Tal día como hoy, 24 de octubre, pero de 1648, se firma la segunda parte de llamada Paz de Westfalia con la rúbrica del tratado de Osnabrück, con el que se puso fin a la guerra de los Treinta Años, una contienda en la que intervinieron las grandes potencias europeas en numerosos conflictos.
En este contexto, España estuvo implicada en la guerra contra el Reino Unido entre los años 1625 y 1630, la guerra franco-española (aunque esta contienda no finalizó con la firma del tratado), y el conflicto español contra los países bajos, que también se enmarca dentro de la guerra de los Ochenta Años, la cual terminó solo unos meses antes, el 30 de enero de ese mismo año, con la firma del tratado de Münster.
En la firma de los tratados participaron el Sacro Imperio Romano Germánico con sus príncipes aliados, la monarquía hispánica, los reinos de Francia y Suecia y las Provincias Unidas de los Países Bajos.
El rey de España, Felipe IV, dio instrucciones al secretario Francisco de Galarreta en el año 1843 para iniciar las conversaciones de paz con los neerlandeses. España no lograría restaurar su poder sobre los territorios al norte del delta del Mosa y del Rin y, a su vez, los neerlandeses no conseguirían conquistar las provincias del sur. La derrota española en Flandes en el año 1639 fue fundamental para el inicio de las acciones de paz.
Como resultado de la firma, los Países Bajos consiguieron la independencia de sus siete provincias, se alzaron como una potencia mundial gracias a su poderosa armada y experimentación un gran incremento económico y cultural. Para España, la independencia neerlandesa supuso una gran pérdida de prestigio, además de la pérdida económica que había supuesto el mantenimiento de la guerra durante un periodo tan extenso.