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Compra de recursos militares usados en Latam: entre la alternativa de modernización y el acopio de material obsoleto (Parte II)
Brasil
Si de elementos usados hablamos, las compras de oportunidad y los negocios relacionados con material de guerra de segunda mano impregnan la historia militar brasileña reciente, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando norteamericanos y europeos suministraron sus excedentes de guerra a algunas naciones sudamericanas. “Este material, desechado por las grandes potencias en favor de nuevas tecnologías, dictó el rumbo de muchas naciones de América Latina, condenadas a desplegar una capacidad militar de segunda línea durante décadas”, relata nuestro corresponsal en Brasil, Roberto Caiafa.
Un indicio claro de este tipo de debilidad crónica, es el desgaste de la flota en la Armada brasileña. “Prácticamente la mitad de la flota existente tendrá que ser desactivada en el corto plazo, y en el sector de escolta la situación también es crítica desde hace algunos años y aún a pesar del inicio de la construcción de cuatro fragatas clase Tamandaré. Las fragatas clase Niterói serán canceladas y no se puede hacer nada al respecto. Y el reciente incendio de la fragata Greenhalgh no ha hecho más que acelerar el desmantelamiento de este cansado barco”, recapitula el corresponsal de este periódico en el gigante sudamericano.
A propósito de esto, ha habido mucha especulación sobre si las antiguas fragatas británicas Tipo 23, HMS Montrose, Monmouth, Iron Duke, Lancaster y Argyll, serán adquiridas por la Armada de Brasil; pero lo cierto es que todavía prestan servicio con la Royal Navy y según el almirantazgo británico estos barcos deberían permanecer en servicio en el Reino Unido. Todo parece indicar que las posibilidades para Brasil se reducen a barcos usados de origen europeo y/o norteamericano.
Más allá de estos casos concretos y de relevancia, cabe aclarar que “a partir de 1970, Brasil ha sido uno de los países que decidió desarrollar una capacidad industrial tecnológica nativa en Defensa para terminar con esta clase de dependencia. Hoy cuenta con empresas globales como Embraer Defensa y Seguridad, entre otras”, refleja Caiafa.
Colombia
El caso de Colombia es diferente. En palabras de Erich Saumeth, redactor de este medio en el país cafetero, “a principios de los años ‘70 y luego en los ‘80, se adquirieron aviones de combate, submarinos, blindados y corbetas, así como equipos de defensa antiaérea, antitanques e incluso nuevas líneas de armas cortas (fusiles). Esta modernización de las Fuerzas Militares colombianas se dio en el contexto de una creciente tensión fronteriza con Venezuela”, relata. Pero ya a finales de los ‘80, Colombia decidió que se hacía necesario reforzar sus capacidades de defensa e inició un proceso para aumentar su flota de aviones de combate, e incorporó los IAI Kfir comprados de segunda a Israel.
Con el comienzo del nuevo siglo y el recrudecimiento del narcoterrorismo, las Fuerzas Armadas colombianas han recibido una importante ayuda de los Estados Unidos (Plan Colombia) a través de la donación de diversos equipos, como los helicópteros LockHeed Martin (Sikosrsky) BlackHawk UH-60L, así como un número considerable de fusiles Colt AR15 y M16 para la Policía Nacional, institución que desde 2017 y hasta el presente 2023 ha recibido 28 de estas aeronaves, con el fin de destinarlas al combate contra los Grupos Armados Organizados.
En medio de la materialización del Plan de Desarrollo, crecieron las relaciones bilaterales con varias naciones, entre ellas con Corea del Sur, país con el que se han firmado memorandos de entendimiento que han facilitado la donación —en el 2014— de una corbeta de la clase Donghae, la ARC Nariño (CM 55); y de una segunda corbeta —en 2020— de la clase Pohang, la ARC Almirante Tono (CM 56).
Por otro lado, Saumeth asegura que la Infantería de Marina ha sido igualmente objeto de donaciones, en su caso, por parte del Servicio de Guardacostas estadounidense. En varias ocasiones este organismo ha entregado lanchas del tipo Boston Whaler 25F para su despliegue en operaciones fluviales de vigilancia, control, apoyo de fuego y en misiones antinarcóticos por parte de la Infantería de Marina.
En este sentido, la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) tampoco ha sido ajena a procesos similares. En años recientes —por gestión del entonces Cofac general Carlos Bueno— se adquirieron tres Lockheed Martin C-130H (proyecto iniciado en 2017) de segunda mano, y se concretó la compra de tres aviones del tipo Boeing 737NG-700-800 (proyecto de 2022) destinados dos de ellos a Guerra Electrónica EW.
En 2021 el Ejército Colombiano —mediante la modalidad Excess Defense Articles (EDA) y Golden Sentry End-Use Monitoring (EUM)— logró hacerse con 145 vehículos de segunda del tipo 4x4 AFV Textron Marine & Land Systems (TM&LS) M1117 (Pegaso) que en su momento pertenecieron al Military Police Corps estadounidense.
Por su parte, la Infantería de Marina, en el proceso de construcción de su Batallón de Movilidad adelantado para 2014, se hizo de una donación por 76 vehículos 4x4 del tipo AM General HMMWV (M1097A2, M1151A1/A2, M1035A1) y de 40 camiones 6x6 AM General M931 y M936A1 Big Foot.
Saumeth asegura que en términos generales, Colombia ha preferido la adquisición de sistemas de defensa contratados directamente con las casas fabricantes, tal y como ocurrió durante el segundo semestre de 2022, con la inversión de aproximadamente 1.040.000 de dólares en la compra de equipos nuevos para todas sus Fuerzas Armadas.
Caribe insular
De los distintos países del Caribe insular que disponen de Fuerzas Armadas o Fuerzas de Defensa, se puede afirmar que únicamente Cuba y República Dominicana disponen en sus inventarios de material militar de segunda mano, mientras que el resto de esas naciones, en especial las angloparlantes, en los últimos años han adquiridos equipos nuevos.
En el caso de Cuba, —continúa Hernández— casi la totalidad de sus inventarios militares está conformado por equipos recibidos (hasta 1991) de la desaparecida Unión Soviética, del también extinto Pacto de Varsovia y de otros países afines ideológicamente. “Muchos de estos equipos aún se mantienen operativos debido a los rigurosos procesos de mantenimiento y sistemas de conservación del material aplicados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias. En los últimos años se han podido observar algunos equipos nuevos, principalmente vehículos tácticos, suministrados por China y Rusia”, explica el corresponsal de esta página.
Respecto a las Fuerzas Armadas de República Dominicana, mantienen en servicio equipos de segunda mano recibidos mediante donación por parte de Estados Unidos. En la actualidad, la nación antillana está adelantando un plan de reequipamiento militar que comprende la adquisición de material nuevo de fábrica, así como usados, provenientes de los excedentes de las Fuerzas Armadas estadounidenses. En este caso se trata de helicópteros Bell UH-1H Huey II y TH-67A Creek, transferidos gratuitamente mediante los acuerdos de cooperación militar.
Guyana está adelantando un plan de equipamiento militar que, según lo que ha trascendido hasta ahora, comprende la adquisición de material nuevo. Los últimos equipos recibidos incluyen dos helicópteros Bell 412EPiy un buque patrullero Metal Shark tipo 115 Defiant. Sin embargo, Hernández asegura que a finales de la década pasada la Fuerza de Defensa adquirió, a operadores civiles, cuatro aviones de transporte usados: dos Shorts SC.7 Skyvan y dos Britten-Norman BN-2 Islander.
Asimismo, mantiene en servicio parte de piezas de artillería (obuses, lanzacohetes, morteros y cañones antiaéreos) de segunda mano cedidos por China, Corea del Norte y la Unión Soviética entre 1983 y 1987.
Por su parte, Surinam, tras la asunción de Gobierno de 2020, viene reconstruyendo sus Fuerzas Armadas, y está recibiendo material usado por donación. Destaca los camiones tácticos DAF YA 442 de Países Bajos, y los fusiles de asalto Famas por parte de Francia.
