Las claves del Silam del Ejército: 12 lanzadores, cohetes de hasta 300 km, drones y radares

El Ministerio de Defensa ha publicado el contrato para la adquisición del Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad (Silam) para el Ejército de Tierra. (Dos horas después de su publicación en la Plataforma de Contratación y después también de la publicación de este artículo en infodefensa.com, el contrato fue anulado de la web con la explicación "Anuncio publicado por error"). No obstante, el pliego despejaba una de las grandes dudas del programa: los números. Según el pliego, por el momento, España comprará doce lanzadores, es decir, un grupo de artillería, como adelantó Infodefensa.com, junto con un paquete inicial de munición con un alcance de hasta 300 kilómetros.

El presupuesto del programa asciende a casi 700 millones de euros (impuestos incluidos). Esta partida incluye, además de los lanzadores y un paquete inicial de munición, los siguientes equipos y sistemas: un vehículo lanzador demostrador; 12 vehículos de municionamiento con grúa; dos vehículos de recuperación, seis vehículos de alta movilidad de reconocimiento; diez vehículos de puesto de mando de diferente tipo; apoyo logístico inicial; medios de instrucción, adiestramiento y simulación; plataforma lanzacohetes para pruebas y validación de las municiones; cuatro radares multifunción y otros cuatro sistemas UAS tácticos de altas prestaciones para la identificación de objetivos.

En el apartado de munición, el Ministerio de Defensa contempla la compra de un lote inicial de 680 cohetes. En concreto, el programa recoge la adquisición de 288 cohetes guiados con alcance de 35 km (144 de fragmentación y otros 144 de penetración), más 16 pod de lanzamiento; 112 cohetes guiados de hasta 150 km (56 de fragmentación y 56 de penetración, y 28 pod; 64 cohetes de hasta 300 km (32 de fragmentación y 32 de penetración), más 32 pod; y 216 cohetes de entrenamiento con alcance de entre 7 y 15 km.

Más de 200 millones para drones

La documentación publicada por el departamento que dirige Margarita Robles también divide el presupuesto en áreas. El sistema de fuego, es decir, el lanzador y la munición, junto con los accesorios que permiten la operación, tiene un importe de 414,2 millones (con impuestos), el sistema radar sale por 76,7 millones y los RPAS por 204,6 millones. El pliego habla de la adquisición de drones de reconocimiento, de drones armados y también de drones kamikaze. Además, hay una partida de casi dos millones para la integración del sistema Talos, el sistema de mando y control que utiliza la artillería de campaña española.

Las entregas de lanzadores y de los cohetes de entrenamiento comenzarán en 2024 y la munición real llegará a partir de 2025. El Ejército de Tierra recibirá en 2028 los últimos lotes de cohetes, según el calendario previsto.

El contrato ya está en fase de evaluación en la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), tras el visto bueno del Gobierno a mediados de este mes de octubre. Los pliegos dejan claro que el proceso de compra seleccionado al final para el Silam es “adquirir el sistema a un contratista nacional apoyado por un tecnólogo extranjero”. Defensa recurrirá en este programa al artículo 346 del TFUE (Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea) que protege los intereses esenciales de seguridad.

Empresas invitadas: Expal, SMS y Escribano

La DGAM ha establecido para este programa un esquema industrial con un contratista principal, dos subcontratistas de primer nivel -uno español y otro extranjero, el tecnólogo- y una serie de subcontratistas de segundo nivel. Tras analizar las opciones que existen en el mercado, Defensa ha invitado a tres empresas españolas a la presentación de ofertas: SMS, Expal y Escribano Mechanical & Engineering. Las dos últimas han propuesto al programa Silam el lanzacohetes PULS, en asociación con el fabricante de este sistema, la israelí Elbit Systems. Así que, salvo sorpresa mayúscula, este será el lanzacohetes elegido. La solución fue presentada el pasado mes de mayo en la tercera edición de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (Feindef) celebrada en Madrid.

El programa fija una serie de condiciones que debe cumplir el sistema lanzacohetes. El acuerdo de transferencia de tecnología permitirá la fabricación de sistemas lanzacohetes y las municiones de precisión por parte de la industria nacional, así como la modernización y evolución del sistema principal durante todo su ciclo de vida. El sistema no tendrá ninguna limitación legal o contractual para su empleo en operaciones. La vida operativa del Silam se estima en 30 años con la posibilidad de una ampliación hasta los 40 años.

Lanzacohetes: una necesidad

Los pliegos señalan que “las necesidades de contar con fuegos profundos, potentes y precisos hoy en día no pueden entenderse sin sistemas lanzacohetes que se caracterizan por poder disparar diferentes cohetes y misiles de altas prestaciones”. Y advierten: “No contar con estas plataformas frente a un adversario que sí cuente con ellas supondría una situación de completa asimetría en la potencia de fuego y supondría una total indefensión en caso de escenarios de denegación de área”.

Asimismo, detallan que “las diferentes municiones que pueden lanzar estos sistemas permiten la elección de diferentes cabezas de guerra para poder atacar diferentes tipos de objetivos ligeros o fortificados, siempre cumpliendo con las restricciones nacionales impuestas por la adopción de la convención de municiones en racimo. Además al poder actuar con un lanzador cargado con varios cohetes permite poder concentrar o distribuir los efectos proporcionando una respuesta ajustada a la amenaza a combatir, ya sea de forma puntual o actuando mediante concentraciones o distribuciones en un área determinada”.

Por último, apuntan, “las características de precisión se consiguen mediante el empleo de los cohetes guiados que facilitan alcanzar los resultados deseados con el mínimo consumo de munición a la vez que reducen los riesgos de daño colateral y de fratricidio. Las características señaladas se completan con una rápida capacidad de respuesta y una gran flexibilidad en la configuración de cada lanzador con diferentes municiones que permiten, con el mismo tipo de plataforma, su empleo operativo de acuerdo con los principios de continuidad y oportunidad en todo tipo de misiones como son las de apoyo de fuego a las unidades de maniobra, actuando sobre objetivos de gran rendimiento y en profundidad, actuando en el combate contrabatería y contribuyendo a la supresión de las defensas aéreas”.