Por dónde van los tiros: ley de programación militar de Francia
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Por dónde van los tiros: ley de programación militar de Francia

Ley financiacion francia
Foto: Ministerio de Defensa francés
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“Si vis pacem, para bellum”

En breve verá la luz una nueva Ley de Programación Militar (LPM) en Francia, la decimocuarta desde que se pusiera en práctica en 1960 este mecanismo de planificación.

El proyecto de Ley de Programación para el periodo 2024-2030, fue presentado a la Asamblea Nacional principios de abril, y ha completado el primer hito de discusión parlamentaria sin grandes escollos, al haber sido aprobado por la Asamblea Nacional (Congreso de los Diputados) el pasado 7 de junio por una amplia mayoría de 408 votos favorables contra 87 votos en contra.

Tras su discusión en el Senado y si todo transcurre como previsto, se espera la promulgación de la Ley en coincidencia con la festividad nacional del 14 de julio. El análisis de la Ley de Programación Militar de Francia es de interés pues permite identificar prioridades y tendencias, así como los ámbitos donde conviene realizar los esfuerzos de inversión.

La primera Ley de Programación Militar que cubrió el periodo 1960-1964 fue el fruto de la visión del general De Gaulle de dotar a Francia de un marco legislativo plurianual que proporcionara una estabilidad en las inversiones de defensa y una garantía para dotar a las Fuerzas Armadas de las capacidades necesarias.

En aquel contexto histórico, era necesario lograr una capacidad de disuasión propia, debido a la proliferación de los arsenales nucleares de las superpotencias. Por ello, la primera LPM fue consagrada casi en exclusividad al armamento de disuasión, siendo además la única que ha sobrepasado la envolvente financiera de una manera muy significativa, llegando a exceder casi en un 50% de los recursos presupuestados inicialmente.

Las sucesivas LPM se han adaptado a las necesidades de los escenarios geoestratégicos de cada momento definiendo una envolvente – objetivo de inversiones. Además, han incorporado un cierto grado de flexibilidad, al permitir una revisión y ajuste de las partidas presupuestarias a mitad del Periodo de cobertura.

Pues bien, si aquella primera LPM puede ser calificada como la Ley de la disuasión nuclear, el proyecto de LPM 2024-2030, dotado con 413.000 millones de euros para el periodo, puede ser identificada como Ley de la credibilidad tal como recoge su preámbulo.

Y ello, por el aumento significativo de los recursos económicos que se pretende comprometer, los cuales permitirán incrementar un 33% el presupuesto de la precedente LPM 2019-2025, dotada de 295.000 millones de euros.

Se trata de un esfuerzo inversor muy ambicioso, ya que sobrepasará a partir del año de 2025 el 2% del PIB y además tendrá en cuenta los efectos de la inflación, aplicando un incremento anual de entre 3.000 y 4.000 millones de euros.

'Les prioritées'

La situación estratégica determinada por el incremento de la tensión en ciertos escenarios y de la incertidumbre a nivel global han llevado al Ministerio de Defensa de Francia a realizar una reevaluación estratégica que ha generado dos efectos contrapuestos.

Por un lado, un fuerte incremento de las inversiones, para completar la renovación de los sistemas en dotación y reforzar ciertas las capacidades como la capacidad nuclear, y los dominios de operación emergentes tales como el ciber, espacial, y los drones además de potenciar la innovación y las rupturas tecnológicas.

Por otro, se produce una disminución importante en el presupuesto destinado a las operaciones exteriores consecuencia del reposicionamiento estratégico, ejemplificado por la finalización de la operación de lucha contra el terrorismo en el Sahel (operación Barkhane), tras más de ocho años de duración (2014-2022).

Una especial prioridad es asignada a los dominios de la inteligencia con una dotación prevista de 5.000 millones de euros para equipar con capacidades específicas a l’Armée de Terre y a l’Armée de l’Air et de l’Espace.

Saltos tecnológicos

Con el fin de mantener o incrementar la superioridad tecnológica en los futuros escenarios de conflictualidad, Francia comprometerá la no depreciable cifra de 10.000 millones de euros en el periodo que abarca la LPM (2024-2030). Una apuesta decidida por los nuevos conceptos operacionales deberá plasmarse en la materialización de sistemas novedosos, tales como enjambres de drones y en la incorporación de las primeras unidades robotizadas antes de 2030. Con este fin, Francia apuesta por promover la acción concertada de la Base Tecnológica e Industrial de Defensa (BTID) desde el sector privado y la Agencia de Innovación de la Defensa (AID) desde el estamento público.

La sinergia buscada entre ambos elementos de este binomio pone de manifiesto la manera en que la BTID es un auténtico pilar estratégico de la potencia militar francesa y el apoyo decidido de sus instituciones sobre la misma y sobre el potencial de innovación del país en su conjunto.

Dominios de operación emergentes

Tres ámbitos son identificados en el esfuerzo de innovación: espacio, ciber y fondos marinos.

En cuanto al espacio, Francia continuará impulsando la superioridad en las capacidades vigilancia de observación, y captación de señales de la tierra (SEOT, SIGINT) desde el espacio, así como las capacidades de vigilancia y conocimiento de la situación en el espacio (SDA – Space Domain Awareness). Ahora bien, el salto de calidad, lo constituye la declaración del objetivo de dotarse de medios de defensa activa (lasers) con el objeto de dar protección especialmente en órbitas bajas (LEO). Tales armas capaces de “acción directa”, estarán basadas tanto en tierra como en el espacio.

El esfuerzo presupuestario para reforzar las capacidades espaciales para el periodo se cifrará en 6.000 millones de uuros. En lo referente al dominio operacional ciber, el objetivo marcado es de adquirir una capacidad robusta y resiliente, que permita asegurar el funcionamiento continuado de los sistemas críticos de la defensa y la interoperabilidad con los aliados.

Si bien el énfasis es acrecentado en las capacidades defensivas, la creación de un 'Polo de excelencia' en base a la École Polithechnique en concertación con la BITD y la Agencia de Innovación de la Defensa (AID) permitirán alcanzar capacidades de amplio espectro. Es decir, no se limitarán a la pura defensa pasiva de los activos y capacidades propias, sino que permitirá disponer de una capacidad de respuesta y por consiguiente de disuasión en un entorno caracterizado por la dificultad de atribución de las acciones hostiles.

Con este fin, 4.000 millones de euros serán invertidos en el periodo 2024-2030.

Una particularidad de la LPM es la caracterización del ámbito de los Fondos Marinos como un verdadero dominio de operación, de manera análoga al espacio exo-atmosférico, el ámbito ciber o el dominio 'informacional'.

El objetivo de la LPM es poder asegurar la libertad de acción para proteger activos e infraestructuras propias con el fin de defender sus intereses y asegurar la exploración y explotación de recursos submarinos. El medio para alcanzar este fin, lo constituirán las capacidades con las que se pretende dotar a la Marine Nationale, en forma de UUV (Unmmaned Underwater Vehicules -drones subacuáticos), robots y medios contraminas.

La visión del legislador es coherente con el hecho de que Francia sea el segundo país del mundo en superficie marítima, por detrás de Estados Unidos, con más de 10 millones de kilómetros cuadrados de Zona Económica Exclusiva (ZEE) y porque las ambiciones de potencias regionales emergentes con desarrollo de capacidades navales hagan necesario proteger los intereses que esta ahora descansaban bajo un aparente “mar de tranquilidad”.

Una Ley 360º

Aunque el elemento de financiación quizá sea el más importante de la LPM, hay que decir que no se trata de una mera ley de financiación militar. Su articulado recoge una serie de aspectos importantes, tales como el dimensionamiento de las Fuerzas Armadas, sostenimiento, racionalización de estructuras, recursos humanos, aspectos sociales etc.

En cuanto a la entidad de las Fuerzas Armadas, la Ley establece unos techos de 275.000 efectivos profesionales más 80.000 reservistas 'operacionales'. La relación 3/1 entre ambas categorías deberá alcanzarse en el largo plazo, ya que, inicialmente, se establece el objetivo de un reservista por cada dos militares profesionales en el horizonte de 2035.

Queda sin embargo fuera de la Ley la puesta en marcha del Servicio Nacional Universal (SNU). El SNU fue anuncio electoral del presidente Macron, concebido para ser un sustituto – sucedáneo del Servicio Militar concebido para incardinar los valores de la Defensa Nacional en cuerpo social.

Racionalización de estructuras administrativas, simplificación de procedimientos de gestión, transición digital, transición ecológica, medidas de apoyo a la vida militar, conservación de la historia y tradición 'des armées' son algunos de los muchos aspectos que recoge la Ley. Todo ello, permite calificarla como una verdadera Ley 360º.

El iter legislativo hace prever la aprobación de la LPM en una fecha tan significativa como el día de la fiesta nacional francesa del 14 de julio. El escenario geoestratégico actual ha propiciado que en España se hayan roto los tabúes tradicionales que han constreñido el aumento del presupuesto de defensa durante años.

Quizá el siguiente paso en nuestro país, sea seguir el modelo francés. Y de esta manera, poder celebrar algún día nuestra festividad nacional del 12 de octubre, con una Ley de Programación Militar española aprobada con el necesario respaldo político, que proporcione a las Fuerzas Armada y a la Industria un horizonte de estabilidad presupuestaria beneficioso para ambos.




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