Tal día como hoy, 26 de agosto, pero de 1702, un grupo de tropas inglesas y neerlandesas desembarcaron en Andalucía durante la llamada batalla de Cádiz en el marco de la Guerra de Sucesión Española. La contienda comenzó oficialmente el día 23 de agosto en un enfrentamiento naval que duró tres días hasta que los atacantes encontraron una vía por la que tomar tierra. A pesar de este desembarco y de los saqueos que llegaron después, los españoles salieron victoriosos del conflicto.
El desembarco resultó un pequeño desastre para los atacantes, el viento no era favorable y la violencia marítima, unida al fuego español desde cuatro cañones bien situados hicieron que 25 de las lanchas de desembarco se perdiesen junto con la vida de 20 soldados. El ataque resultó complicado debido a la buena disposición de las fuerzas defensivas españolas. Sin embargo, el general inglés James FitzJames Butler, segundo duque de Ormonde, seguía empeñado en tomar la ciudad o, al menos, desembarcar para convencer a la población de que se sublevase contra Felipe V en favor de George Louis of Hessen-Darmstadt, conocido como el príncipe Jorge.
Unos saqueos cruciales en la contienda
Con serias dificultades, los atacantes lograron desembarcar. Tras hacerlo iniciaron una maniobra hacia la ciudad de Rota, situada al norte. Para su sorpresa, la ciudad no estaba defendida. Así, comenzaron a difundir un manifiesto a partir del cual se solicitaba a los ciudadanos que se declarasen a favor de la Casa de Austria. La respuesta del pueblo fue tibia, la mayoría permanecía fiel a Felipe V debido, en parte, a que las autoridades, previamente, habían amenazado con que la deserción se pagaba con la horca.
Algunos de los soldados y oficiales atacantes aliados, bien situados y en una posición de seguridad, decidieron iniciar una serie de saqueos tanto en comercios como en conventos e iglesias. Esta actitud no gustó nada al príncipe Jorge, pues lo que propició fue que la población local no tuviese en demasiada consideración a los asaltantes, por lo que la mayor parte de la población decidió no desertar. Estos saqueos, fueron, pues, el desencadenante de su propia derrota.
La población andaluza no se sublevó, finalmente, contra Felipe V como esperaba el príncipe Jorge, lo que propició, tras una larga campaña de casi un mes, la retirada de sus tropas de Cádiz el día 19 de septiembre.