Poco después de comenzar la invasión rusa de Ucrania, el pasado 24 de febrero, algunas voces clamaron desde Estados Unidos por facilitar aviones de ataque a tierra A-10 a Kiev. Este modelo, operativo desde 1977 únicamente en las fuerzas armadas estadounidenses, es un potente vector para eliminar blindados en el campo de batalla. La peligrosa escalada bélica frente a la fuerza nuclear de Moscú y las dificultades para la Fuerza Aérea ucraniana de operar con un aparato con el que no está familiarizado dejaron en meros comentarios esas peticiones. Ahora, sin embargo, cinco meses después del inicio de la guerra, la posibilidad vuelve con fuerza, esta vez por parte directamente de destacados miembros de la Fuerza Aérea norteamericana (USAF). Su jefe de Estado Mayor, el general Charles Q. Brown, ha apuntado la necesidad de que Ucrania comience a abandonar el uso de aviones de combate de la era soviética para reemplazarlos por “algo no ruso”.
Tras estos comentarios, realizados en el Foro de Seguridad anual de Aspen, en el estado norteamericano de Colorado, el propio secretario de la USAF, Frank Kendall, fue interrogado por la posibilidad de que entre esas nuevas aeronaves que se podrían hacer llegar a Ucrania fuesen A-10, lo que no rechazó de plano, tal y como recoge el portal estadounidense The War Zone.
Preguntado directamente sobre el envío de este modelo de ataque a Ucrania, Kendall ha respondido que “los sistemas estadounidenses más antiguos son una posibilidad”, tras haber comentado que el “venerable A-10 no es un sistema que vayamos a necesitar contra el tipo de adversarios que más nos preocupan ahora”. De hecho, la USAF ha pedido autorización para retirar el año que viene 21 de estos aparatos.
En alusión al potencial interés ucraniano sobre estos aviones, el secretario de la USAF ha añadido que en su departamento están “dispuestos a discutir con ellos sobre cuáles son sus necesidades y cómo podríamos satisfacerlas”.
Aparatos búlgaros y eslovacos
Miembros de la Cámara de Representantes estadounidense votaron la semana pasada para incluir financiación que permita el entrenamiento de pilotos de combate ucranianos en los presupuestos de 2023, lo que les permitiría familiarizarse por sistemas que no les son familiares, como el A-10.
Los aliados occidentales que prestan ayuda militar a Ucrania frente a Rusia llevan desde el inicio de la contienda buscando vías para suministrar aviones de combate a Kiev sin que se produzca una escalada que podría llevar a una confrontación nuclear. Finalmente, tras semanas de tanteos, y en un contexto de creciente nivel del armamento suministrado, Ucrania comenzó a recibir aeronaves de este tipo, según reveló veladamente el secretario de prensa del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, el pasado abril. Posteriormente, trascendió el suministro de 14 cazas Su-25 de origen búlgaro, desmontados y a través de terceros, y Eslovaquia se ha comprometido a proveer a Kiev de su flota de 12 aviones de combate MiG-29 Fulcrum, que va a sustituir con otros tantos F-16 encargados a Estados Unidos.
Adiestrados en unos meses
Esta semana, además, un grupo de senadores estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, han instado al Departamento de Defensa del país a que considere incluir aviones de combate de cuarta generación y entrenamiento de pilotos en el próximo lote de ayuda militar para Ucrania, informa Fox News.
Sobre la necesidad de formar a los pilotos ucranianos en el manejo de aviones de fabricación norteamericana, incluidos los A-10, la cadena recoge declaraciones de funcionarios tanto estadounidenses como ucranianos, familiarizados con este ámbito, en las que afirman que esos militares son “más que capaces” de alcanzar en meses el adiestramiento preciso para manejar esos aviones occidentales de cuarta generación.