Tal día como hoy, 1 de noviembre, pero de 1625, una flota formada por marinos ingleses y holandeses llegó a las costas de Cádiz con el propósito de tomar la ciudad. Este enfrentamiento se produjo un año después de la firma del Tratado de Londres que incorporaba a Reino Unido a la guerra neerlandesa contra la corona española y que duró hasta el año 1648. La batalla finalizó con victoria para las defensas españolas.
Los atacantes, bajo el mando de Edward Cecil, acudieron a Cádiz con 105 barcos que transportaban a 10.000 soldados y 5.400 marineros. Por su parte, las defensas españolas contaban con unos 6.300 hombres bajo las órdenes del gobernador de la ciudad, Fernando Girón, y del duque de Medina Sidonia.
La batalla se caracterizó por la mala organización de la flota aliada. Cuando los navíos británicos y neerlandeses fueron avistados, había unos diez galeones españoles anclados en la bahía, algo que no esperaban los hombres de Cecil. Las órdenes iniciales consistían en atacar desde la distancia, sin embargo, al ver a los galeones, algunos de los navíos se lanzaron al ataque con la intención de tomarlos. Durante este avance, los galeones fueron a refugiarse en la bahía. Este movimiento desestabilizó el ataque y propició la pérdida de varios navíos de la flota angloneerlandesa, sin embargo, la superioridad de las tropas de Cecil por mar hizo que lograsen abrir una brecha por la que desembarcaron las tropas.
Hasta 8.000 soldados británicos y neerlandeses asaltaron la ciudad. Las tropas gaditanas decidieron retirarse y reunirse con los refuerzos que llegaban de ciudades cercanas. Incluso con esas tropas de refuerzo, el ejército español se quedaba lejos del número de efectivos enemigos, por lo que decidieron esperar para la ofensiva. Por su parte, los atacantes habían desembarcado sin llevar apenas provisiones y, en un intento por hacerse con ellas, iniciaron un saqueo de la ciudad en el que encontraron grandes cantidades de vino.
La debilidad de los soldados que habían hecho un largo viaje por mar, unido a la falta de suministros y la borrachera causada por el vino en muchos de ellos, obligó a Cecil a llevar de nuevo a sus tropas a los navíos y retirarse de la ciudad.