¿Cuáles son las prioridades de las FAS para los nuevos 7.000 millones que propone el Gobierno?
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¿Cuáles son las prioridades de las FAS para los nuevos 7.000 millones que propone el Gobierno?

La compra del F-35B, la renovación de la patrulla marítima o el Vehículo de Apoyo de Cadenas, son algunas de las necesidades
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado un incremento de la inversión en Defensa para alcanzar el compromiso del 2% del PIB alcanzado por los países de la OTAN hace ya ocho años en la cumbre de Gales. Un compromiso, por cierto, al que hasta ahora políticos de uno y otro lado consideraban poco menos que imposible.

Si damos por bueno que el gasto actual -que no presupuesto- de España en Defensa ronda el 1,4% del PIB, la cifra que aportó el presidente y que también da el SIPRI, para llegar a ese famoso 2% el Gobierno debería inyectar en el Ministerio de Defensa unos 7.200 millones de euros, teniendo en cuenta el producto interior bruto de 2021. La intención del Ejecutivo es que este incremento ya comience a materializarse en el presupuesto del año que viene, cuyo borrador empezará a diseñarse pronto para que esté listo en septiembre.

La pregunta que inmediatamente viene a la mente es, ¿qué prioridades tienen las Fuerzas Armadas en cuanto a material? En la posible Carta a los Reyes Magos entrarían programas como la adquisición del caza F-35, sobre todo, para la Armada, de la que tanto se habló a finales del año pasado; la llegada de un Vehículo de Apoyo al Combate (VAC) para el Ejército de Tierra; o la renovación de la patrulla marítima en el caso del Ejército del Aire. Las prioridades estarán alineadas, en todo caso, con las necesidades que establece el Objetivo de Capacidades Militares elaborado por Estado Mayor de la Defensa (Emad), tras escuchar a los Ejércitos y la Armada.

Estas son algunas de las necesidades identificadas:

-Caza F.35. La Armada considera prioritario el relevo de sus veteranos aviones de combate Harrier para no poder la capacidad de proyección a tierra. Como adelantó Infodefensa.com, a finales del año pasado, la Armada comunicó que necesita un máximo de 12 aviones F-35B para sustituir a una flota de igual número de Harrier que no aguantarán más allá de 2030. Esta versión del F-35, con capacidad de despegue y aterrizaje vertical, es la única en el mercado en la actualidad diseñada para operar desde el LHD Juan Carlos I.

-Actualización de las fragatas F100. Con las fragatas F110 casi en la grada del astillero de Ferrol, la actual punta de lanza de la Armada, las cinco fragatas F100piden una actualización, justo cuando están llegando a la mitad de su vida. Esta modernización deberá incluir una actualización del sistema de combate basado en el Aegis estadounidense y mejoras para responder eficazmente a las amenazas al menos dos décadas más.

-Flota de buques hidrográficos. La Armada también apuesta por la renovación de su flota de buques hidrográficas, dedicados a la actualización de las cartografías náuticas en España. El programa ya en marcha, aunque sin presupuesto todavía, contempla la necesidad de adquirir tres nuevos buques y cinco lanchas para reemplazar barcos como el Malaspina, el Tofiño o el Antares, con casi medio siglo operativos.

-Modernización del Leopardo. Después del lanzamiento del VCR 8x8, el Ejército de Tierra tiene por delante el desafío de actualizar una numerosa flota de blindados que están hacia la mitad de su vida operativa, para adaptarlos a los escenarios del futuro. Uno de los modelos que se encuentra en esta situación es el carro de combate Leopardo. En este caso, el Ejército de Tierra tiene claro, y lo ha manifestado en diferentes foros, que el futuro del carro pasa por una mejora de la protección para hacer frente a nuevas amenazas como los enjambres de drones y a nuevos escenarios como el combate urbano que estos días vemos en Ucrania, en el que un simple lanzagranadas puede acabar con un blindado. El Ejército también quiere aumentar la disponibilidad de su flota de Leopardo.

-Vehículo de Apoyo al Combate (VAC). Tierra ya ha comenzado a dar de baja parte de su obsoleta flota de Transporte Oruga Acorazados (TOA). El plan contempla la retirada de más de la mita de los vehículos en servicios, pasando de las 1.250 plataformas a unas 600. El sustituto será el nuevo Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC). Aunque el programa está en fase de definición, el Ejército tiene claro que necesita un vehículo con protección, algo de lo que carece el TOA, para apoyar a unidades dotadas con el blindado Pizarro y el carro de combate Leopardo.

-Artillería antiaérea. Buena parte de los medios de artillería del Ejército están al final de su vida operativa. El mejor ejemplo quizás es el sistema Hawk, con más de cincuenta años de servicios, que a falta presupuesto para su sustitución, ha sido actualizado para que continúe en funcionamiento al menos otros cinco años. Pero, sin duda, la principal necesidad ahora mismo en esta área es recuperar la artillería de cohetes, una capacidad perdida en 2011 con la retirada del sistema español Teruel. La Dirección General de Armamento y Material ya ha recibido una propuesta de Expal para el desarrollo de un sistema nacional de lanzacohetes, con el apoyo de un tecnólogo extranjero.

-Guerra electrónica. La Fuerza Aérea tiene pendiente recuperar sus medios de guerra electrónica e inteligencia. Ambas capacidades no han hecho más que retroceder en los últimos años con la retirada hace ya siete años de Boeing 707 de guerra electrónica, conocido como La Reina del Espectro, y de la flota de Falcon 20. Hoy, el Ejército del Aire no tiene aviones específicos para estas misiones. El grupo que opera estas aeronaves acaba de desaparecer y, en su lugar, se ha creado el Centro de Inteligencia y Targeting (Cintaer).

-Patrulla marítima. Otra de las prioridades del Ejército del Aire es la renovación de los aviones de patrulla marítima. Y quizás es de las más urgentes de las Fuerzas Armadas. Es tan urgente que el Ministerio de Defensa ya llega tarde. Los tres P.3 Orion que quedan en servicio no aguantará más allá del próximo año y todavía no hay relevo a la vista. Desde hace meses está pendiente la firma de un contrato con Airbus para la compra de cuatro nuevos C-295 en la configuración de patrulla marítima.

Expertos coinciden en que un incremento de estas características, aplicado sobre el presupuesto base del Ministerio de Defensa que ronda los 11.000 millones -después hay que añadir otras partidas-, también debería estar acompañado por un importante aumento del personal, sobre todo, en el área financiera y en programas -si es que el dinero va a compras-, junto con alguna que otra reorganización en el organigrama, para gestionar ese flujo de forma eficiente.

En el último año, hay que recordar, el Ministerio de Defensa ha puesto en marcha o recibido el visto bueno de Hacienda para impulsar programas de adquisiciones por 11.000 millones de euros, un dinero que será desembolsado en anualidades de aquí a bien entrada la década de 2030. En ese listado están: la segunda fase del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), tres aviones de reabastecimiento en vuelo MRTT, un lote de 36 helicóptero H135, la modernización del helicóptero Tigre, 12 RPAS Euromale, más apoyo logístico; un buque de acción marítima de intervención subacuática, una veintena de cazas Eurofighter para Canarias, y actualizaciones para la flota de Eurofighter ya operativa.

Pero como hemos desgranado después de una década pérdida, entre prácticamente 2010 y 2020, todavía quedan muchas necesidades por cubrir.




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