se determinen para cada operación o misión. Está previsto que la primera fragata sea entregada en abril de 2028, seguida por el resto de las cinco fragatas hasta 2032, con una entrega anual.
Además de los programas en marcha, ¿La idea es aumentar la flota a medio y largo plazo?
El entorno estratégico actual obliga a España a realizar un esfuerzo para mejorar su preparación ante conflictos que parecen cada vez más probables. Ante esta situación, debemos disponer de una Armada más orientada hacia el combate, con unidades más preparadas y capacidades reforzadas. Esta mayor preparación también afecta al número de unidades, para lo que hay una previsión de incrementar su número, hasta los 79 buques en el largo plazo. Además, con objeto de alcanzar un mayor equilibrio entre capacidades, se busca mantener el número de buques de Acción Marítima y aumentar el de buques de la Fuerza de Combate, actualmente en menor proporción.
¿En qué punto están los programas para modernizar los cazaminas y los buques anfibios?
La modernización que se está llevando a cabo en estas unidades corresponde al proceso logístico que se produce cuando las unidades de la Armada alcanzan la mitad de su vida programada. Se trata de una inversión para actualizar sus sistemas, sensores y armas a la tecnología actual, lo que implica que la unidad tiene que estar fuera de servicio por un período prolongado, normalmente unos meses. Con estas acciones logísticas se consigue extender la vida operativa de los buques hasta más allá de 2040 y, por tanto, se alcanza un mayor beneficio-coste. En el caso de los cazaminas, se pretende resolver los problemas de obsolescencia de muchos de sus sistemas abordando la actualización de los equipos de detección sonar y los sistemas de mando y control. Además, se están integrando nuevos vehículos autónomos submarinos, de superficie y aéreos, que mejorarán la capacidad de exploración y desactivación remota de minas y otros artefactos explosivos, y que supondrán un salto cualitativo en este tipo de operaciones. La previsión es que la modernización finalice en el año 2027 con las seis unidades de la clase Segura completamente modernizadas. En el caso de los LPD clase Galicia, las mejoras se centran en actualizar el sistema de combate, las comunicaciones (incluyendo la capacidad de transmisión y recepción 5G), los sistemas de control de embarcaciones y aeronaves para operaciones anfibias, y la propulsión. La previsión es que estas modernizaciones se completen en el 2027.