​Héroes en la sombra

El general de división Antonio Romero Losada ha sido promovido hace unos días al empleo de teniente general, continuando al mando del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Cifas), dependiente del Estado Mayor de la Defensa (Emad). Este importante ascenso, es fruto de su brillante carrera militar, a lo largo de décadas de servicio a España y también es un reconocimiento y una gran oportunidad para el órgano que dirige.

El Cifas es un órgano joven que, junto al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y los servicios de información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, conforman la estructura básica de la Comunidad de Inteligencia Nacional. Su misión consiste en apoyar el proceso de la decisión militar, a nivel estratégico y operacional. Depende orgánicamente del jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), a través del cual apoya a la propia ministra de Defensa. Es el órgano más importante del Sistema de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, constituido por las capacidades de inteligencia del Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y del Espacio y la Armada. Su trabajo se centra en el apoyo a las operaciones militares, en los distintos escenarios donde nuestras Fuerzas Armadas están desplegadas y en el apoyo al planeamiento de las operaciones futuras, teniendo la misión de alertar de situaciones de crisis que pudieran llegar a implicar el uso de la fuerza militar.

El Cifas ha conocido épocas en las que contó con un apoyo decidido del jefe de Estado Mayor de la Defensa y del Ministerio de Defensa. Así, logró un gran avance gracias al impulso recibido del almirante general Fernando García Sánchez como Jemad y del ministro Pedro Morenés. Pero en otros momentos ha atravesado dificultades, encontrando escollos tanto dentro como fuera del ámbito de Defensa. El ascenso de Romero al empleo de teniente general y su confirmación como director del Cifas, supone un espaldarazo a este órgano, al que ahora se da mayor categoría orgánica. Y se puede interpretar como un indicador de que se quiere iniciar una fase de mayor impulso a sus capacidades, dotándolo de mayores medios humanos y materiales. Y esto es una magnífica noticia para la defensa y la seguridad de España.

El trabajo en el ámbito de la inteligencia, requiere unas cualidades especiales. Es necesaria una alta cualificación, destacando una virtud por encima de todas: la humildad. Virtud que, en el caso del especialista en inteligencia, implica ser capaz de poner en duda sus propios análisis, sus propias conclusiones, en la búsqueda de una verdad que siempre esta oculta y que, para quienes desarrollan su trabajo en este ámbito, supone aceptar que el fruto del esfuerzo, del riesgo asumido, ya sea físico o intelectual, no conocerá, en la mayoría de los casos, un reconocimiento público. Los éxitos de un servicio de inteligencia se ceden a la autoridad que finalmente ha tomado la decisión acertada. La recompensa de quienes trabajan en la sombra, es la satisfacción de saber que, tras esa decisión, ha habido un buen asesoramiento, consecuencia de un trabajo bien hecho. La clave del éxito son las personas, formando un equipo en el que todo está coordinado: la obtención de información, el análisis y elaboración de la inteligencia y su difusión. Un equipo donde nadie trabaja por separado, porque todos lo hacen para un mismo fin. Si el trabajo en equipo es importante en cualquier ámbito de actividad, en inteligencia es esencial.

Para cumplir adecuadamente su misión, en un escenario mundial cada vez más complejo y amenazante, el Cifas necesita avanzar en sus capacidades de obtención, humanas y técnicas y en sus capacidades de análisis. El elemento humano ha sido siempre la clave en su éxito. Cuenta con una cualificada plantilla de personal militar profesional, reservistas voluntarios y personal civil funcionario o contratado; pero, a todas luces, insuficiente para los retos que debemos afrontar. Resulta prioritario que el Cifas crezca, en todos los sentidos. Si lo comparamos con los servicios de inteligencia militar de los países de nuestro entorno, tenemos que llegar a la conclusión de que viene siendo admirable la efectividad y el rendimiento de nuestro centro, equiparable al de otros servicios muy superiores en tamaño y recursos. Pero obtener buenos resultados, basándose exclusivamente en el sacrificio, en la dedicación del personal, no es garantía de éxito en un área tan sensible como la de inteligencia. Hace falta aumentar las plantillas con personal mejor formado y especializado, con gran vocación y valores innatos en este ámbito, como la lealtad, la humildad y el sacrificio. Y es fundamental que este personal encuentre la suficiente satisfacción profesional en el Centro. Es necesario potenciar una verdadera “carrera de inteligencia”.

Por otro lado, los recursos materiales que precisa un centro de inteligencia militar abarcan un amplísimo espectro. Tal es que, los programas principales, se escapan de programaciones anuales y requieren un planeamiento a largo plazo. Como ejemplo de esto, hago referencia a los programas para adquirir medios de observación de la Tierra, como los satélites; o los vehículos remotamente tripulados; o los sistemas de inteligencia del espacio electromagnético. Es necesario, en el campo de los recursos materiales, no sólo atender adecuadamente a las necesidades anuales, sino también mantener e impulsar la programación a largo plazo y priorizar la adquisición de estos medios por encima de otros recursos; porque, una buena inteligencia, permite anticiparse a las acciones hostiles y ello supone un ahorro en medios materiales y, sobre todo, en vidas humanas.

El ascenso del general Losada y su confirmación como director del CIFAS, es una gran noticia para la inteligencia militar española que ve iniciarse, con esperanza, una nueva época en la que se mejoren sus capacidades humanas y sus recursos materiales. Es un reconocimiento a todos los héroes que trabajan en la sombra, contribuyendo a la seguridad de todos los españoles.