El anuncio del suministro al fin de carros de combate occidentales (Challenger 2 británicos, Abrams estadounidenses y, sobre todo, Leopard 2 alemanes y de otros países europeos) ha llevado al Kremlin a buscar más medios para acabar con ellos antes de que se desplieguen en el campo de batalla, previsiblemente a partir de la primavera. De momento Rusia ya prepara el envío de helicópteros de ataque Mi-28NM, aunque su entrada en servicio estaba prevista para 2027; de carros de combate T-14 Armata, que aún se produce de forma experimental; de nuevos vehículos terrestres no tripulados (UGV) Marker, que van a ser empleados por primera vez en el campo de batalla, y hasta el pago, por parte de una empresa privada, de recompensas a los primeros que consigan dejar fuera de combate tanques occidentales.
Coincidiendo con el primer anuncio de un lote de carros de combate occidentales (14 Challenger 2 británicos) que irá en ayuda de Kiev, a mediados de mes, fue visto en Ucrania un Mi-28NM, que es un aparato que ya entró por primera vez en combate en Siria hace un lustro, de acuerdo con el portal Bulgarian Military. El medio recoge las impresiones del experto ruso Dmitry Litovkin sobre esta aeronave, de la que explica que “puede utilizarse en formación e interactuar rápidamente con otros helicópteros, drones y máquinas voladoras en el campo de batalla”. El helicóptero está equipado incluso con drones kamikazes (munición merodeadora). De momento, Rusia ya ha encargado un centenar de unidades de este modelo, que está previsto que entre en servicio en 2027, aunque ya ha sido visto en Ucrania dotado del nuevo misil guiado antitanque 9M120 Ataka, apunta la fuente.
Uso propagandístico
Otra arma aún más llamativa que se prepara para enfrentarse a los Leopard 2, Abrams y Challeger 2 occidentales, es el nuevo carro de combate T-14 Armata. Según la inteligencia británica, Moscú ya tiene listo un pequeño lote de ellos para enviarlos al frente, aunque aún duda si los acabará utilizándolos, por reservas sobre su estado técnico. El nuevo carro de combate aún no está del todo listo, según la fuente, que recuerda que el Ministerio de Defensa ruso describió en 2021 la producción prevista de carros Armata para 2022 de lote experimental. De ahí que la inteligencia británica crea que su envío a la guerra en Ucrania tendrá principalmente fines propagandísticos. Su uso práctico en los combates aún resulta muy arriesgado para el ejército ruso, apuntan los servicios británicos.
Más singular es el envío de vehículos terrestres no tripulados (UGV) Marker este mes de febrero anunciado por Dmitry Rogozin, asesor militar y ex director general de la agencia espacial rusa Roscosmos. “Cuando comiencen las entregas de los tanques Abrams y Leopard 2 a las tropas ucranianas”, según las palabras de Rogozin recogidas por Eurasian Times, el UGV “Marker recibirá una imagen electrónica adecuada y podrá detectar y atacar automáticamente los tanques estadounidenses y alemanes con misiles anticarro (ATGM)”. Este UGV, desarrollado por la empresa Android Technique y que de momento aún no se ha utilizado en combate, está preparada para localizar objetivos a 15 kilómetros de distancia, según la fuente. Rogozin ha precisado que este mes se entregarán en concreto cuatro de Marker para su despliegue en la disputada región del Donbass, tanto en versión de reconocimiento como de ataque.
La primavera despejará dudas
Junto a todo lo anterior, Rusia ha pensado en una vía pecuniaria para contrarrestar la llegada de los carros occidentales: la entrega de recompensas a los primeros militares que destruyan o capturen alguno. En concreto, según Reuters, el primer soldado que deje fuera de combate a uno de estos tanques recibirá cinco millones de rublos (más de 65.000 euros al cambio actual) de manos de la empresa rusa Fores, fabricante de propulsores para la industria energética. Los siguientes serán compensados con 500.000 rublos por cada carro (6.500 euros). La iniciativa va en realidad más allá. Los responsables de Fores ya han anunciado que compensarán con 15 millones de rublos (197.000 euros) por la eliminación de aviones de combate de fabricación occidental que puedan acabar llegando al frente (extremo que aún no se ha acordado).
De momento, como ocurre también con los propios carros de combate occidentales, ninguno de estos sistemas está operando realmente en el frente ucraniano. La primavera despejará las dudas sobre las nuevas formas de combate que previsiblemente se emplearán en esta guerra.